Opiniones y Comentarios

                                                                                                Julio Ricardo Blanchet Cruz                                                                                                                                          DiarioLibertad@gmail.com.mx

·         El problema es la educación...

Como el Presidente ya no sabe ni qué decir en sus mañaneras, ni a quién echarle la culpa de todo.  Bueno se le hizo culpar de la corrupción a los “invasores” que llegaron de Europa; y agregó -por favor, no se vayan a reír, es en serio- que el País ha resistido la corrupción, porque en sus raíces profundas existen antecedentes de honestidad en el pueblo.  Sin decir cuáles son esas raíces profundas...

Y lo dice, cuando México está pasando por la peor etapa de su historia en materia de corrupción.  Su administración, si es que se le puede llamar así a botar el dinero que no es suyo, es lo más corrupto que se ha visto.  Y ahí está SEGALMEX como prueba.  El FOBAPROA se quedó chiquito...

Corrupción encabezada precisamente por él; que ha vivido durante años sin trabajar y sin rendir cuentas a la Hacienda Pública.  Sin soslayar que ahora ya tiene su propia gavilla, su propio cártel, que viene siendo más o menos como una franquicia del de Sinaloa...

Y así como están Los Beltrán Leyva, Los Rojos, Los Caballeros Templarios; etc. a ellos se les conoce como Los Pío-López.  Ato de asaltantes de mala catadura que han superado todo lo imaginable en materia de hacerse millonarios -bueno, no todos, por ahí hay una línea que son todo lo contrario, no son corruptos-...

Pero ya que se comenta sobre la corrupción, el origen de esta no son los “invasores europeos”, como supone el hombre de Macuspana.  La corrupción es producto de la ignorancia; y la ignorancia es la consecuencia de una educación impropia...

Pongo un ejemplo: En Japón, hay tiendas de lo perdido.  Si alguien encuentra algo, lo que sea y en donde sea, en un transporte público, en un parque, tirado en la calle.  Lo lleva a alguna tienda de lo perdido.  A donde puede acudir quien lo haya extraviado.  Y se lo entregarán; por supuesto, sin ningún costo...

Pero hay más.  En los lotes baldíos que aún quedan, la gente siembra hortalizas.  En la mañana cosechan lo que hay, lo ponen en una mesa con el precio, la báscula, y la caja del dinero; hacen la labor que requiere el predio y se van.  La gente toma lo que necesita, lo pesa y pone el pago en la caja.  Por la tarde el dueño recoge su dinero y se lleva sus cosas... 

Aquí, si el dueño de un predio hace lo mismo; en la tarde encuentra paracaidistas de Antorcha o cualquiera otra, que ya se le metieron, pero nada más, pues ya se repartieron lo que había...

Otro ejemplo: En Corea del Sur, hay tiendas de todo tipo, donde no hay dependientes, ni la puerta se cierra a ninguna hora.  Al entrar escanean el celular, toman lo que requieren, pasan a la caja, ponen la compra por un código de barras, pagan con el celular y salen con su mercancía tranquilamente...

El asunto de la honestidad no es una cuestión de ética, de moral, o de principios; es cuestión, como arriba se cita, de educación; y tiene dos sustentos.  Uno, tener consciencia de la Ley del equilibrio que establece que todo se regresa...

Y dos.  La sentencia que vuelve innecesarias a todas las religiones. “No hagas lo que no quieras que te hagan”.  Es todo.  Si así nos educaran, seguro que seríamos un México distinto.  Y no es que no nos lo digan; lo que sucede es que se dan ejemplos de todo lo contrario...

Ahora bien, el estar consciente no es lo mismo que saber.  La gente que fuma, sabe que hacerlo es dañino; pero no está consciente de ello.  La gente roba a escondidas, porque sabe que es malo; si no lo supiera, lo haría público y a la luz del día; y sin embargo, roban...

La gente no entiende lo que ocasiona el mentir, cuando la consecuencia es que la gente le mienta a él.  Finalmente se vive en un mundo de mentiras.  Y como la vida es una guerra de unos contra otros; y en la guerra el mentir es loable, pues todos se mienten alegremente y se engañan...

Pero hay de engaños a engaños.  Y que el Presidente López Obrador siga prometiendo que en este sexenio aparecerán los 43 estudiantes “Aún es posible hallar a los normalistas” dijo, sabiendo que nunca se sabrá la verdad, ni los hallarán...

Porque todo ha estado tan manipulado; que hasta Alejandro Encinas, Subsecretario de Gobernación de los Derechos Humanos.  El mismo Alejandro Encinas que metió de contrabando en su vehículo a Julio César Godoy Toscano, que tenía orden de aprehensión, para que tomara protesta como diputado y el fuero lo protegiera-.  Pues el mismo honorable personaje ha estado haciendo de las suyas falseando los hechos...

Por lo tanto, decirles a los padres de los 43, que van a dar con los estudiantes antes de que termine el sexenio.  Y aventarles el capítulo II de “La verdad histórica” Made in AMLO cuando hay madres que solo viven por la esperanza de encontrar a sus hijos; eso no se vale...

Raymundo Rivapalacio, en su obligada Columna, da santo y seña de lo sucedido, al dar a conocer una entrevista a Omar Gómez Trejo, el primer Fiscal para el caso de Ayotzinapa, que hoy vive en el exilio...

Léanla, se enterarán del porqué.  Aunque seguro que casi todos mis tres amables lectores, o sea, dos, supondrán porqué vive por allá.  Pues resulta que López Obrador ya estaba al tanto de todo.  Junto con otros personajes ampliamente conocidos...  

En quien entonces se puede ya confiar, si todos son una cuerda de delincuentes enlodados en la corrupción.  ¿Elecciones? ¿Para qué? ¿Para elegir a quién?  Elecciones prostituidas que gana el que invierte más dinero.  ¡Esa es la democracia!

Como Claudia, que ya tiene espectaculares sobre la 5a Avenida; pero ella ignora quién las mandó poner por allá.  ¡Vaya! ni siquiera lo sabía.  ¿De veras? ¡No puede ser!...

Por cierto, que va a ser muy poco lo que les permitirán gastar a cada uno de los candidatos a la Presidencia; solo les autorizaron 660 millones de pesos.  Con razón Dante Delgado quiere ir solo.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.