Diario Libertad

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Don Sata

domingo, 25 de noviembre de 2018


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·                   De los feminicidios…

ADVERTENCIA: El presente artículo contiene conceptos que pueden dañar la susceptibilidad de algunas personas.  Quién deseé seguir leyendo lo hace bajo su absoluta responsabilidad.  Que conste.

Confeso amante de La Madre Tierra; y por ende de todo lo femenino.  A muy temprana edad viví la perversidad del ser humano. La mentira, la hipocresía, la falsedad y la envidia, tal vez la más importante de las barreras que el hombre tiene que superar…

Quien desea lo que otro tiene, hace evidente que no ha encontrado su camino.  Toda vez que quien sabe cuál es su meta, la meta a la que vino y que él mismo se ha trazado, no puede envidiar a nadie, ni nada…

Quién sabe a lo que vino a esta vida, comprende que al único que tiene que vencer, es a sí mismo…

En ese andar de la niñez, cuando los adultos creen que los infantes no se dan cuenta de lo que sucede y que es fácil engañarlos, comprendí que hay grandes diferencias entre las mujeres y los hombres…

Ya grande encontré que Francisco, VI señor de La Roché, conocido como La Rochefoucauld (1613 - 1680) tenía mucha razón cuando dijo: “Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad si no se engañaran los unos a los otros”…

Obedeciendo las reglas del juego -la vida es una jugada de la que somos protagonistas de nuestra propia historia; cuando somos grandes tenemos lo que merecemos, lo que nos ganamos.   Pero cuando somos pequeños tenemos lo que necesitamos- y a mí me tocó una madrastra de película.  Tan bella como malvada; y fue muy bella…

Un día escuché que por algo Walter Elías, Walt Disney (1901 - 1966) nunca pintó como buenas a las madrastras; y creo que aunque debe de haber excepciones, tenía sobrada razón.  Como las suegras, hay unas verdaderamente adorables; pero la mayoría son terribles…

Ciertamente que la principal responsabilidad y podría decirse que es el origen de que la mujer sea considerada inferior al hombre, la tienen las religiones y sus patéticas creencias en dioses semejantes a los humanos.  Y que además el mero-mero es hombre…

Por considerarlas ilustrativas al tema, cabe citar las palabras de Charles Louis de Secondat, Señor de la Brede y Barón de Montesquieu (1689 - 1755) “Si los triángulos hicieran un dios, lo harían de tres lados”…

Pero eso no es todo, ni son los únicos responsables; también es determinante el que la humanidad esté enferma y por ende actúe de esa manera tan aberrante; capaces de destruir el hábitat en aras del dinero…

Reproduzco las palabras de Alberto Isaac (1923 - 1998): “Hay una lúcida, implacable lógica, comemos porquerías, almacenamos porquerías dentro de nuestro organismo, luego entonces pensamos y actuamos puercamente.  De ahí que la raza humana sea contumazmente cruel, codiciosa, egoísta, capaz de vilezas sin límite”…

Si a lo anterior le agregamos que además los hombres no somos la meta de las mujeres, sino el medio para ser madres y cumplir con el segundo instinto de La Naturaleza, que es la conservación de la especie…

He llegado a pensar que si las mujeres no requirieran de los hombres para procrear, ni nos voltearían a ver.  Ellas viven enamoradas del amor y solo tienen un defecto: son capaces de creer en todo, en lo que sea.  ¡Vaya! creen en dios y nunca lo han visto…

Sin soslayar que los hombres y las mujeres afortunadamente no somos iguales, sino complementarios; por lo que las mujeres, o son mejores que los hombres, o peores; pero nunca iguales.  Cuando son buenas, en el mundo entero no puede haber nada mejor; pero cuando son malas…

Se puede concluir que, no obstante que de ninguna manera se aprueba en lo más mínimo la discriminación, el maltrato y mucho menos la agresión en ninguna de sus formas a las mujeres…

Hay que aceptar que desde pequeñitas tienen más alcances que los niños, pues son más listas y despiertas.  Ya grandes son capaces de hacer muchas cosas que los hombres no haríamos.  Cuando una mujer se propone algo, sea lo que sea, es mejor hacerse a un lado…

Lo que pudiera pensarse desconcertante, es que a pesar de los muchos feminicidios que hay no solo en México; en muchos sentidos las sociedades viven matriarcados.  Y que hoy, producto de este mundo enfermo, las mujeres, siempre con honrosísimas excepciones, no son ninguna perita en dulce…

Claro que en Japón exageran con lo que se podría llamar “robofilia” -por mencionar de alguna manera a los que cohabitan con robots, lo que ya es el colmo-; pero por algo ha de ser que los japonenses y no solo ellos, están prefiriendo como compañeras robots, en vez de humanas de carne y hueso.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.






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