Diario Libertad

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Don Sata

domingo, 24 de diciembre de 2017

Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·               Esparta, la Navidad y Santa Claus…

El solo nombre de Esparta, la nación que durante nueve Siglos fue un poder mundial, evoca leyendas y realidades que son dignas de recordar en estas fechas…

Licurgo, por muchos historiadores considerado el más grande legislador de todos los tiempos, a ciencia cierta no se sabe si fue una figura histórica, o una leyenda, pues se cita en cronologías que van desde el Siglo XII hasta el año 600, todo, por supuesto, antes de esta Era…

Pero lo cierto es que parece haber vivido entre el Siglo IX y el Siglo VII.  Y a él se debe en gran parte la construcción de la gran Nación, imponiendo la reforma de la sociedad acorde al Oráculo de Delfos, en cuya entrada estaba inscrito: “Conócete a ti mismo y conocerás El Universo”

De ahí fue Rey Leónidas (540 - 480) el hombre al que Occidente le debe su actual cultura; pues aunque murió en el Paso de las Termópilas junto con sus 300 inmortales el 11 de agosto de 480, logró impedir el avance del Rey aqueménida Jerjes I (519 - 466) conocido como Jerjes El Grande, e hijo de Darío I (549 - 486)…

De no haber logrado detener a su ejército, nuestra cultura tendría su pedestal en Persia, no en Grecia.  Por cierto que en el Paso de las Termópilas hay una inscripción que reza: “Nunca tantos le debieron tanto a tan pocos”…

Frase que Winston Churchill (1874 - 1965) -personaje que, como la mayoría de los que tienen las manos ensangrentadas, es considerado como héroe- la plagió haciendo referencia a la Fuerza Aérea británica y su desempeño en la Segunda Gran Guerra…

Sin omitir que el valor espartano es reconocido por todo el mundo; y que incluye no solo a sus soldados, sino también a sus mujeres, consideradas, entre otras cosas, las mejores madres de la Historia, pues durante siete años no se separaban ni un segundo de sus hijos, hasta que los entregaban al Estado para que se hiciera cargo de ellos…

Cabe citar que las hembras de los orangutanes, mucho muy anteriores a los seres “humanos” siempre han hecho lo mismo con sus hijos y son catalogadas como las mejores madres de La Naturaleza…

También de Esparta, aunque esa sí es una leyenda, era Helena -Helena de Troya-conceptuada como el prototipo de la belleza universal; a tal grado que hasta los orientales hacen sus muñecas y caricaturas con su rostro…

Cabiendo agregar que en la Antigua Esparta del referido Licurgo, todos los hombres trabajaban para el Estado en tiempos de paz y eran preparados para la guerra.  Al cumplir la mayoría de edad se les daba el permiso para casarse y se les proporcionaba una casa y un terreno para sembrar y tener sus animales…

Pero como caso curioso, las casas no tenían cocinas, pues la comida la proporcionaba el Gobierno, y todos, incluyendo al Rey, comían en comedores públicos; y lo mismo.  Si alguien engordaba era automáticamente retirado de su trabajo, pues consideraban que estaba comiendo de más…

La decadencia de la gran Nación comenzó cuando al cabo de los Siglos llegaron a vivir extranjeros que no se adaptaban a su forma de vivir e introdujeron su cultura.  Y como la comida es la base principal de la cultura de los pueblos, los espartanos empezaron a comer de otra manera…

Y como todos somos el resultado de lo que hemos comido -ahí sí que no hay excepciones que confirmen la regla que incluye hasta los animales y las plantas- pues la gloriosa sociedad espartana se vino abajo…

Con relación al Solsticio de invierno, que tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre en el hemisferio Norte -en el hemisferio Sur el mayor alejamiento del Sol se presenta entre el 20 y el 23 de junio-…

Cabe citar que la palabra Solsticio se deriva del latín Sol y sistere=permanecer quieto.  Por eso también se conoce como el retorno o renacimiento del Sol, que durante tres días permanece en su posición más baja, para después iniciar su ascensión.  De ahí se deriva que el Dios Sol resucita al tercer día…

Y su ascenso ha sido celebrado desde tiempos inmemorables por civilizaciones que van desde los sumerios, los hititas, los babilonios, los persas, los egipcios y los celtas; hasta los aimaras, pasando desde luego por los mayas, los incas y los aztecas, para quienes el Sol es un dios que se ha sacrificado, aceptado morir para renacer eternamente.  Sin descartar que los aztecas se consideraban a sí mismos como “El Pueblo del Sol”…

Teniendo en todos los casos su relación astronómica con los apareamientos de los animales y las cosechas; así como La Luna lo tiene con las mareas, el movimiento de la savia de las plantas, las mismas cosechas y los partos de las hembras…

Sin soslayar que en todas las religiones el Sol es una figura central; y de hecho, a los iluminados se les conoce como mitos solares - del griego mytos=relato- incluyendo por supuesto a  Jesús, a quien se le representa con el disco solar atrás de su cabeza, quien debutó como una deidad no humana para los cristianos, y que posteriormente fue convertido en un personaje histórico…

Pues como muchos otros fue engendrado por un alienígena -un ser extraterrestre- al igual que el hindú Krishna; el egipcio Horus -“El Elevado”-; el frigio Atis, amante de Cibeles, que conducía su carroza tirada por leones; el persa Mitra, adoptado por los romanos, que con él desarrollaron una religión mistérica organizada en sociedades secretas, exclusivamente masculinas y de carácter iniciático; y el griego Dionisio -Baco para los romanos- hijo de Zeus…

El himalayo Siddharta Gautama, conocido como Buda, “El luminado” (483 – 368) fue engendrado por una virgen de nombre Maya y nació de manera sobrenatural, pero no es conceptuado como dios, aunque en las tradiciones budistas no se le conceptúa meramente humano, pues hacía milagros y tenía el poder de la omnisciencia, o sea el poder de eliminar el karma…

El cristianismo viene siendo un compendio o recopilación de pasajes de la vida de todos los anteriormente citados, especialmente de Krishna, de cuya vida lo copiaron absolutamente todo; excepto que él gozaba el amor de las mujeres…

El caso es que la Navidad, o fiesta de la natividad, nada tiene que ver con el nacimiento de un niño; y finalmente es un negocio más, impuesto por los EE.UU. y la Coca-Cola, de ahí viene Santa Claus, cuya basura de “alimentación” ha sido la responsable de acabar con la cultura de la mayor parte de los pueblos del mundo.  Que es lo mismo que le sucedió a Esparta.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
  




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