Diario Libertad

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Don Sata

miércoles, 13 de febrero de 2019


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
    
  • Sobre las guarderías

Entenderá Usted que le pregunte; pero ¿cuánto voy a ganar?...

Independientemente de tener el honor el ser aceptado como maestro para impartir cátedra en la Universidad, el más importante centro de aprendizaje de esas latitudes…

Y que por el lugar donde se encontraba y las instalaciones que tenía, con campos deportivos, auditorios inmensos y dormitorios para el personal, docentes y alumnos, se notaba que ahí había billete grueso vaya…

Ya interiormente desde que fue notificada su aceptación para entrevistarse personalmente con el Rector, lo que intrínsecamente le llevó a suponer que los emolumentos serían muy atractivos.  No podía pedir más; pero se atrevió a preguntar lo de la lana para acabar de llegar su gozo su esqueleto…

Todo depende de ti; pero seguramente mucho, le respondió el viejo Rector, con quien ya había recorrido toda la Escuela, donde para ser admitidos los estudiantes, tenían que pasar duras pruebas…

Por lo que al terminar sus estudios, al graduarse, el título no decía si eran médicos, ingenieros, licenciados, políticos, bomberos, músicos o lo que se le ocurra.  Su título los certificaba solo como egresados de esa Universidad…

Por todos lados era sabido que si alguien llegaba a solicitar un trabajo con ese título, sabían que estaba calificado para el puesto.  Una Universidad así de importante…

Y…  ¿Cómo cuánto será lo que percibiré? Volvió a inquirir el recién aceptado como docente, notándose además un poco inoportuno; pues ya había sido admitido y solo era un trámite el esperar el pago…

Pero el viejo sabio volvió a responder: todo depende de ti; depende de cuántos alumnos vayas a tener.  Si muchos van a tu cátedra, ganarás mucho; si nadie va, nada ganarías.  Por lo que los maestros se esforzaban para hacer sus cátedras lo suficientemente atractivas para que ganaran mucho dinero; pues pagaban muy bien; pero por alumno…

Principio que prevalece en muchos sentidos desde que fue aplicado en la Escuela Pitagórica, considerada como la primera Universidad de la que tiene conocimiento la Historia…

Y se trae a cuento por el asunto de las guarderías; que no se entiende mucho, a menos de que sea un negocio un tanto cuanto turbio, no exento de la corrupción imperante por doquier…

Si el dinero lo van a recibir las madres que tienen a sus hijos en una guardería y pagan por ello a la misma, cuál es la diferencia.  Vendría siendo lo mismo…

La diferencia, dicen los mal pensados, es que reportaban una cantidad de niños mayor a la que atendían; y cobraban por todos ellos.  Es como si el maestro pitagórico pusiera maniquís para que se viera llena su aula y cobrara por todos; iniciando la cadena de corrupción…

Pues el supervisor, que debe de haberlo sabido, también $e hacía de la vista gorda en un país de corrupción.  Como la casa de jabonero, donde el que no cae resbala.  Y como el dinero mal habido no rinde, pues a protestar…

Como comentario al calce; no son pocos los videos y denuncias de niños que son mal tratados en las guarderías.  Igual de cierto que los ancianos son mal tratados en los asilos.  No en todos, hay que reconocerlo. Pero…

¿Y de los que no se sabe?  Una respetable duda que cualquier madre puede tener.   Cuestión de cultura entre los que entienden que las cosas no suceden porque dios así lo dispuso…

Y los que mejor toman medidas para prevenir las tragedias.  Aunque para ello tengan que contravenir los designios del todopoderoso, que dispone que no puede pasar un solo minuto sin que en el mundo haya de lamentarse alguna desgracia -ya nomás en la México-Querétaro- y se escapen de sus divinas intenciones…

Haciendo recordar aquél camionero que en el parabrisas llevaba una imagen de San Cristóbal, el $anto protector de los viajeros.  Aquél que llevó sobre sus hombros al niño Jesús para cruzar un río, pues todavía no sabía que podía caminar sobre las aguas; pero debajo de la imagen decía “Yo a 90 me bajo”…

Pero en fin, solo son cuentos judíos, como dijo por ahí un acertado intelectual.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.


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