Diario Libertad

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Don Sata

viernes, 6 de julio de 2018


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

  • De los flacos y los gordos…

Decía un muy ilustre maestro, que “Si los flacos y los gordos comieran lo que dicen, no habría ni flacos ni gordos”.  Todos los gordos dicen comer apenitas; y los flacos dicen comer muy bien…

La gordura no es ni hereditaria, ni genética.  Lo que se hereda es la costumbre de comer basto.  Si los padres o uno de ellos son o eran gordos, quiere decir que comían de más y servían de más en la mesa…

La ciencia no miente -las más de las veces se engaña sola y los demás se van con la finta-; y la Ley del Equilibrio, que ya he citado varias veces, pues interviene en todos los aspectos de la vida -finalmente la muerte sobreviene por un desequilibrio en las funciones-…

Dicta fatalmente que desde hace miles de años se descubrió -lo que a últimas fechas se ha venido a corroborar con las básculas electrónicas, de esas muy precisas que dicen que pesan hasta los suspiros; y que a la muerte de alguien con esa tecnología han logrado pesar el alma-.  Dicen…

El caso es que nadie puede subir un kilo de peso, si antes no se lo ha comido, zampado, embuchado, engullido, o como se diga, entre pecho y espalda.  Pero mientras no se quiera reconocer la realidad, los evidentes y comprobados hechos, nada se puede corregir…

Es como los alcohólicos.  Mientras no reconozcan que son alcohólicos, nunca podrá curarse. Hay quien toma solo los fines de semana; o cada mes,  pero es alcohólico; y hay quien toma todos los días y no lo es…

La adicción, la dependencia es la que determina el padecimiento; y mientras no se investigue y se establezca el origen, es decir, lo que ocasiona la sumisión, nada se podrá hacer para combatirla, sea cual sea…

Y esto se atrae a cuento por la cantidad de feminicidios que diariamente se llevan a cabo.  Según datos oficiales, nueve cada 24 horas.  En solo lo que va de este año la cifra es alarmante; aun sin incluir a las desaparecidas, la mayoría niñas o jovencitas…

Ya podrán imponer programas y crear oficinas especializadas para atención y bienestar de las mujeres, pero no han funcionado.  De hecho, ni siquiera ha disminuido el número de crímenes contra las mujeres…

Ya no se hable del mal trato donde el porcentaje de las mujeres que lo han sufrido es in entendible para un país donde tal vez el día más importante es El Día de la Madre; cuando menos por la derrama económica que conlleva…

Pero no se acaba de entender, de concientizar, que son las propias mujeres las que crían a los futuros machos; y que así los crían, por las enseñanzas, el adoctrinamiento de creencias religiosas que siempre han considerado a las mujeres como inferiores a los hombres…

Y mientras no se deshagan de ese yugo que milenariamente van arrastrando, difícil será que logren siquiera ser felices a plenitud; pues nadie puede ser feliz si se considera inferior.  Tan infeliz, o ficticiamente feliz, como quien se considera superior.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.







Martín Lutero (1483 – 1546)

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