Opiniones
y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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¿Inocentes palomitas?…
Evidenciando su miseria
filosófica e histórica -si es que se me permite esa expresión- que a la vez
demuestra que es un vil plagio. Relato
que en la India nació un niño, lo que en sí no tiene nada de extraño, solo que
ese niño fue la causa de que otros muchos niños murieran; aunque no hay datos
que certifiquen cuántos fueron…
Pero no pasaron a mejor vida por
una epidemia, como las que de vez en vez suelen llegar a pasar en los países o
en los hospitales; ni tampoco murieron en un solo lugar; sino que fueron
ultimados en todo el territorio que abarcaba el reino de un tirano; que fue
precisamente quien los mandó asesinar…
Y todo porque los libros sagrados
habían anunciado que el niño que lo destronaría debería de nacer precisamente
el día que ese niño nació. Y como no
sabía cuál sería, pues se le hizo fácil y mandó que mataran a todos los que
hubieran nacido ese día…
Para más datos, el rey tirano se
llamaba Kamsa, la mamá del niño, que
además nació siendo virgen, se llamaba Devaki;
y la criatura se llamó Krishna, el
dios hindú que murió asaeteado y quedó clavado contra un árbol con los brazos
en cruz…
Pero ahí no queda la historia
referida en el Majábharata, que se
escribió en el Siglo III antes de esta Era, porque después de muerto, resucitó
al tercer día y se fue derechito al cielo junto a su padre Vasudeva…
Decir que tuvo 12 apóstoles a
quienes les lavó los pies y que uno de ellos era su consentido, sin obviar que
hizo innumerables milagros, es solo un aderezo al cuento…
Y todo sin la intervención de los
rusos, que según Washington y Londres, son los responsables de todo lo malo que
sucede en el mundo…
El reino donde sucedieron los
hechos relatados se llama Mathura, una ciudad que data de miles de años de
antigüedad; y que aún existe como a 50 kilómetros del impresionante Taj Mahal -corona de los palacios-…
Sin duda el más hermoso mausoleo
de todo el mundo, que guarda los restos Mumtaz
Mahal, la amada esposa del emperador musulmán Shah Jahan, construido a orillas de un río, donde a determinadas
horas se refleja en sus aguas, dando la ilusión de que son dos monumentos, uno
frente al otro…
Razón por la cual, basados en las
fechas, se puede deducir que lo de Herodes
El Grande (73 – 4 antes de esta Era) es un anacronismo y que la matanza de
los “Santos Inocentes” es una burda copia de lo descrito III Siglos antes en el
citado Majábharata; pues cuando
supuestamente nació Jesús, ya Herodes tenía cuatro años de muerto y
no como no resucitó, no pudo mandar matar a nadie…
Así que no se dejen engañar como “inocentes palomitas”. Los cuentos vaticanos ni siquiera son
inventados, lo que denotaría cierto grado de imaginación; son copias -las más
de las veces mal traducidas- sacadas de creencias y documentos más antiguos de
Babilonia, Persia, India y Egipto; sin omitir la influencia griega, toda vez
que la primera Biblia, es decir, ya el compendio del Antiguo y el Nuevo
Testamento, está escrita en griego…
Dando lugar a un libro fantasioso
e incoherente, revestido de pasajes crueles y llenos de maldad, que no tiene ni
pies ni cabeza; y que según el más importante escritor alemán de la
Ilustración, Gotthold Ephrain Lessing
(1729 - 1781) “Creo que llegará el día en
que el Antiguo y el Nuevo Testamento dejen de ser necesarios”.
Y nos vemos
mañana, si el Sol me presta vida.
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