Diario Libertad

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Don Sata

martes, 25 de septiembre de 2018


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·                             A toro pasado…

Haciendo escuela, el papa argentino que se hace llamar Francisco; y que a toro pasado pide disculpas por todas las barbaridades que han hecho sus correligionarios.  Como si con eso bastara…

 Pues también así lo hizo Peña Nieto pidiendo perdón por sus errores y agradeciéndole al Pueblo que le hayan dado la oportunidad de arruinarlo, perdón, de gobernarlo…

Y después, siguiendo la misma escuela, Ernesto Zedillo Ponce de León lo acaba de volver a hacer, al reconocer que se equivocó de estrategia combatiendo a las drogas, en vez de regularlas.  Pero eso tampoco de nada sirve…

Cabe aclarar, que es común desde el Siglo VI que los papas adopten otro nombre; aunque este sea repetido: Juan Pablo II; Pío XII; Benedicto XVI, etc.  Y esa tradición se originó porque el Colegio Cardenalicio de aquél entonces tuvo a bien elegir como Sumo Pontífice al obispo Mercurio (470 - 535)…

Lo que originó la ira de don Jehová y de su hijo bien amado, porque Mercurio recordaba al dios griego del comercio.  Y sabedores de que cuando don Jehová se enojaba el asunto era de cuidado, se acordó cambiarle el nombre por el de Juan

Pero como ya había un primer Juan y por esos tiempos aún no pintaba José-José, no cabía el Juan-Juan y por eso le pusieron Juan II.  Y los muy originales ya andan en Juan XXIII…

Sin poder soslayar que, como se cita líneas arriba, el papa Mercurio hacía honor al dios griego del comercio al que fue encomendado cuando nació; y por ende salió bueno para la simonía -hoy llamada cabildeo- pues en pocas palabras andaba cambiando lo espiritual por bienes materiales; lo que se sigue haciendo hasta la fecha…

No obstante, sabedores de que toda regla tiene sus excepciones, hubo dos papas que no quisieron cambiar su nombre Adriano VI -Adriaan Floriszoon Boeyens (1459 - 1523)-;  y Marcelo II -Marcellus Cervini de Spannocchi (105 - 1555)-…

También cabe aclarar, que los pontífices eran los que vigilaban, cuidaban y tomaban nota de todo lo que pasaba por los puentes que llevaban a Roma -ponte en latín = puente- que vendrían siendo como los aduaneros de ahora; y el sumo pontífice, el jefe de aduanas…

Pero regresemos a la legalización de las drogas que por fin parece que puede comenzar a tomarse en serio; y siguiendo el ejemplo de las naciones que ya lo han hecho con resultados positivos en todos sentidos: se acabó con la violencia, se redujo la cantidad de adictos y les deja dinero en las arcas.  Sin omitir que parece ser la última y única alternativa que queda para acabar con la violencia…

Lo que lamentablemente no sucederá en México a pesar de que se legalicen -pues a eso finalmente tendremos que llegar- toda vez que la violencia solo se disminuirá al ya no existir ni plazas ni rutas que es lo que pelean los narcotraficantes; pero no se terminará…

Pues muchas de las muertes que se le atribuyen a los cárteles, en realidad son del crimen organizado.  Los secuestros, los cobros de piso y extorsiones a industriales, agricultores y comerciantes, son de bandas de delincuentes…

Los narcotraficantes tienen lo suyo; y es tanto, que no necesitan andar haciendo otros negocios para tener más.  No saben que hacer con lo que tienen.  Su negocio les deja más que todos los demás juntos…

Lo mismo y con tanto dinero que tienen, si legalizan o regularizan las drogas, alguno de los grandes capos, o sus hijos muy amados en los que tienen cifradas todas sus complacencias, y por eso les dan coches Ferraris, o cosas por el estilo, puedan llegar a ser presidentes…

La dinastía de los Kennedy nació e hizo su enorme fortuna con el contrabando de alcohol.  Si legalizan las drogas quien quite que en una de esas “El Chapito” llegue a tener un escaño, una curul, una gubernatura o una secretaría de Estado.  Seguro que no podría ser peor que algunos especimenes que tenemos…

Y tal vez mejor que muchos.  El mundo de las drogas debe dejar gran experiencia y una visión muy exclusiva de lo que es el Estado y su Gobierno.  Finalmente ellos saben hacer negocios; y negocios muy arriesgados.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida. 




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