Julio Ricardo Blanchet Cruz.
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De periodistas a periodí$tas”...
En este mundo que hemos construido
-destruido, mejor dicho- en el que, si un mosquito te anda rondando, más vale
que te comportes, pues la gente actúa de manera distinta cuando está sola, que
cuando no lo está...
Porque el mosquito puede ser un espía
chino; dónde han construido un dron del tamaño de un mosquito especial para
espionaje...
Pero en este avanzado mundo, todavía hay
quienes no entienden -la inmensa mayoría- que Las Leyes del Universo, nadie
puede violarlas. Entre ellas, quizá sea la
más importante, la Ley del Equilibrio que, dicho en coloquiales palabras, hace que,
en esta vida, todo lo que hagas, se te regresará. De no cumplirse de una u otra forma,
sobreviene el caos...
Y si no quieres irte a retorcer al
mismísimo fuego eterno, donde seguramente encontrarás muchas caras conocidas,
sigue la regla de oro: No hagas, lo que no quieres que te hagan; y
estarás del otro lado...
Y lo traigo a cuento, porque por
ignorancia, o por bajeza de espíritu, es decir, sabiendo perfectamente lo que
hacían. A cierta persona, cuyo nombre
omito, le diagnosticaron cáncer...
Para evitar que proliferara, los
médicos decidieron operarlo. Y eligieron
un pomadoso hospital, tan avanzado, que a los que ahí llegan, les checan todo, empezando
por la tarjeta de crédito -hasta que le encuentran algo- si no tienes dinero,
te puedes morir en la puerta, que nadie te echará ni una mirada. Porque al cliente, perdón, al paciente, que
por ahí cae, lo limpian...
Que fue lo que le sucedió a este
incauto, que encima que le hicieron una operación horrible, lo mandaron a su
casa, con una medicina que le costó $100, 000.00 pesos.
¡¡CIEN
MIL PESOS!!
Lo de la intervención quirúrgica,
puede discutirse; tal vez era conveniente.
Y si había alternativas, no era el hospital, ni los médicos, los que
debían buscarlas. Y finalmente hacen lo
que les enseñan, lo que aprendieron...
Vale recordar las palabras del premio Nobel
de Medicina 1993, Dr. Richard J. Roberts.
Quien denunció que “los laboratorios hacen medicinas para
vender, no para curar”...
Y el Nobel de Química 2009 Thomas
Steitz, quien fue de la misma opinión, solo que haciendo referencia a los
antibióticos...
Pero un medicamento de $100,000 pesos,
aunque puedan pagarlo, es a todas luces injusto. Exageradamente injusto. Sabían que el enfermo podía pagarlo. Y el cobrar esa cantidad lo hace un acto
consciente, pero de mala entraña...
Por lo que es de esperarse que lo que
hicieron, se les regrese; y dónde más les duela. La salud no debe ser un negocio; y eso no se
vale.
Cambiando de tema...
Desde siempre -y soy de la primera
mitad del siglo pasado- he escuchado que la gente se ha quejado de la poca
honestidad de los políticos...
Y si Miguel Alemán Valdez (1900 -
1983) por algún tiempo fue considerado el pillo más grande que había tenido
nuestro vilipendiado México. ¡No hombre!
Comparado con los de ahorita, se quedó chiquito...
Pero ya desde ese entonces se le pedía
al Cosmos o a quien fuera, que llegara al poder uno distinto -por eso se lo
pedían al Cosmos, de aquí estaba difícil- que fuera honrado, o siquiera medio
honrado...
Hasta se aprobaba el que robaran, pero
poquito, como el ex alcalde de Nayarit, Hilario Ramírez, conocido como “Layin”,
quien, en un mitin, reconoció que sí había robado “¡pero poquito!...
Después, cuando se dio cuenta de lo
que había dicho, en una entrevista quiso aclarar que había sido un
chascarrillo. Pero chascarrillo o no,
quedó para la historia...
El caso es que, desde ese entonces a
la fecha, la voz del pueblo pedía que llegara un político honrado. Emulando a Diógenes
de Sinope (412 – 323) quien llevaba de día encendida una lámpara con la que
buscaba un hombre honesto...
Hasta que, por fin, de tanto y tanto,
llegó lo que esperaban; y todos lo festejaron.
Pero en el fondo, no querían un hombre honesto, querían uno que no se
quedara con la mochada grande; sino que repartiera...
Pero como en la vida no se puede ser
medio honesto -como tampoco puede haber un medio embarazo. Hay cosas que no admiten medias tintas- la
honestidad que tanto pedían, y que al principio abiertamente celebraron su
llegada en la persona de Ricardo Ahued;
ahora les estorba...
Y lo atacan abiertamente en sus columnas,
dejando claro y evidente, que hay mucha diferencia entre los periodistas y los
periodi$ta$.
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida.
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