Julio Ricardo
Blanchet Cruz.
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La verdad no peca, pero incomoda...
El hecho de que el presidente Trump se haya puesto
furioso arremetiéndola en contra de los filtradores, según él, los demócratas,
declarándoles la guerra -y quiere ser el Nóbel de la Paz- por haber publicado
que los ataques a Irán no tuvieron el éxito esperado...
“El programa nuclear de Irán ha sido totalmente destruido -declaró-
No tuvieron oportunidad de sacar nada”. “Han sufrido un retroceso de varios
años, básicamente de décadas”...
Contrario al reporte de inteligencia filtrada publicado en
el NYT, quien informó que las instalaciones habían quedado casi intactas y que
en cosa de seis meses Irán podría tener bombas atómicas...
Lo cierto es que, según The Times of Israel, “Aunque
Tel Aviv logró interceptar la mayoría de los proyectiles, la contundencia de
los ataques dejó claro que Teherán paseé un arsenal capaz de vulnerar su
sofisticado sistema de defensa”...
Y no crean, mis tres amables lectores, se ha de sentir
gacho que, en asuntos de tal importancia, lo desmientan públicamente. Solo los políticos mexicanos son capaces de
digerir todo tipo de señalamientos, insultos y amenazas, con la sonrisa en los
labios y levantando las manos en señal de triunfo...
Por cierto, ya que comentamos de políticos cínicos, como
que ya le andan llegando las aguas a los parejos a López Obrador y toda
su parentela, por no decir a toda su gavilla; y aunque aún convenientemente no
se ha dicho nada...
Pero está incluida la señora que dejó en la Presidencia
para que le cubriera las espaldas; ella misma ha dicho en repetidas ocasiones,
que sigue el proyecto del tabasqueño y que nunca se enojará con él...
Pero por lo pronto, aunque el que llegue, deberá echar
abajo toda la bola de estupideces que han estado haciendo; los mexicanos no la
estamos pasando nada bien, con tanta inseguridad a causa de la delincuencia...
Y con un sistema de salud que sencillamente no ha
funcionado, ya que tiene a la población enferma y lógicamente improductiva;
rematando con una pésima educación por parte de la familia, que dará buenos
consejos, pero malos ejemplos. Y una no
menos pésima preparación a cargo de maestros convertidos en mafias
sindicalistas...
Lo peor de todo esto es que, aunque ya falta poco, todavía
no tocamos fondo.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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