Diario Libertad

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Don Sata

martes, 22 de marzo de 2016



EDITORIAL

Auto atentados.

Partiendo del irrefutable hecho de que el terrorismo no se combate con más terrorismo, que en última instancia es lo que pretenden llevar a cabo los gobernantes bajo la férula del sionismo para con ese pretexto restringir aún más los Derechos de los ciudadanos. 

Por cierto que al discurso que sobre los Derechos Humanos pronunció el hawaiano en La Habana -donde cargó hasta con la suegra- solo le faltó que lo emitiera desde Guantánamo, para entonces sí desternillarse de risa. 

Tener la desvergüenza de  decir que no se levantan las sanciones porque los congresistas no ven claros signos de respeto a los Derechos Humanos y a la democracia; cuando en la Unión Americana la democracia es muy singular -por no decir que de vacilada- y los Derechos Humanos ni los conocen.

Seguro que los que los cubanos que ahora vayan a la Unión Americana van a servir de blanco a los racistas policías del “País de las Libertades” que asesinan a tiros a un hombre desarmado que ha levantado las manos.

Y le pegan de tiros frente a todos sabiendo que su hermandad -de la que poco se habla, pero en todas las policías del mundo hay pactos de hermandad- lo protegerá y por eso se saben impunes.

Aunque hay que reconocer, toda vez que fue censurado cuando por las muertes en una Universidad por los tiroteos que cotidianamente suceden en los planteles escolares, echó sus lágrimas de cocodrilo, en esta ocasión, con relación a los atentados terroristas en Bruselas, el señor Obama discretamente solo llevó una corbata negra.  

Cuando debió de haberla llevado de color rojo.  Porque si los asesinos a sueldo que se dicen llamar yihadistas son los que reivindicaron el atentado; y ellos -los EEUU- son quienes los entrenaron y les proporcionan armas y pertrechos, solo se puede deducir que el atentado terrorista fue un auto-atentado.

Recordando la invasión a Granada, a Panamá, a Irak, a Libia, y “La Guerra de los seis días, donde en cuestión de días un poderoso ejército sometió a otros ejércitos, doblegó a sus gobiernos y les arrebató sus territorios.

¿Cómo es que llevan ya casi dos años combatiendo a una cuerda de asesinos a sueldo, que ni territorio tenían, pero se fueron apropiando de ciudades enteras, y todavía no pueden acabar con ellos?

¿Quiénes les proporcionan no solo las camionetas Toyota con las que circulan por todos lados, quién o quiénes les proporcionan las armas y el parque; y por dónde les llegan? porque sin sus respectivos proyectiles de nada sirven las armas; y así, sin municiones, ya hace rato que la guerra se habría terminado.

Hay dos responsables de la guerra en Siria.  Uno, son los fabricantes de armas y sus pertrechos de guerra.  Los cada vez más poderosos tanques se tendrían que destruir a topes -por decirlo de alguna manera- si no tuvieran municiones que disparar.

Y dos. Las obsoletas religiones.  Que en nombre de dioses inventados han formado verdaderos imperios que fueron cimentados y se mantienen con sangre y odio; pero que son muy rentables, económicamente hablando.

El hombre moderno, medianamente ilustrado, ya no puede creer en que todo sucede porque su dios así lo quiere y dispuso.  Sería tanto como pensar en un ser perversamente demoníaco que goza con el sufrimiento.

Matar a un semejante en nombre de un dios que pregona el amor, es estulticia pura.  Nada puede ser más aberrante que eso.  Las Cruzadas no fueron para recuperar las Tierras Santas, sino para recuperar el control de las rutas de comercio.  Querían recuperar las $antas Rutas.

Y así, engañados, cientos de miles, tal vez millones, murieron y mataron a sus semejantes, en aras de un iluso premio prometido.  Los Papas ofrecían indulgencia plenaria -la entrada al cielo sin aduana- a quien matara a un musulmán.

Hoy Alá, autor del ojo por ojo, les ordena a sus seguidores que maten a cualquiera que no comparta sus creencias. 

Nadie debiera extrañarse porque eso esté sucediendo; o cuando menos ninguno de los que coinciden en que El Universo siempre está en equilibrio y que para ello, todo lo que se hace, tarde o temprano se regresa.

Sin soslayar que la visita de Obama a Cuba, coincide con los atentados en Bruselas, y poco después de que la Unión Europea, desde la misma Capital de Bélgica, emitiera el acuerdo para que los emigrantes sean entregados a Turquía, y así el impresentable de Tayyip Erdogan les haga el trabajo sucio.  Y de esa manera, los que huyen de la guerra que ellos mismos crearon, no sigan cruzando el Mar que algún día fue de los romanos.   

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