OPINIONES
Y COMENTARIOS
Julio Ricardo
Blanchet Cruz
·
¡Son
chingaderas!...
Acabo de recibir un correo, en el que,
detalladamente se expone el justo calificativo sobre lo que ganan los diputados
quienes supuestamente representan al pueblo. Prestaciones y cosas que
sinceramente ignoraba; pero que confirmé con un conocido que lo fue en alguna
legislatura. Pero agregó que no todo es
cierto, o cuando menos, no lo era. Sin
embargo, no se puede negar que nos cuestan demasiados millones...
Pudiendo sumar a ello, eufemísticamente
hablando, que son hijos de una tía, es decir, que no tienen madre...
El correo invita a reenviarlo a 10
contactos para hacer una cadena y unidos todos, deshacernos de la bola de
maleantes que nos gobiernan. Salvemos a
nuestro México, reza la leyenda...
Como no creo en la democracia; y lo que
dice de los diputados es cierto, lo reenvié para no romper la cadena; además de
que el escrito termina con que, son chingaderas si no lo reenvías. Pero...
Sí, está bien, que se vayan los corruptos
que han saqueado y se han burlado del pueblo desde siempre. Pero hay un problema real. ¿A quiénes vamos a poner? si todos están
tocados de la mano de la corrupción.
Sólo hay que ver dónde y cómo viven,
para entender que sus fortunas son mal habidas...
Y como ese dinero mal habido trae consigo
la maldición de que no alcanza; tienen necesidad de seguir robando. Hay que entender y aceptar que el camino de
la democracia no funciona. Visto
está. De nada va a servir que se vaya a
nuevas elecciones. Son los mismos. No hay más.
Y todos son corruptos...
Desde que recuerdo, siempre se ha clamado
para que los gobernantes sean gente honrada; y cuando por fin encuentran uno,
como garbanzo de a libra, lo atacan porque no es corrupto. Que es lo que sucede en Veracruz con el
Secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, que pasó por la Dirección de
Aduanas y todavía no se ha dicho una sola palabra que ponga en duda su
honestidad...
A muchos les consta, entre ellos a mí,
que a Ricardo Ahued le han costado dinero los cargos que ha tenido
dentro de la función pública; y lo ha sacado de su bolsa. Quienes lo atacan es por consigna de los que
quieren el cargo para hacer de las suyas.
Pero regresemos...
¿A quién o a quiénes ponemos?...
Y la respuesta es: ¡A nadie!
Poner a alguien lleva consigo un
compromiso. Y aceptarlo, igual.
Que se pongan ellos mismos. Solo tienen que cumplir los requisitos y
pasar el examen.
¿Examen? ¿de qué o para qué? Y quien se
los va a poner.
Los exámenes serían de laboratorio que
certificaran su completa salud. Si está
enfermo de algo, no califica, porque los enfermos piensan como enfermos. Son un fastidio. Y alguno de mis tres amables lectores ha de
haberlo corroborado. No es que no se les
quiera, se les considera; pero dan mucha lata; y, además, en la mayoría de los
casos se encajan y agarran a alguno de su puerquito...
Y el segundo requisito, es que tengan de
80 años para arriba. Hombres o mujeres,
desde luego. Ellos son los que decidirán
el rumbo de la Nación. Y, seguro estoy,
su meta no será el dinero...
Está bien. Esa es la solución. Pero como tumbar a estos, es la pregunta que
se hacen...
Pues no comprando comida chatarra...
¿Nada más con eso?...
Sí, nada más con eso. El impacto económico sería terrible...
Todos quieren un cambio, quieren otro
México. Pero México somos nosotros;
luego entonces, los que tenemos que cambiar somos nosotros. Y ese es el problema, no quieren cambiar. Como los enfermos; sin duda quieren sanar,
quieren que los curen, pero no quieren curarse ellos mismos llevando una dieta
adecuada. Y así, pues no puede haber
ningún cambio. No se puede pretender
llegar a una meta distinta, siguiendo por el mismo camino.
Ya de salida...
Me ha tocado estar con el Ejército en
algunos desastres; y créanme, mis tres amables lectores, cada vez que el
Presidente, el Gobernador, o al Alcalde, se les ocurre hacer acto de presencia -para
publicidad, porque no sirven de nada y para nada- todo se trastoca...
Solo estorban. Hay que recibirlos y cerrar vías para que
puedan llegar y sacarse la foto y el vídeo. Meterse con el agua hasta las rodillas, es de
sus preferidas. Tienen una idea de lo
que cuesta mover a los presidentes; y todo para que vayan a decir que están
presentes y que nadie será olvidado...
Antes, cuando el Presidente iba a
cualquier Estado, se hacía fiesta, pues llevaban buenas noticias. Hoy lo hacen para medir su aceptación. Y a la señora Claudia no muy la
quieren. En Poza Rica no la dejaron ni
hablar. A tal grado que, evidentemente
molesta, tuvo que retirarse sin atender las demandas de los ahí presentes...
Y por si algo faltaba al descrédito de la
T de 4ª, ya se dio a conocer que otro
hermano del nefasto líder del cártel de Macuspana, de nombre José Ramiro
López Obrador secretario de Gobierno desde el AA, tiene 13 ranchos.
Y nos vemos mañana si el Sol me presta vida.
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