Diario Libertad

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Don Sata

jueves, 2 de noviembre de 2017

Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·                       Del día de muertos y la tanatología…

“No es la ignorancia más reprensible pensar que uno sabe lo que no sabe”.  Sócrates (470 - 399) Tanatología del griego thanatos=muerte y logos=tratado. 

Entendiendo por tanatología el ayudar a bien morir.  Cabe señalar que nadie puede dar lo que no tiene.  Y toda vez que cada cual es feliz a su manera, es difícil pensar que se puede ayudar a bien morir; cuando no se puede ayudar a nadie a bien vivir…

Además.  Obedeciendo a la 3era Ley de Sir Isaac Newton (1842 - 1727) de que “Toda acción trae consigo una reacción igual y de sentido contrario”; hay quien dice que la gente tiene la muerte que merece…

Y respaldando su opinión citan a Margaret Hilda Roberts, más conocida como “La Dama de hierro” Margaret Tatcher (1925 - 2013); a Karol Józef Wojtyla, alias Juan Pablo II (1920 - 2015); y Ronald Wilson Reagan (1911 - 2014) a quienes se les considera impulsores del nefasto neoliberalismo que tanto daño le ha hecho a la humanidad; y que murieron después de largas y penosas enfermedades…

No obstante, hay que mencionar que la muerte no es vista de la misma manera por diferentes civilizaciones, pues hay quienes momifican a sus muertos, quienes los incineran, quienes conservan los cadáveres insepultos por mucho tiempo; también quienes lloran la pérdida, y quienes consideran que debe haber alegría cuando alguien se va de este mundo…

Hay hasta libros que sobre ese tema versan: “El Libro de los muertos del Tíbet”; “El Libro de los muertos de Egipto”.  De hecho todas las civilizaciones pasadas y presentes tienen sus propios rituales acerca de la muerte…

Y no son pocos los que dicen que “uno nace cuando dios quiere, que no se mueve la hoja de un árbol sin su voluntad; y que mueren cuando su dios quiere”.  Intrínsecamente aceptando que el libre albedrío no existe y que son títeres de un muy peculiar ser supremo que los maneja según su sagrada voluntad…

En contraparte hay quienes -por supuesto son solo unos cuantos- los que dicen que vinieron por su propia voluntad, y que ellos mismos son los que escogieron lo que querían venir a hacer en esta vida…

Y más: que a esta vida no se viene a sufrir -como algunos piensan- sino a luchar por lograr las metas que desde antes de venir se propusieron.  Y en lugar de hablar de cielos e infiernos, de dioses y demonios, de buenos y malos, hablan de triunfadores y perdedores…

En el entendido de que por elemental principio de Justicia, por lógica y con estricto apego a la razón, no pueden ir al mismo lugar los que triunfan en sus metas, que los que fracasan…

Hay quienes se acuerdan de sus muertos una vez al año; y hay quienes los recuerdan todos los días, es decir, quienes siempre tienen presente su espíritu.  Lo que nos lleva hasta Antífanes (408? – 434?) “Aquel que está dispuesto a morir, nunca muere”…

Que es en lo que consiste la inmortalidad.  O sea el trascender en los tiempos.  No en infundadas y por demás ridículas ideas de resucitados y reencarnaciones que nadie puede probar…

Pero tomando en cuenta que Antonio de Lavoisier (1743 - 1794) considerado como El Padre de la Química Moderna, estableció que “Nada se crea, ni nada se destruye, todo se transforma”, lo más probable es que después de esta vida, estaremos en otro “lado”…

Solo que todavía hasta la fecha nadie nos puede decir en donde; aunque debe de suponerse que todo se regresa por donde vino.  Es decir, la materia regresa a la Madre Tierra; y el alma -del griego ánima=lo que anima, lo que da vida- regresa también de donde vino.  En nuestro caso y el de todos los seres vivos, del Padre Eterno dador de vida: El Sol…

Las costumbres paganas de visitar a los muertos, de llevarles comida, bebida y hasta música; sin soslayar a los que les construyen mausoleos con aire acondicionado y calefacción -Aunque Usted, no lo crea”-…

Actitudes que son propias de quienes en vida no fueron justas con ellos y “les quedaron a deber”.  Por eso hay quien dice que una sonrisa dedicada a los vivos es mejor que un torrente de lágrimas sobre las tumbas de los muertos…

Lo que parece ser cierto, es que el día de muertos es un día de negocios, como el buen fin, la navidad, el año nuevo, el día de las madres, de los padres, de los compadres, etc. etc. etc.  Hoy hay días para todo y para todos…

Y lo mejor del caso es que la mayoría se lo cree -“cre” diría el tal Aurelio Nuño”- y anda queriendo quedar bien con los muertos; cuando lo que no se hizo en vida ya no se hizo nunca…

Por cierto que Antonio Machado copió el pensamiento de Epicuro (341 - 270) sobre la muerte: El primero dijo: “La muerte es algo que no debemos de temer, porque mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos”…

Y el ilustre griego dijo “La muerte es una quimera, porque mientras yo existo, la muerte no existe; y cuando existe la muerte, ya no existo yo”…

Cabe comentar que su filosofía, el epicureismo, ha sido mal interpretada, ya que no consiste en la búsqueda del placer, sino de la felicidad; que son dos cosas que generalmente confunde la gente, especialmente los adictos…

En fin.  Como diría Don Enrique Jardiel Poncela (1901 - 1952) ese estupendo hombre profundo conocedor de la naturaleza humana que vio la filosofía con buen humor e hizo pensar y reír a quienes lo hemos leído: “La muerte tiene una sola cosa agradable: las viudas”.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.  




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