Diario Libertad

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Don Sata

viernes, 1 de marzo de 2019


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
    
·                     ¿Pueden los corruptos, dejar de serlo?…

En esta espantosa civilización de mentiras, traiciones, guerras, hipocresía, dolor, decepciones, crímenes y bajezas inentendibles e injustificables, como los actos de pederastia; pero especialmente los cometidos por quienes se dicen representantes de su dios…

La gente se aparta de mil maneras volviéndose adicta a algo; a lo que sea.  A la comida, al alcohol, a mentir, a los celulares, al sexo, a las drogas, al juego, etc. con tal de evadirse de la horrenda realidad que viven…

Sin trabajo, o en el mejor de los casos con un trabajo que no les agrada; con inseguridad y el lógico miedo que conlleva no permiten que el individuo se realice en lo que a él le agrade; y nadie puede ser feliz haciendo lo que no le gusta…

Y el refugio de quienes creen que a esta vida se viene a sufrir, son las drogas y las iglesias.  La manía religiosa es también una adicción, una patología, es decir, una enfermedad…

Quienes no tienen adicciones son hombres libres; pero es difícil encontrarlos.  A menos que vayamos con los deportistas, los músicos, los artistas y todos aquellos que aman lo que hacen y podrían hacerlo el resto de sus vidas; aunque no les pagaran…

Se conocen casos de personas que al jubilarse dicen: “Ahora voy a hacer lo que siempre quise hacer”.  Algunos lo logran; y hasta tienen éxito a lo que se dedican; pues lo hacen con gusto, le brindan tiempo y en consecuencia cada vez lo hacen mejor…

Pero a otros ya se les pasó el tiempo; o ya tienen achaques de la vejez por llevar una vida en la que no se ocuparon de su salud; y lógicamente ya no tienen ganas de hacer nada.  Ya no viven; sobreviven…

Sin embargo la gente puede rehabilitarse de esas adicciones.  O mejor dicho, puede obtener las herramientas necesarias para abandonar tal o cual adicción.  Pero el alcohólico seguirá siendo alcohólico toda su vida, aunque no vuelva a probar una gota de alcohol.  Y lo mismo sucede con todas las demás adicciones…

No obstante, aunque pudiera parecerlo, la corrupción no es una adicción.  Cabe señalar que adicto viene del latín adictus. Y era como se designaba en la Antigua Roma a una persona que habiendo pedido un empréstito, no lo pagaba; entonces la Justicia lo declaraba adictus, es decir, dependiente de…  hasta que no liquidara su adeudo…

Cabe diferenciar entre lo que es una adicción; y alguien que, conociendo bien su meta, es decir, lo que vino a hacer a esta vida, busca la perfección en lo que hace y se dedica a ello en “cuerpo y alma”… 

Pero la corrupción no tiene en sí un tratamiento.  El dinero mal habido, como es el caso, no rinde; y por eso la gente tiene la necesidad de seguir obteniendo dinero de manera ilegal…

Toda la gente que se ve en la “obligación” o “necesidad” de cometer un acto ilegal para obtener dinero, la primera vez lleva en mente que nada más sería por esa ocasión.  Pero lo seguirán haciendo…

Y ni siquiera devolviéndolo se pondrían a mano para ya no continuar cometiendo o participando en actos ilegales.  Combatir la corrupción sin aplicar la Ley, acabará en fracaso.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.







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