Opiniones
y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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De los feminicidios…
ADVERTENCIA: El presente artículo contiene
conceptos que pueden dañar la susceptibilidad de algunas personas. Quién deseé seguir leyendo lo hace bajo su
absoluta responsabilidad. Que conste.
Confeso amante de La Madre Tierra; y por ende
de todo lo femenino. A muy temprana edad
viví la perversidad del ser humano. La mentira, la hipocresía, la falsedad y la
envidia, tal vez la más importante de las barreras que el hombre tiene que
superar…
Quien desea lo que otro tiene, hace evidente
que no ha encontrado su camino. Toda vez
que quien sabe cuál es su meta, la meta a la que vino y que él mismo se ha trazado,
no puede envidiar a nadie, ni nada…
Quién sabe a lo que vino a esta vida, comprende
que al único que tiene que vencer, es a sí mismo…
En ese andar de la niñez, cuando los adultos
creen que los infantes no se dan cuenta de lo que sucede y que es fácil
engañarlos, comprendí que hay grandes diferencias entre las mujeres y los
hombres…
Ya grande encontré que Francisco, VI señor de La Roché, conocido como La Rochefoucauld (1613 - 1680) tenía mucha razón cuando dijo: “Los
hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad si no se engañaran los unos a los
otros”…
Obedeciendo las reglas del juego -la vida es
una jugada de la que somos protagonistas de nuestra propia historia; cuando
somos grandes tenemos lo que merecemos, lo que nos ganamos. Pero cuando somos pequeños tenemos lo que
necesitamos- y a mí me tocó una madrastra de película. Tan bella como malvada; y fue muy bella…
Un día escuché que por algo Walter Elías, Walt Disney (1901 - 1966) nunca pintó como buenas a las
madrastras; y creo que aunque debe de haber excepciones, tenía sobrada razón. Como las suegras, hay unas verdaderamente
adorables; pero la mayoría son terribles…
Ciertamente que la principal responsabilidad y
podría decirse que es el origen de que la mujer sea considerada inferior al
hombre, la tienen las religiones y sus patéticas creencias en dioses semejantes
a los humanos. Y que además el mero-mero
es hombre…
Por considerarlas ilustrativas al tema, cabe
citar las palabras de Charles Louis de
Secondat, Señor de la Brede y Barón de Montesquieu (1689 - 1755) “Si los triángulos hicieran un dios, lo
harían de tres lados”…
Pero eso no es todo, ni son los únicos
responsables; también es determinante el que la humanidad esté enferma y por
ende actúe de esa manera tan aberrante; capaces de destruir el hábitat en aras
del dinero…
Reproduzco las palabras de Alberto Isaac (1923 - 1998): “Hay
una lúcida, implacable lógica, comemos porquerías, almacenamos porquerías
dentro de nuestro organismo, luego entonces pensamos y actuamos
puercamente. De ahí que la raza humana
sea contumazmente cruel, codiciosa, egoísta, capaz de vilezas sin límite”…
Si a lo anterior le agregamos que además los
hombres no somos la meta de las mujeres, sino el medio para ser madres y
cumplir con el segundo instinto de La Naturaleza, que es la conservación de la
especie…
He llegado a pensar que si las mujeres no
requirieran de los hombres para procrear, ni nos voltearían a ver. Ellas viven enamoradas del amor y solo tienen
un defecto: son capaces de creer en todo, en lo que sea. ¡Vaya! creen en dios y nunca lo han visto…
Sin soslayar que los hombres y las mujeres
afortunadamente no somos iguales, sino complementarios; por lo que las mujeres,
o son mejores que los hombres, o peores; pero nunca iguales. Cuando son buenas, en el mundo entero no
puede haber nada mejor; pero cuando son malas…
Se puede concluir que, no obstante que de
ninguna manera se aprueba en lo más mínimo la discriminación, el maltrato y
mucho menos la agresión en ninguna de sus formas a las mujeres…
Hay que aceptar que desde pequeñitas tienen más
alcances que los niños, pues son más listas y despiertas. Ya grandes son capaces de hacer muchas cosas
que los hombres no haríamos. Cuando una
mujer se propone algo, sea lo que sea, es mejor hacerse a un lado…
Lo que pudiera pensarse desconcertante, es que
a pesar de los muchos feminicidios que hay no solo en México; en muchos
sentidos las sociedades viven matriarcados.
Y que hoy, producto de este mundo enfermo, las mujeres, siempre con
honrosísimas excepciones, no son ninguna perita en dulce…
Claro que en Japón exageran con lo que se
podría llamar “robofilia” -por mencionar de alguna manera a los que cohabitan
con robots, lo que ya es el colmo-; pero por algo ha de ser que los japonenses
y no solo ellos, están prefiriendo como compañeras robots, en vez de humanas de
carne y hueso.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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