Julio Ricardo Blanchet Cruz
DiarioLibertad@gmail.com
· Si
se lo proponen; seguro que lo logran…
Yo le creo al súper policía Omar
García Harfuch -y está bien eso de ser feminista a conveniencia, pero
también tuvo padre y por eso es GARCÍA Harfuch- y coincido plenamente con él,
en su opinión de que el Rancho Izaguirre era un centro de entrenamiento. Más o menos como una Universidad muy exclusiva
para aprender cómo desaparecer a las personas…
No podían, ciertamente, expedir
títulos que avalaran el aprendizaje y su paso por sus azarosas aulas; además de
que el curso completo no lo tomaron, toda vez que dejaron un tiradero que
fácilmente podían haber recogido y dejando todo como nuevo. Pero no tuvieron tiempo. Podrían alegar que esas eran las intenciones;
pero el “soplo” hizo que salieran de prisa…
Infortunadamente ya no cuentan con el apoyo del
ex gobernador Alfaro, que quién sabe por dónde ande; pero sí del
gobierno federal, que se encargó de darle una “chaineadita” al Ranchito, para
que la teoría del campo de entrenamiento tuviera sustento; y desaparecieron,
como por arte de magia, todas las muchas evidencias que había -con hornos y
toda la cosa- que infortunadamente -infortunadamente para ellos- ya habían sido
video grabadas y fotografiadas exhaustivamente por quienes llegaron antes al
lugar. Y que ahora son víctimas de una
campaña de desprestigio. Pero…
Los cientos de pares de zapatos, los
hornos, la ropa, las credenciales, todo desapareció para que García Harfuch
le informara a la señora Sheinbaum que era un campo de entrenamiento;
que no de exterminio, como lo puso en su primera plana The New York Times. Pero García Harfuch no estaba
mintiendo, se entrenaban para torturar y matar.
Como la torturada que debieron darle a José Gregorio “N”,
conocido como “El comandante Lastra”, para que “confesara” lo del
centro de adiestramiento…
Podrían decir que era el Rector de la
Universidad del Exterminio; pero, la verdad, es que nadie se los creería. Es una pena decirlo, pero los hechos los
desmienten y los exhiben como mentirosos, ya sin ningún tipo de credibilidad. Y eso que el sexenio apenas empieza; pero como
que tiene todas las trazas de seguir los pasos de la penosamente convulsa Argentina
y su experiencia con las gobernantes femeninas que han tenido. Y cómo se han seguido los pasos de Colombia
en cuestiones de violencia…
Hace 25 o más años, cuando decía por
Radio Universidad Veracruzana, que nos estábamos colombianizando, se
escandalizaban. Y sólo hay que ver cómo
estamos hoy, cuando la violencia, siempre de la mano de la falta de salud y por
consecuencia, la degradación social, está imparable…
Estamos tan mal, que las Autoridades vociferan
y cacarean que la violencia ha disminuido.
“Hoy ya no son tantos como antes” -pero nada más el pasado
fin de semana fueron 273 los asesinados- Y no comentemos de los desaparecidos,
que en promedio son 14 cada 24 horas, sin que se vuelva a saber de ellos nunca más…
¿Culpa de los Gobiernos? En parte sí,
pero la salud de un pueblo no es solo responsabilidad del Estado. Es también responsabilidad de los padres,
especialmente, de las madres, que son las que finalmente dan de comer. Y son las que pueden evitar que sus hijos,
desde pequeños y por comodidad, se acostumbren a la comida chatarra. Y ese es el problema de fondo. Todos somos el resultado de lo que hemos
comido. Y por eso somos una sociedad chatarra…
En Finlandia, cuando una mujer se embaraza,
se le tienen consideraciones especiales en su trabajo. Y al parir, durante 3 años recibirá el mismo
sueldo y podrá regresar al mismo cargo que tenía antes. Pero hay más.
Si decide quedarse junto a su hijo durante 7 años, entonces a partir del
tercero, recibiría la mitad de su salario. Si eso se aplicara en nuestro México, seguro
que tendríamos mejores gobernantes. Pero…
Oficialmente, cuando menos por ahora,
no hay posibilidades de llevar a cabo una norma de ese tipo. Sin embargo, las mujeres son extraordinarias,
sí se lo proponen, seguro que lo logran. Y
nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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