Opiniones
y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
·
De los
cárteles…
Así como los grupos guerrilleros
y de opositores a los gobiernos son siempre auspiciados por “alguien”. Entendiendo que ese o esos “alguien” debe ser
gente de mucho dinero, e influencias y ambiciones políticas; y que no son los
que dan la cara, o sea, mandan a otros a que se maten por ellos…
El costo de conformar un verdadero
ejército guerrillero ¡es altísimo! ni los muy-muy ricos lo pueden pagar. Llegan a tener ejércitos privados, pero
mantener una guerrilla son palabras mayores hablando solo de cuestiones de
financiamiento…
Fácil deducir que entonces los
dineros llegan de quienes tienen y disponen de ellos, o sea, de grandes
organizaciones; o en su defecto, de otros gobiernos. Washington es casi especialista en ello. Pero finalmente no es nada nuevo, siempre se
ha sabido que las revoluciones son armadas desde fuera…
Aunque hay quienes argumentan lo
contrario, ciertamente que la regulación, despenalización o liberación total de
la marihuana puede llegar a disminuir la violencia; argumentando que los
cárteles tratarán de resarcir el dinero que pierden con el cannabis ilegal, entrando
al ahora legal lucrativo negocio que ellos bien conocen; y que además beneficiará
hasta a los campesinos…
Pero también puede ejercer el
efecto contrario, puede acrecentar la violencia entre los cárteles que
pretendieran extender sus actividades; es decir, expandirse hacia otros
territorios. Y en ese caso los pleitos
por las rutas y las plazas se podrían agudizar…
En EE. UU. no se ha podido medir
el impacto entre los cárteles por la legalización y despenalización del
cannabis, porque allá hacen como que hacen; pero en el fondo se hacen como el Tío
Lolo…
Hace ya rato que se dieron por
vencidos; cada vez que las Autoridades Sanitarias califican tal o cual
substancia como prohibida y comienzan a perseguirla hasta con sabuesos, los
cárteles inventan otra y es el cuento de nunca acabar…
Recordaron que durante 13 años
combatieron al alcohol; y mejor se dieron por vencidos y dejaron que hicieran
lo que quisieran. Que se emborrachara el
que quisiera…
Y automáticamente, como si
hubieran apretado la tecla mágica de una computadora -o por milagro, como
quieran los amables lectores, al legalizar el alcohol se acabó el tráfico ilegal
de alcohol -de Perogrullo- y por ende también se terminaron los cárteles y la
violencia. Se habían acabado las rutas y
las plazas; no había nada que defender o pelear...
Por eso, recordando los aciagos
tiempos de la prohibición; hoy las drogas circulan casi libremente de frontera
a frontera y de costa a costa en la Unión Americana; pues en todos lados se
encuentran todo tipo de drogas…
Esa es la razón del porqué allá no
se puede medir el impacto en la violencia con la legalización de la marihuana;
pero sí el impacto económico que ha sido muy favorable a las finanzas públicas
por el monto de los impuestos que se pagan.
Antes les costaba dinero el combatir el cannabis; hoy les deja
dinero. Cosas de los tiempos…
El que solo sea en los centros
turísticos del País, como lo propuso el secretario de Turismo, De la Madrid; mejor ni lo
comentamos. Pero desde luego que va muy acorde
con la mentalidad del equipazo...
Como lo testimonia la diputada de
Morena Rocío Nahle, quien declaró
que no se pueden realizar cambios constitucionales en una entidad sí y en otra
no. Pasando por alto que en la CDMX está
aprobada la intervención del embarazo y en el resto de los Estados no…
Sin embargo, el que los
honorables legisladores declaren que el tema de la legalización de la marihuana
está cerrado; solo hace evidente lo lejos que están de los ciudadanos. Porque quienes estamos a favor de la
despenalización de todas las drogas, es porque estamos a favor de la paz…
La amnistía no es la solución al
horror de la barbarie que ha traído consigo la guerra al narcotráfico; más la
degradación social que llega cuando alguien se acostumbra a ver colgados,
decapitados y descuartizados por todos lados…
La solución a toda esa barbarie es
la legalización de las drogas. Y que el
dinero que se destinaba a esa aberrante y más que perdida guerra, se destine a
la rehabilitación de los adictos y para mejorar los sueldos de quienes las combatían…
Por cierto que, mientras más se
tarden en la SCJN en fallar sobre la Ley de Seguridad Interna, va a ser más
difícil que la aprueben; pues ya con soldados y marinos con permiso legal para
andar en las calles haciéndola de policías, el crimen no ha disminuido en lo
absoluto.
Ya de salida…
El que írrito Enrique Peña Nieto haya declarado que
es injusto que no se reconozcan las cosas buenas que se han logrado durante su
administración; independientemente de que el balance entre lo bueno y lo malo es
por demás negativo, por lo que mejor no debiera ni preguntar…
Refleja también que a Pepe Toño le está yendo como en feria;
y cree el esposo de La Gaviota que con sus “logros” puede apoyarlo. Cuando lo mejor que debiera de hacer es ni
hablar del tema, porque todo lo que huela a Atraco-mulco huele mal…
Y aunque lo comento en buena onda
por si Peña Nieto no se había dado
cuenta de ello, no creo que hablando
poco y apareciendo en público lo menos posible, vayan a mejorar las cosas…
Pero si no entendió cómo es que lo
percibe la gente, desde aquel memorable “ya sé que no aplauden” que pronunció
en febrero del 2015; cuando él seguramente esperaba que lo ovacionaran…
No obstante; como que nunca será
tarde para que deje de escuchar el canto de sus sirenas-asesores, pues no todo
está como le cuentan; y aunque ahora si le aplauden, es porque de inmediato se corrigió la falla…
Y a parir de esa fecha, se puede
decir que Pavarotti se habría muerto
de envidia si hubiera escuchado como en México le celebran a Peña Nieto todo lo que dice -faltaba
más para eso está el equipazo-…
A tal grado corrigieron la falla del
aplausómetro, que ahora ni siquiera se dan a conocer las protestas que se
organizan cada vez que se presenta en todas partes donde va. ¡Bien por el equipo!...
Pero no hay nada que
celebrar. Cumplir y hacer cumplir la
Constitución no amerita aplausos ni reconocimientos. Y no cumplir; menos.
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida.
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