Julio
Ricardo Blanchet Cruz
DiarioLibertad@gmail.com
· ¡Pero la lana es la lana!…
Como que está
llegando el momento en que hay que tomar decisiones que deberán marcar el rumbo
de México. Y no me refiero a los
partidos políticos y su “bendita democracia” -sólo hay que ver cómo estábamos
hace unas décadas; y cómo nos tienen ahorita; como para que no se requieran más
explicaciones de que lo han hecho tan mal.
Todos. Ninguno se escapa. Son patéticamente lo mismo y ¡los mismos!
solo que se cambian de camiseta...
No hace falta
hacer ninguna encuesta, la pregunta es al fuero interno de cada cual. ¿Qué es preferible, que entren los gringos y
combatan a los narcotraficantes, toda vez que el Estado no ha podido hacerlo y
así se acabe con las drogas? O seguir
cómo estamos. Hasta el tope de
inseguridad y en manos de criminales...
Si alguno de mis
tres amables lectores piensa, cree o supone que será mejor que entren los
marines. Me permito informarles que con
la llegada de ellos nada va a cambiar. Y
no es porque los capos vayan a corromper fiscales y sheriffs; no -que ya lo
hacen, han sobornado hasta papas y cardenales- la delincuencia seguirá igual o
peor; porque los marines vendrían por los cárteles. De hecho, ya están aquí, para que le hacemos
al desarrapado- y no vienen contra todos, lo que favorecerá a algunos otros que
tomarán la estafeta. Cosas de la vida...
Y hoy les voy a
comentar que, como sociedad, hemos vivido engañados. Mil veces lo he dicho. Una cosa son los cárteles de la droga y otra,
la delincuencia organizada y drogada.
Los capos son buena onda, por eso les hacen homenajes -sin acarreados-
la gente que los rodea los quiere.
Ayudan a toda la comunidad...
Eso de que van y
extorsionan a los agricultores con un tanto de la cosecha, es falso. Los capos les dan dinero para sus siembras. Me consta.
Así conocí a uno del que puedo decir que fuimos amigos. Lo frecuenté varias veces en su casa,
atendiendo sus invitaciones. Y en no
pocas ocasiones estuvimos solos platicando largos ratos...
En nada van a
parar los crímenes, los secuestros, las desapariciones, en no pocas veces, para
las familias, peores que los asesinatos -que por cierto, ya llegaron las
desapariciones a la ONU, donde ya nos califican como narco estado- el asunto
del centro de extermino -que tan enfáticamente niegan- pero pensar que ahí
llevaban a los jóvenes a fuerza y a los que no querían unirse, los asesinaban,
es punto menos que ridículo, los jóvenes hacen fila para ser contratados por
los capos. Son hasta sus ídolos. Solo hay que escuchar sus corridos para saber
lo que piensan de ellos...
Porque no son los
capos los que cobran piso, asaltan en carreteras, secuestran, roban o extorsionan
¡por favor! Que no los engañen. Se ganan
más con un kilo de cocaína, que robando los tráilers, cobrando piso o
secuestrando. Y además, no tienen que ir
a buscar a los clientes, de hecho, los clientes los buscan a ellos. Por lo que,
estar de acuerdo con que los marines intervengan; sí. Pero que vengan por la delincuencia
organizada, no por los cárteles...
Porque si lo
quieren de verdad es acabar con los cárteles, legalicen las drogas; así como
legalizaron la marihuana. Y ya no le
hagan al cuento, porque todo se hace sospechoso. La adicción a las drogas es un problema de
salud, que hay que atender como tal; no un delito que debe de perseguirse.
Ya de salida...
Pareciera mentira,
que en pleno Siglo XXI, todavía haya gente que mata a otro, porque creen en cosas
diferentes. Lo que sucede hoy en Siria,
después del anunciado, pero repentino derrocamiento de Bashar El-Asad. Sus seguidores alauitas, una
minoría chiíta, están siendo masacrados por los suníes; que comparten al mismo
Alá y al mismo Mahoma. Pero la lana es la lana.
“Si Dios existe,
no es el autor de todas las cosas; y menos de la mayoría de las que le suceden
al hombre”. Platón (427 - 347)
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida.
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