Opiniones y Comentarios
Julio
Ricardo Blanchet Cruz DiarioLibertad@gmail.com.mx
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Entre la ambición y la envidia…
Decía Inmmanuel Kant (1724 – 1804) “El estado natural de los hombres, no es de paz,
sino de guerra; cuando no de guerra abierta, de guerra que puede estallar en
cualquier momento”…
Con lo que definitivamente no estoy de acuerdo, a pesar, de que a través de
la Historia de la humanidad no ha habido un solo lapso de tiempo en que no haya
habido guerras. Actualmente, según
Wikipedia, son 57 los conflictos armados entre guerras civiles y entre naciones…
Incluyendo por supuesto a México, donde la guerra al narcotráfico causa
muchas más muertes de las que hay en otros países que están en abierta guerra
con otras naciones. Un promedio de 100
homicidios al día, no es cualquier cosa…
A pesar de que el Presidente López
Obrador, reconocido ya como el mitómano más grande de los tiempos modernos,
dice que vamos bien y que la violencia ha disminuido…
Y no comulgo con las ideas del prusiano Kant; porque las guerras siempre tienen un fondo económico que
despierta la ambición de las demás naciones; o, mejor dicho, la envidia de
ciertos grupos sociales…
Entendiendo por envidia, no solo el deseo de tener lo que otros tienen,
sino el deseo de que ellos ya no lo tengan; por lo que bien podría definirse como
el hambre del espíritu, que no encuentra su lugar dentro del mundo. Consecuentemente no reconoce lo que es suyo; luego
entonces, desea lo que otros tienen…
Propio al tema, recordar a Jean de La
Bruyere (1645 - 1646) “El esclavo tiene un amo; el envidioso
muchos”.
En síntesis, la envidia hace presa de quienes no se conocen a sí mismos, o
de las naciones que han perdido su identidad, e ignoran cuál es su papel en este
mundo, es decir, que no saben qué es lo que vinieron hacer al Planeta; y creen
que teniendo lo que otros tienen, van a ser felices. Que a fin de cuentas el ser felices es la única
razón por la cual venimos a esta vida…
Quien le diga que venimos a sufrir, a pagar lo que hicimos en otras vidas, o
a servir a Dios; es un individuo adoctrinado por las nefastas religiones y los
charlatanes que dicen ser sus representantes…
A esta vida se viene a ser feliz, solo un enfermo puede decir que vino a
sufrir. Se llama masoquismo; y aun así,
para esos enfermos sufrir es una forma de ser feliz. A cuántas mujeres les va como en feria y ahí
están. Sufre que te sufre y quejándose
de lo lindo; pero ahí están…
El problema radica, en que cada quien es feliz a su manera, es decir, que
lo que hace feliz a uno, no puede hacer feliz a los demás. El dinero y el poder, que es lo que la
mayoría ambiciona, son pasajeros; y ocasionan gran amargura y desasosiego el
perderlos…
Cabe agregar, que la felicidad tiene una íntima relación, por no decir una
absoluta dependencia del estado de salud de cada individuo. “Men sana in corpore sano”. Decimo Junio Juvenal (60? – 128?) de quien,
a pesar de su trascendencia, no se conocen las fechas exactas de su nacimiento
y muerte; pero se deduce por los nombres de los personajes que aparecen en sus
obras…
Y vaya que tenía razón; pues nadie puede pensar sanamente si está
enfermo. Desear lo que otro tiene, no es
estar sano. Por lo que la paz, podría
decirse que es un estado de salud; tanto como lo es la belleza y la alegría…
“Mide tu estado de salud, por la simpatía con que miras las mañanas y la
primavera”. -que no las mañaneras- solía decir Henry David Thoreau (1817 - 1862) autor
de La Desobediencia Civil. Nada más, ni nada menos…
Pero no todo el mundo está en guerra; o en pie de guerra, ni armándose
hasta los dientes como piratas del Caribe.
Según podría razonarse, siguiendo el modelo hipocrático, para no meterse
en guerras, habrá que hacer lo que hacen los que no andan metidos en ellas,
internas o externas…
Como el Maestro Hipócrates (460 –
370) hacía al estudiar a los sanos para saber por qué no se habían
enfermado. Pero como siempre hemos sido
una sociedad enferma, envidiosa de lo que otros tienen, no hay modo de que las
cosas se compongan…
Mucha tecnología y mucha ciencia, ciertamente; pero a costa de qué ¿de
destruir al Planeta? Cada vez estamos
peor. En todos sentidos estamos
abandonados a nuestra suerte; traemos al santo de espaldas dirían por ahí, y a
las Autoridades, que se dicen demócratas, les vale gorro, lo que quieren es
salir de la quemazón que ya viene…
Habrá que salir adelante como personas; porque como nación no parece que
haya mucho futuro, encajados en este mundo de indolencia, corrupción, mentiras
y cinismo del que nadie quiere desprenderse.
Habrá que hacer lo que hacen los que no están en guerra, los que no
están enfermos.
Y desde luego por aquí nos encontramos desde tempranito, si el Sol me
presta vida.
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