OPINIONES Y COMENTARIOS
Julio Ricardo Blanchet Cruz
DiarioLibertad
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“Nada
se cree tan firmemente, como lo que menos sabemos”…
Mientras por un lado, el
presidente Trump interviene para que haya paz en Ucrania, donde los
soldados de Zelensky han comenzado a deponer las armas. Y reportan
de mercenarios colombianos que, al no querer rendirse, pues sabían lo que les
esperaba en un juicio y una sentencia de pena de muerte, se confrontaron y fueron
eliminados…
A la total rendición, el
siguiente paso es llamar a elecciones “libres”, en las que siempre gana el
candidato pro yanqui que defiende sus intereses. Pero…
En otro lado del mundo, el
mismo presidente Trump, autorizó una acción a gran escala con bombardeos,
drones y toda la cosa -que es lo que hoy se estila y que al parecer ya ha
empezado- contra los hutíes en Yemen, previamente calificados por Washington
como una organización terrorista -para que sepan lo que les espera a los de
aquí- también para defender los intereses de ellos por allá…
Y les advirtió que su
tiempo ha terminado y que, si no cesan sus ataques, “el infierno lloverá sobre
ellos, como nunca antes habían visto”. De paso, le advirtió a Irán que de
inmediato deje de apoyarlos y que los estará vigilando. Pero aún dejó en suspenso la intervención militar
en México…
Cabe mencionar, que entre
las armas que han abandonado los ucranianos, están tanques, vehículos
artillados y obuses, casi todos de fabricación americana y uno que otro de origen
australiano, así como los tanques suecos que enviaron al conflicto; por lo que
han avisado a las respectivas embajadas en la ONU, para que vayan a recoger el
tiradero que dejaron.
Cambiando de tema…
¡Andan desatadas!
Saliendo de casa, me tope con una “peregrinación”
de no más de dos docenas de personas -supongo más adelante se irían uniendo más-
que seguían devotamente a una mujer quien al frente llevaba una cruz de
considerable tamaño; y según decía la pancarta, oraban por la paz en el mundo…
Más adelante, cuando le
daba de comer a mis hermanos de cuatro y de dos patas, porque entre caballo,
vacas, gatos y perros, hay gallos y gallinas, se detuvo un hombre joven quien
iba acompañado de un muchacho, me saludó chuleando a mis animales y me dijo que
si podía dejarme una información. Me acerqué
y le pregunté de qué se trataba, pensando que sería propaganda política; pero
me dijo que era una invitación para asistir a un acto de un santo…
Cortésmente le agradecí
la intención de darme el folleto, pero le dije que yo tenía otras creencias. También cortésmente me dio las gracias por mi
sinceridad y deseándole buen camino, se retiró.
Pero al rato, por ser sábado y día de paseo junto al río, un gripo de
personas pasó por enfrente y una señora me saludó muy amablemente…
Yo les vi la pinta de
Testigos de Jehovah o algo así, pues llevaba portafolios colgando del hombro y
simpatizó con que le diera de comer a los bichos, debo decir, que les doy de
comer, no que les llevo la comida, que son dos cosas bien distintas. Para mí darles de comer y cepillarlos es un
gusto como pocos…
El caso es que me empezó
a hablar de Jesucristo y le dije que yo tenía otras creencias. ¿En qué cree usted? me preguntó. Y le respondí que en mí. Lo que le sorprendió. Por lo que le dije que si tenía una moneda de
un peso que me pudiera dar. Se sorprendió
aún más. Me dijo que no tenía monedas, pero
me dio un billete de 50 pesos. Se lo
acepté, dándole las gracias…
Y en seguida le pregunté,
si me podía dar un millón de dólares. Sonrió y me dijo que no. Le pregunté por qué no me lo podía dar; y me
dijo que porque no lo tenía. Al tiempo
que le devolví su billete, le dije que quedara bien claro que nadie puede dar
lo que no tiene. Y que consecuentemente
no tiene sentido creer en nada, mientras antes no se crea en uno mismo…
Me habló de que habían
los científicos descubierto el Arca de Noé, en la que el protagonista subió a
bordo una pareja de todos los animales del mundo, incluyendo a los pingüinos de
la Antártida que vaya que se aventaron una larga travesía para poder llegar a
tiempo al Arca…
Haciendo
recordar las palabras de Michel de Montaigne
(1533 - 1592) “Nada se cree tan firmemente, como lo que menos sabemos”.
Y
nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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