Opiniones
y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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Como
perico a toallazos…
Si bien es cierto que no le pasó
nada, el toallazo que recibió el Papa argentino a bordo del papamóvil en su
periplo chileno, no solo habla de la deficiente seguridad que debe de rodear a
un personaje de este tipo…
Sin soslayar que el Dalai Lama no anda con semejantes
aparatos de seguridad. Como tampoco lo
hacía el expresidente de Uruguay, Don
Pepe Múgica, quien sin duda pasará a la Historia como un ejemplo a seguir
en la política cualesquiera que sea la ideología…
Mejor corrijo, porque todos
tienen la misma ideología, el dinero y el Poder; o cuando menos la tenían hasta
que Don Pepe demostró la calidad de
espíritu que tiene. Y seguro que no
necesita más…
El toallazo, que hasta el momento
no se sabe quién lo arrojó; ni si detuvieron al que lo hizo. Ni si lo van a acusar; y ¿de qué lo van a
acusar? ¿Lo crucificarán? Lo ex
comulgarán y se irá al infierno para toda la eternidad…
Solo por confundir al Papa con un
perico y por eso lo agarró a toallazos; o porque en un arranque de idólatra
euforia se sintió un manager protector de su pupilo -confundió a Francisco con
un boxeador y por eso le aventó la toalla-…
También serviría de defensa, que
el agresor quiso demostrarles a los encargados de la seguridad que había
deficiencias que podían ser terribles. El
caso es que excusas y defensas a favor y en contra del agresor puede haber
muchas más…
Pero a quién lo hizo se le debe castigar debidamente. Como pasó con Alí Agca, que fue quien baleó al papa polaco en la Plaza de san
Pedro y se pasó muchos años en la cárcel; solo que en este caso del toallazo no
parece que haya elementos suficientes…
Y el hecho, que deberá reforzar
la seguridad, en eso quedará. Pero
demostró hasta dónde hemos llegado, que al papa iberoamericano de alguna forma
lo agreden. Sin omitir que después de las
manifestaciones en contra de su vista que generaron movilizaciones policíacas
para detenerlas; sin tampoco excluir las iglesias quemadas, debieron ser hechos
que advirtieran a las autoridades que deberían tener más cuidado con el
Pontífice…
Sobre todo, porque si como ración
de las protestas por su visita se incluían pancartas en las que se leía: “¿Cómo puedes hablar de paz si proteges a
pederastas?”, la irritación se agravó cuando uno de los obispos de nombre Juan Barros que ofició con Francisco la misa en la Plaza
O´Higgnins, ha sido acusado en repetidas ocasiones de proteger a un cura pederasta
llamado Fernando Karadima -ya
suspendido de por vida por el Vaticano al comprobarse que abusó sexualmente de
menores de edad-…
Porque declarar que le dolía y
pedía perdón por los actos de pederastia que han cometido los sacerdotes -80- y
por quienes los han protegido; cuando por otro lado se hace acompañar de uno de
ellos, ya fue tomado como burla…
Sobre todo si se recuerda que en
febrero del año pasado redujo las sentencias de un grupo de curas pederastas,
aduciendo la visión misericordiosa como una fuente de “sanación y de gracia”
¿?...
Si hubo tiempos en que se creyó
que la palabra del Papa era incontestable; hoy ya se pone en duda. Al igual que se pone en duda la palabra de
todo aquél que diga que representa a un dios en La Tierra, como dicen serlo
todos los líderes religiosos…
Y eso, para no hablar de la
credibilidad de los banqueros, otrora gentes respetables; o de los políticos,
que cuando están en campaña y son voceros de alguno de ellos. Como es el caso del conocido porro Javier Lozano, quien asegurando que los
rusos apoyan a Andrés Manuel le
llamó Manuelovich; y de Ricardo Anaya dijo que era un hipócrita…
Lo que ciertamente no es verdad,
porque el joven panista no es hipócrita, es esquizofrénico; o cuando menos
bipolar, porque lo mismo un día dice una cosa, que luego dice todo lo
contrario.
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida.
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