Opiniones
y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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“Ahí se ven”: El Anticristo…
Si nos atenemos a lo que dice el último libro del Nuevo Testamento, es
decir, al Libro de las Revelaciones, más conocido como El Apocalipsis de San
Juan. En griego, lengua en la que fue
escrito: Revelación de Juan. Considerado
por los eruditos como un libro profético…
Que nada tiene que ver con Juan El Evangelista, ni por supuesto con el de
Iztapalapa, ese es “Juanito”. Y toda vez
que el autor se define a sí mismo como simplemente Juan; desterrado en la isla
de Patmos por dar testimonio de Jesús…
La Igle$ia lo atribuye al apóstol San Juan, autor del cuarto evangelio y
tres cartas más; a pesar de que el griego del cuarto evangelio es muy distinto
al de El Apocalipsis que tiene diferente estilo y grandes faltas de ortografía. Los teólogos lo atribuyen a la turbación del
santo cuando recibía los mensajes…
Lo cierto es que el Libro fue dado a conocer en el año 633 durante el IV Concilio
de Toledo, y el Evangelio se conocía desde mucho antes. Sin soslayar que en algunas frases coinciden
ambos escritos…
El caso es que en el Libro de marras se habla de que en un mundo convulso,
más o menos como el que estamos viviendo, repentinamente va a “aparecer” una
persona que aportará ideas que llevarán a las naciones a la prosperidad y a la paz;
y que los Estados adoptarán esas medidas y entonces dejarán de pelear y verán
la guerra como un juego que solían jugar…
Se antoja sacar de por medio en las operaciones comerciales el dinero que
ha enriquecido a los banqueros y envilecido a las naciones y sustituirlo por el
trueque internacional…
Y ahí es donde aparece El Anticri$to.
Juan 2:22 “El que niegue que Jesús es Cristo, el que niegue al Padre y
al Hijo, ese es el anticristo”. En esta
Era debe de haber millones y millones de anticristos…
Aunque el calificativo se lo han atribuido a personajes como Nerón, Atila,
Gengis Kan, Stalin, Hitler, o Napoleón, fundador de la Legión de Honor, con la que
sustituyó las ordenes del Espíritu Santo y San Miguel, creadas por la sumisa
monarquía…
Célebre entre otras muchísimas cosas, porque durante la faustuosa
ceremonia de su coronación como Emperador, El Corso como le llamaban pues nació
en la isla de Córcega, cuando el Papa Pío VII, corona en ristre, se acercó para
imponérsela, se la quitó de las manos y se la puso el mismo…
Relegando al Pontífice a un simple invitado y desestimando su
legitimación; ya que en esos tiempos, el que el Papa les impusiera la corona a
los reyes, era tanto como reconocerlos; y ellos, comprometidos, intrínsicamente
aceptaban al Vaticano como la Autoridad que los legitimaba…
De alguna manera similar con lo que sucede en México con los Magistrados
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los Estados, que son
“propuestos” por el Presidente y por los gobernadores, y “aceptados” por los
legisladores…
Pero regresemos con El Apocalipsis.
El asunto es que cuando ya no haya guerras y los hombres vivan en paz, actuando
acorde a las propuestas del Anticri$to, es ahí cuando los seguidores de Cri$to se
sublevarán, diciendo que el cuate ese -el 666- es un charlatán de lo peor -los
burros hablando de orejas- porque el único que puede traer la paz al mundo es
Jesúcri$to…
Y uniendo la acción a la palabra, al estilo gringo, organizaron la
revuelta que culmina con el Armagedón.
La batalla final entre los seguidores de Cri$to y los pacíficos infieles. La batalla entre Dios y el Diablo -¡ta-ta-ta
tann!-…
“La sangre llegará hasta las bridas de los caballos” dice el profético
Libro. De imaginarse la matazón; en
aquellos tiempos no se conocía el gas sarín.
Hoy será que la sangre llegará hasta las orugas de los blindados de
guerra…
Y cuando hayan eliminado hasta el último de los pacifistas infieles,
entonces los cristianos harán ver al mundo que el único que puede traer la paz,
es Jesús. ¡Pues sí! Así sí, ni quien discuta. Con esos modos, ni hablar…
El caso es que viendo cómo está el mundo de convulso, el Anticri$to, al igual
que los extraterrestres, inteligentemente mandó decir que: “Ahí se ven”. Cualquiera se empotra en querer traer la paz,
cuando las profecías no son nada halagüeñas y las posibilidades de que lo
linchen son más del 100 %...
Parece ser que la guerra será inevitable, pues la gente por el mundo
entero no dejará de tomar Coca-Cola -están enviciados- con los miles de
millones de litros que diariamente consumen.
Solo en México 120 millones de litros…
Porque si todos en el mundo entero dejaran de tomar “La chispa de la vida”, se le haría un hueco tan grande a los
oligarcas, como los miles de millones multiplicados por las escandalosas
utilidades que reciben diariamente. Y a
nadie pueden invadir por no tomar Coca-Cola…
Pues con esos miles de millones diarios que reciben -más otros tantos que
les entran por la comida chatarra- es con lo que sostienen sus guerras; siempre
en el nombre de dios, que todo lo ve y todo lo sabe; y de quien depende todo…
“No se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de dios”. Todos lo han escuchado y algunos hasta
lo creen -¿también las guerras, las hambrunas y el alentamiento de la Tierra? ¡Vaya!
con ese dios tan simpático que no tiene otra cosa que hacer más que diabluras…
Lo curioso es que en las guerras, de ambos bandos se encomiendan a sus
respectivos dioses antes de iniciar las hostilidades; y no hay que olvidar que
no han sido pocas las veces que Alá ha derrotado a don Jehová, a Jesús, a la
palomita y su numerosísimo séquito…
En Las Cruzadas -que fueron nueve- no les fue nada bien, a pesar de que
los Papas de turno ofrecieron indulgencia plenaria a quien matara a un
musulmán. Cualquiera pensaría que todo
se regresa…
Hoy parece que todos los dioses que intervengan van a salir perdiendo. Pero como “la moda” es que primero destruyen
y luego los vencedores dan contratos de reconstrucción, el horno ya está listo
para los bollos…
La situación financiera del mundo está de cabeza y por eso los oligarcas
necesitan la guerra. Ahí no se dan
cuenta de las balas disparadas, nada fiscalizan. Así se reactiva la economía con las fábricas
de armas y la industria de la reconstrucción también deja excelentes dividendos. Acorde a las cifras de consumo, de The
Coca-Cola Company, miles de millones diariamente…
Pero como la gente no quiere dejar de tomar Coca-Cola ni consumir
chatarra, parece que no muy lejos se vislumbra el negocio redondo…
Solo hay que recordar que “Nunca ha habido una buena guerra, ni una
mala paz”. Benjamín Franklin (1706 -
1790)
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.