EDITORIAL
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“Botellita de jerez…”
Mal, pero muy mal se vio
el argentino Bergoglio, no solo al venir a hablar de humildad y pobreza
cuando se encuentra en la cima de la oligarquía y viaja rodeado de lujos como
si fuera representante de una petromonarquía.
Sino al espetarle en su cara a Peña Nieto que
actuar dando preferencias a alguien es corrupción; cuando hasta el mismo
Pontífice ha remarcado que en el Vaticano también la hay; pues es tanto como
querer ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
Por lo que el producto
soriánico del Atraco-mulco bien podría haberle preguntado al argentino si no se
había mordido la lengua y contestado con un mexicanísimo “Botellita de Jerez”; porque si
vamos a hablar de corrupción, el Vaticano no es precisamente el más indicado
para abrir la boca.
No obstante, más mal se
vio todavía el Ilegal al responder que “la
presencia del Papa contribuye a reafirmar la vocación colectiva de los
mexicanos por la paz, la fraternidad, la justicia y los derechos humanos”.
Cuando empezando por la
ONU, todos los organismos internacionales relacionados con los derechos humanos
han censurado y denunciado que México es un país donde éstos no se respetan.
En cuanto a la justicia,
mejor ni comentamos; como tampoco comentaremos de la fraternidad entre los
mexicanos, cuando no hay día que no nos enteremos de crímenes y desapariciones,
muchas de ellas por cuenta del Estado.
Pero lo más lastimoso del
caso, es que los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina Armada de
México, hayan hecho acto de presencia en el recibimiento al no muy querido
invitado; cuando de ambas partes saben perfectamente quienes son los que están
atrás de todo este asunto de la delincuencia organizada.
Lo cierto es ante la
falta de voluntarios para recibir al sonriente argentino, que rápido aprendió
la política y hasta sonríe y avienta bendiciones cuando le gritan que no es
bienvenido y le muestran pancartas alusivas.
Como cuando Peña Nieto y
su esposa son insultados por la muchedumbre que los intercepta por donde quiera
que van -hasta en el extranjero- solo que ellos no avientan bendiciones.
Tuvieron que llevar
acarreados; y el Pontífice, ya tocado por la fama, se encaramó en su papel de
ídolo, y ni se dio cuenta que lo aplaudían por obligación y que previamente
estuvieron ensayando las consignas.
Lo cierto es que el
espectáculo de la llegada del argentino, con mariachis y canciones y todo lo
demás, entre las hileras de presentación de personajes de “mucho gusto”, estuvo
mucho mejor que el medio tiempo del Súper bol.
Y el argentino se veía
feliz de ser el centro de atracción de todos.
Y si ya lo pusieron un sombrero de charro, que además le regalaron, no
tarda algún trasnochado en sacarse un safety con el Pontífice y luego la PGR
acuse al prelado de que era amigo de un narco y lo citen a declarar o le
siembren algún arma.
Pero lo cierto es que hasta
tuvieron que llevar acarreados para que el recibimiento no se viera tan
desairado.
Y lo de “no muy querido”,
es porque el Pueblo, sorprendentemente no solo no lo ha recibido a él como lo
hicieron con los anteriores; sino que a través de muchos medios le han hecho
saber que no es bienvenido y que su presencia, lejos de solucionar algo, solo
vendrá a agravar aún más las cosas.
Por supuesto que quien
más acarreados aportó a la recepción aeroportuaria del individuo, fue Eruviel
Ávila, el gobernador del Estado de México que ya se perfila para seguirle
cuidando las espaldas a su bienhechor, como lo ha venido haciendo desde que le
heredó el cargo.
Y como él mismo,
siguiendo la tradición de corrupción e impunidad, lo hizo con el impresentable Arturo
Montiel; más conocido como “La
Rata Montiel”, un individuo perfectamente capaz de jugarle chueco hasta
la propia madre de sus hijos.
Pero cuando de lo que se
trata es de echar “verbo”, no hay quien les pueda ganar a los políticos; y
desde luego a los religiosos, que son otra clase de políticos que se cocina muy
aparte; pero que afortunadamente cada vez tienen menos influencia entre las
sociedades.
Aún en la idólatra
iberoamérica, donde todavía quedan los últimos reductos de creyentes fanáticos
que vacían sus magros bolsillos para quedar bien con algún ilustre desconocido
que ocupa cualquier cargo importante, y lo veneran como si de verdad hiciera
milagros.
Cuando el único milagro
que se puede vislumbrar tras la visita del sujeto de marras, es que se haya
gastado tantísimo dinero en aras de nada; porque la visita solo traerá todavía
más arrogancia entre la podrida clase sacerdotal que solo es movida por el
dinero; pero nada más.
Aunque lo cierto es que la
costosa presentación pontificia es para reclamarle al Iletrado del Atraco-mulco
el que no haya cumplido los compromisos que hizo de otorgarles concesiones de
comunicación y acabar con la educación oficial en vías de favorecer a la
iniciativa privada.
Que fue a lo que se
comprometió a cambio de que anularan el matrimonio religioso de Angélica
Rivera con José Alberto, el Güero
Castro; para no irse al infierno por el ¡pecado mortal! de vivir como
amante de la llamada “Gaviota”.
Lo que ciertamente es una
posición muy moral que nada tiene que ver la vida personal que el individuo lleva
en sus finanzas.
En otro orden de ideas:
Un manejo de la noticia
es el que está llevándose a cabo por lo sucedido en el penal de Topo Chico, en Nuevo León; que
independientemente es parte de la campaña que se lleva a cabo en contra de Jaime
Rodríguez, el gobernador independiente apodado “El Bronco”.
Personaje que en este
momento está sufriendo las consecuencias de no pasarles dinero a las sucursales
locales de los cárteles de Televisa y TV Azteca, quienes rabiosamente se le han
echado encima para desacreditarlo.
López Dóriga no tanto; pues ya va de salida y él y su
esposa están en un tris de ir a la cárcel por haber intentado chantajear a
quien no debían. No midieron bien las
fuerzas.
El caso es que ahora los
medios, obedeciendo instruccione$, informan detalladamente que los que murieron
en la trifulca eran delincuentes, dando santo y seña del porqué estaban ahí y
lo peligrosos que eran para la sociedad.
Pero el todo eso fuera
cierto; y además, si verdaderamente las víctimas eran como los pintaron; para
el Estado están mejor muertos que vivos, de ninguna manera lo exime de la
responsabilidad de velar por la seguridad.
Indispensable condición
que no cumplen las autoridades; porque si los muertos a diario los hay afuera
de las prisiones, no podía esperarse menos que sucediera lo mismo tras las
rejas, donde los de adentro son igual de corruptos que los de afuera.
La sobrepoblación de los
reclusorios también es su responsabilidad.
El que dentro de las cárceles haya privilegios y bandas, es
perfectamente sabido por todos. Y tampoco
se puede evitar pensar -siguiendo el refrán de piensa mal y acertarás- que
guiados por el patrón yanqui de crear el problema para después solucionarlo,
estén pensando que las cárceles deben estar en manos de particulares, o sea, de
privatizarse; y así no sucederían estas cosas.
Son capaces de todo.
Para terminar, regresando
con el tema de Topo Chico, un
asesinato es un asesinato y el Estado tiene la obligación de investigarlo y
hacer justicia. El que las vidas que se
perdieron estaban a su cargo y por ende eran su responsabilidad, es un
argumento fuerte que no se puede defender con el hecho de que eran delincuentes
peligrosos que a su vez debían muchas vidas.
Las Leyes son para todos.
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