Opiniones y Comentarios
Julio
Ricardo Blanchet Cruz
·
De fraudes y cubrebocas...
No, no,
no. Por favor; que alguien me
despierte. Tengo una pesadilla. Frans Kafka
(1883 - 1924) estaba presente en el sueño y sufría terribles convulsiones. Echaba espuma por la boca y los ojos
inyectados de sangre estaban perdidos de envidia…
Se acababa de enterar que en México, para que
vieran que el Ejército está con el Pueblo
-y de pasada para que no los vayan a asaltar y se las roben; ya ven cómo
andan las cosas por aquí. Si te matan
por un celular; que no te vayan a matar por una vacuna. Cuyo precio en el mercado negro es de
considerarse más alto que el fentanilo…
Los soldados serán parte de las brigadas de
vacunación. Y eso se podría decir que
está muy bien; los militares son los más preparados, son más ordenados y tienen
tecnología de punta…
Pero no era el cuerpo de sanidad el que
acompañaba a los brigadistas; sino que eran elementos de tropa fuertemente
armados, con pasamontañas, casco y lentes oscuros. Intimidantes ¡vaya!…
Todo esto en medio de una bruma de ensoñación
digna de una escena del Hollywood de la posguerra, cuando los soldados, arriba
de sus tanques, entraban victoriosos repartiendo chocolates a los ciudadanos
que los aclamaban y las chicas se arrojaban a sus brazos…
Pertinente aclarar que los tanques estaban
recién salidos del tanque-lavado y los soldados recién bañaditos y
rasurados. Y lo mejor de todo es que la
gente se lo creyó y la imagen de los yanquis salvadores aún prevalece…
Pero ya ven cómo son los sueños, amables
lectores. Se salta de una escena a otra
y hasta se traslapan sin ningún orden ni sentido. Bueno fuera que uno soñara lo
que se quiere; pero no…
El caso es que de la escena de la vacunación
con soldados y toda la cosa, captada en una fotografía que subieron a la
Red. La que le pido a los dioses que sea
falsa; porque de ser verdad, circulará por medio mundo y no faltará quien diga
que están vacunando a fuerza. Ya saben
cómo son los medios de amarillistas con tal de vender…
Pues en esa misma pesadilla, aparecía otra
escena, que luego esa sí se subió a la Red -ya ven como anda lo del espionaje
que ya saben hasta lo que se piensa- donde una brigada de vacunación, con
chalecos de Morena -que no del Gobierno federal, como debe de ser; sino de
Morena- donde lo vean los del INE se van a enojar…
Pero eso no era lo peor; lo peor es que los
elementos de sanidad, para llevar un registro, pedían la credencial del INE a
quienes iban a vacunarse, misma que fotografiaban. Y además debían de retirarse el cubrebocas
para sacarles una foto; y si no lo permitían, les decían que no les
garantizaban que los fueran a llamar para la revacunación…
Para ese entonces yo sudaba frío, temeroso de
que se estuviera preparando un fraude para las próximas elecciones; y Kafka medio recobraba la consciencia y
balbuceaba; No puede ser, no puede ser…
Refiriéndose tal vez a que el hombre al que le
hicieron dos fraudes monumentales, evitando que llegara a la Presidencia,
estuviera preparando un fraude para no perder la mayoría en la Cámara Baja…
En ese momento desperté, ahogándome como si un
policía yanqui me estuviera apretando el cuello con la rodilla y no pudiera
respirar; y sobresaltado, de una manera inconsciente, casi automática podría
decirse, me arranque el cubrebocas con el que me había quedado dormido y por
eso me estaba ahogando…
Al respirar aire sin filtro, recuperé el
sosiego y me quedé nuevamente dormido pensando en que no debía de volver a
cenar tan pesado. Y que sería bueno irse
a vivir a los Países Bajos, donde ya prohibieron los cubrebocas. ¡Lo
que son las pesadillas!
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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