Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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De los instintos enfermos…
Acostumbrados a ser manipulados por una
minoría; e influenciados por las modas extranjeras, a tal grado de perder la
propia identidad, no es raro que los homosexuales genéricos y similares, a
pesar de lo antinatural de sus preferencias, avancen en sus demandas de
igualdad social…
Y si bien no se discute el derecho que tienen
de hacer de su sexualidad un papalote y empinarlo como les dé la gana; y hasta
sentirse orgullosos de patológica condición…
Pues aunque es cierto que esas desviaciones no
son una enfermedad de la mente, como enfáticamente lo declaró la ONU, el
sentido común dicta, sin necesidad de declaraciones científicas, que lo que
está en ellos enfermo, es el instinto. Y
nadie puede negar que la sexualidad sea un instinto…
Y hasta tienen todo el derecho de manifestarlo
abierta, escandalosa o discretamente; como se pudo constatar el día internacional
de los gay en medio mundo -el otro medio mundo los rechaza-…
En algunos lugares marcharon de manera
ordenada reclamando sus derechos y sin grandes espavientos; pero en nuestro
México fue un desfile carnavalesco del inframundo…
Con los desfiguros y las excentricidades más
espantosas. Cuando el hombre se disfraza
de mujer, luce tan bizarro, como cuando la mujer se disfraza de hombre y se
deja los vellos de las axilas…
A lo que no tienen derecho es a pretender que
mundos tan distintos se compaginen. Eso
es absurdo, a pesar de que hay quienes ven ¡natural! que se una el PAN con el
PRD, o el agua y el aceite…
Y la forma de vivir del patológico gremio de
marras, es diametralmente opuesta al otro no menos patológico mundo de los
heterosexuales. Pero es como querer que
los mormones vivan en el mundo del chupe y el fútbol y quieran que las leyes se
modifiquen…
Si el barrio chino de Chicago pretendiera que
se cambiara el calendario gregoriano por el suyo; o que la colonia budista de
Argentina pretendiera reformar las leyes para que ya no comieran carne, serían
otro par de ejemplos…
Cada cual tiene derecho a vivir como le venga
en gana, siempre y cuando no pretenda que los demás se sometan a su forma de
transitar por la vida. Y no es
discriminar a nadie. Los chinos festejan
sus fiestas en su barrio y nadie se mete con ellos…
Los gitanos, los catalanes, los árabes, los
hinduistas, y todos tienen sus propios mundos; y ahí están bien. Bonito estaría que los sics quisieran, a
falta del Ganges, quemar a sus muertos en la Bahía de San Francisco, o en la
Riviera Maya…
Los homosexuales, genéricos y similares, tiene
su mundo aparte; pero que se califique como discriminación el no aceptar su
forma de vida, es cortar la libertad de la inmensa mayoría, en beneficio de una
minoría.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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