Opiniones y
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Julio
Ricardo Blanchet Cruz DiarioLibertad@gmail.com.mx
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El buen juez...
“El camino más corto para arruinar un país, es entregárselo a los demagogos”. Dionisio de Halicarnaso (60 – 7 después de esta Era)
La demagogia es una estrategia política para conseguir el poder, que
consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas de los
conciudadanos, con el fin de ganar su apoyo…
Todo esto, mediante el uso de la retórica, la propaganda, la desinformación,
y la agnotología -el estudio de la ignorancia, que es la “ciencia” que estudia
los actos deliberados para sembrar confusión-.
No, si estamos rete adelantados…
En pocas palabras, un demagogo es un individuo que promete lo que sabe que
no va a poder cumplir; y que le dice a la gente, lo que la gente quiere
escuchar. Individuos de mala entraña que
la enfermedad los ha llevado a un grado de egolatría tan grande, que los despega
de la realidad…
Y necesitan hacerse notar a cualquier precio. Porque como no se aprueban a sí mismos, requieren
de la aprobación de los demás. En el
entendido de que quienes están a gusto con ellos mismos; lo que piensen los
demás de ellos, les tiene totalmente sin cuidado…
Característica de los sabios, que viven en sus propios mundos y lo demás
les vale un serenado comino. Pasa
también con los músicos, y con los deportistas, que apasionadamente se entregan
…
Cuando son fingidos, o cuando quieren imitar a alguien, luego, luego se
nota. Vaya, se nota hasta cuando el pelo
es pintado. Por más perfecto que sea el tinte,
como el de la Gobernadora de Campeche, Layda
Sansores, se nota que no es el color de su cabello…
Otro ejemplo de los que no se aceptan como son, bien podría ser Donald Trump, el pobre millonario que, teniéndolo
todo, y teniendo el cargo de Presidente de los EE.UU. necesitaba de los reflectores…
Y ahí está el video cuando empujó literalmente a otros mandatarios para ser
el primero en la foto; cuando no había necesidad, pues seguramente el
camarógrafo lo habría enfocado a él, donde estuviera…
La egolatría, parienta cercana de la prepotencia, son en sí un complejo; propio
de quienes son serviles con los de arriba y déspotas con los que están
abajo. Y lo acabamos de ver con el viaje
relámpago del Secretario de Estado, Anthony
Blinken y el estate quieto que le puso al Presidente López Obrador…
Que ególatra y soñador; como al parecer no le contestan las cartas que
envía -por algo ha de ser- durante su discurso del desfile cívico militar, que
nada tenía que ver con la Independencia, dijo ha decidido enviar a la ONU -a la
que sigue atacando y la llamó un Organismo “ornamental”, en lo que no le falta
razón- a su corcholato Ebrard…
Para que ante la Asamblea General de la ONU -a la que atacó, lo que es
incongruente- presente una propuesta para que se constituya de inmediato un
comité para el diálogo y la paz…
Cuya misión sea el cese inmediato de las hostilidades en Ucrania y que se
dé inicio a las pláticas directas entre Putin
y Zelensky. Y, además, propuso que el Papa Francisco, el hindú Narendra Modi y el impresentable siervo
de Washington, Antonio Guterres,
sean quienes se encarguen del asunto…
Y no es que esté mal proponer la paz; es lo menos que cualquier persona en
su sano juicio puede desear. Pero,
independientemente de que nadie le va a hacer caso, su propuesta lo deja mal
parado ante la comunidad internacional…
Pues se considera, que el Presidente López
Obrador no es precisamente el más indicado para proponer la paz; cuando en
México se vive una guerra entre cárteles y una violencia que deja decenas de
muertos diariamente. El buen juez, por
su casa empieza.
Y por aquí nos encontramos mañana, si el Sol me presta vida.
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