Diario Libertad

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Don Sata

jueves, 6 de julio de 2017

Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
·        De los instintos enfermos… 

Acostumbrados a ser manipulados por una minoría; e influenciados por las modas extranjeras, a tal grado de perder la propia identidad, no es raro que los homosexuales genéricos y similares, a pesar de lo antinatural de sus preferencias, avancen en sus demandas de igualdad social…

Y si bien no se discute el derecho que tienen de hacer de su sexualidad un papalote y empinarlo como les dé la gana; y hasta sentirse orgullosos de patológica condición…

Pues aunque es cierto que esas desviaciones no son una enfermedad de la mente, como enfáticamente lo declaró la ONU, el sentido común dicta, sin necesidad de declaraciones científicas, que lo que está en ellos enfermo, es el instinto.  Y nadie puede negar que la sexualidad sea un instinto…

Y hasta tienen todo el derecho de manifestarlo abierta, escandalosa o discretamente; como se pudo constatar el día internacional de los gay en medio mundo -el otro medio mundo los rechaza-…

En algunos lugares marcharon de manera ordenada reclamando sus derechos y sin grandes espavientos; pero en nuestro México fue un desfile carnavalesco del inframundo…

Con los desfiguros y las excentricidades más espantosas.  Cuando el hombre se disfraza de mujer, luce tan bizarro, como cuando la mujer se disfraza de hombre y se deja los vellos de las axilas…

A lo que no tienen derecho es a pretender que mundos tan distintos se compaginen.  Eso es absurdo, a pesar de que hay quienes ven ¡natural! que se una el PAN con el PRD, o el agua y el aceite…

Y la forma de vivir del patológico gremio de marras, es diametralmente opuesta al otro no menos patológico mundo de los heterosexuales.  Pero es como querer que los mormones vivan en el mundo del chupe y el fútbol y quieran que las leyes se modifiquen…

Si el barrio chino de Chicago pretendiera que se cambiara el calendario gregoriano por el suyo; o que la colonia budista de Argentina pretendiera reformar las leyes para que ya no comieran carne, serían otro par de ejemplos…

Cada cual tiene derecho a vivir como le venga en gana, siempre y cuando no pretenda que los demás se sometan a su forma de transitar por la vida.  Y no es discriminar a nadie.  Los chinos festejan sus fiestas en su barrio y nadie se mete con ellos…

Los gitanos, los catalanes, los árabes, los hinduistas, y todos tienen sus propios mundos; y ahí están bien.  Bonito estaría que los sics quisieran, a falta del Ganges, quemar a sus muertos en la Bahía de San Francisco, o en la Riviera Maya…

Los homosexuales, genéricos y similares, tiene su mundo aparte; pero que se califique como discriminación el no aceptar su forma de vida, es cortar la libertad de la inmensa mayoría, en beneficio de una minoría.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.


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