Julio
Ricardo Blanchet Cruz.
DiarioLibertad@gmail.com
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Ya era hora; de despertar...
Son unos tramposos. Hagamos una nueva democracia que no se
demuestra en las urnas, sino con los hechos...
Saben qué, amables lectores, vayan a
votar o no, todo está arreglado: Y
todavía se va a dar el lujo de dar los resultados dentro de un mes. Digo, para arreglar bien las cosas, antes de
darlas por buenas...
El que la Ministra Presidente de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Doña Norma Piña, no se haya
levantado de su asiento cuando él llegó, ofendió su machista egolatría, de tal
manera, que le hizo maquinar su venganza; pues a tiro por viaje, habló de la corrupción
del Poder Judicial...
El video del tabasqueño, donde arenga
a un zócalo lleno de gente, para que sea el pueblo el que elija a sus jueces,
es claro. Pero los aplausos no se hicieron
esperar. Lo advirtió. Advirtió lo que se proponía hacer; hay que
reconocerlo. Como también es cierto que
en su momento nadie significativamente protestó sus locuras...
Lo indiscutible es que acarreado$ o
no acarreado$, la democracia es la mayoría; aunque se conviertan en prostitutos;
en prostitutos de la democracia. Es decir, que vendieron a la República por
unos centavos; que, además, no les van a alcanzar para nada. Porque lo poco o mucho que les repartan sus
líderes, que se quedan con la tajada grande, el dinero mal habido, nunca
alcanza. Y eso no es una maldición, es
un hecho que así sucede siempre...
Y todo se lo debemos, a quien algunos
maldicen y otros bendicen. En lo
personal, no voy con unos ni con otros; porque todo se regresa. Yo quiero, públicamente, darle las gracias a Andrés
Manuel López Obrador. Porque gracias
a él, sus arbitrariedades y su enfermiza necesidad de reconocimiento, es que ESTAMOS
TOCANDO FONDO. Y había que tocarlo
para poder resurgir...
No obstante, la mayoría, aún la comprada,
está en desacuerdo con lo que pretenden hacer estos individuos con el Poder
Judicial...
Pero se puede demostrar que ellos no
son la mayoría. Y la democracia es la
mayoría...
Si esa mayoría opositora se propone
demostrarle al gobierno que no está de acuerdo, pues hay que demostrarlo con
los hechos. Pero no con plantones o
manifestaciones, nada de eso les importa; y si tienen que utilizar la fuerza
pública, lo harán, no lo duden. Lo único
que les interesa es el dinero...
Así son los dictadores, enfrentan a
la sociedad, unos contra otros. Son, diríase, cobardes que no dan la cara. Por algo el siempre ejemplarmente recordado Don
Pepe Múgica, nunca necesitó quien lo cuidara. Pero regresemos...
La mayoría es la democracia. Y hay modo de demostrarle al gobierno que la
mayoría no aprueba sus reformas al Poder Judicial. No irán a las urnas porque es perder el
tiempo. No fueron pocos en mi encuesta
personal con mis tres amables lectores, quienes dijeron que votarían por Doña
Norma Piña. Muy bien, pero se necesita
la mayoría...
Y todo sin exponerse; ni siquiera al
señalamiento o la censura. Todo sin
salir de casa. No habrá que hacer colas,
ni berrinches ante el evidente fraude.
Ni la disculpa que yo no voté, y por eso ganaron. Todo está arreglado. Si la mayoría, la verdadera democracia. Aún los que recibieron dinero o amenazas de
despido para ir a votar a fuerzas, están en contra, no tienen que decirlo ni
exponerse a que los corran...
Solo hay que demostrar con hechos
significativos que son la mayoría. ¿Cómo? Pues dándoles donde verdaderamente
les duele, es decir, en el dinero...
Si los inconformes con la destrucción
de la República no están de acuerdo -y de paso quieren ver por su salud- dejan
de comprar Coca-Cola y de comprar cigarros; y van a ver lo que sucede
mientras estos arreglan su fraude dizque democrático; que seguro ante la
presión, lo dictaminarán antes...
Pero si no se cede ¿ya saben quiénes
van a ganar? Querían y presumen jugar a
la democracia; pues se pueden enfrentar a la verdadera voluntad de la mayoría...
Ahora bien, si no son capaces de ver,
primero por su salud; y de paso por la República, entonces no se quejen. ¿Que costará trabajo? desde luego, nada es fácil,
pero creo que su salud y el de la República, bien que valen la pena...
La oportunidad, no cuesta nada, al
contrario, van a ahorrar; y seguro que se sentirán mejor de salud; al haber contribuido
a hacer de México una nueva nación que, además, ya se sabe el camino para
imponer su voluntad, sin necesidad de exponerse, ni de sus amañadas votaciones.
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida.
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