Diario Libertad

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Don Sata

martes, 4 de junio de 2019



Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
*            “Quien por otro pide, por si aboga”…

Faltos de identidad, los jóvenes andan a la moda para tratar de diferenciarse de sus ancestros; pero no se dan cuenta que al andar a la moda pierden su identidad; si es que algún día la encontraron…

Lo que nos lleva al Conócete a ti mismo y conocerás El Universo”.  La famosa sentencia que estaba inscrita a la entrada del Oráculo en Delfos, la colonia griega en la Península de la Anatolia, lo que hoy es Turquía…

Un ejemplo: a algún trasnochado famoso de esos que tienen muchos seguidores, es a quien debe de habérsele ocurrido -aunque lo mismo y fue un accidente- el salir al escenario con los pantalones rotos…

Pero lo que antaño hubiese sido no solo un improperio, sino indecoroso, pues los pantalones rotos eran para indigentes, hoy ha sido copiado por los jóvenes.  Y no pocos viejos ridículos que creen que vistiéndose como jóvenes se quitan los años…

Algo parecido a los que se pintan el pelo o el bigote para que no se les vean las canas.  Pero los únicos que no se dan cuenta del ridículo que hacen, son preciadamente ellos mismos…  

Salvo contadas excepciones, sucede lo mismo con quienes se someten a cirugías plásticas para verse bien; o para verse de otra manera, ya que como son, no se aceptan y hasta llegan a querer parecerse a sus ídolos.  Verdaderamente patético…

El caso es que ahora todos andan con los pantalones rotos; y mientras más rotos, mejor.  Como los pantalones Lee, que originalmente tenían remaches porque eran para gente de trabajo rudo; y hoy los pantalones “vaqueros” se usan en todas partes…

Al no tener identidad propia, es decir, al no saber a qué vinieron a La Tierra, creen que pareciéndose o imitando a alguien, ya la hicieron.  Sin darse cuenta que se masifican, se funden entre la muchedumbre.  ¿Quién era?  ¡Ah!; uno que traía los pantalones rotos…

Cabe aquí citar una sentencia pitagórica de esas que lo hacen a uno pensar -bueno, no a todos; muchos ni lo entienden- decía: “Quien sigue el camino de otro, nunca encontrará el suyo”…

Solo trascienden los que han hecho algo importante, algo diferente; los demás, si no encuentran el objeto de su propia vida, se pierden en la masa humana que deambula sin sentido…

Todo esto viene a cuento, porque en la inhabitable CDMX, a algún personaje se le ocurrió que los niños podían ir a la escuela con falda y las niñas con pantalones; lo que podría ponerse de moda ante la indiferencia, preferentemente de las madres…

Porque para los padres, digan lo que digan, es una ofensa tener un hijo homosexual -o desviado, para ser más genérico- y leyes o no leyes, se tiene que entender que ese gremio son hijos no deseados…

Nadie que tenga un ápice de consciencia puede desear que su hijo que esté por nacer sea homosexual.  Ninguna mujer engendra un hijo esperando que sea de gustos torcidos.  Ni los mismos homosexuales y lesbianas quieren que sus hijos sean como ellos… 

Algunos dicen que en Oaxaca hay una comunidad donde eso sí sucede, y no es mal visto.  Les llaman “mampos” y se encargan de los quehaceres de la casa.  Y en la India; aunque no son aceptados por la sociedad para mezclarse, son requeridos para las bodas; que por aquellos lugares tampoco son muy normales que digamos, pues se casan siendo niños, a gusto y conveniencia de los padres…

No obstante, no se registra el hecho de que a unos futuros padres en espera de un hijo, se les pregunte lo clásico: que quieren: ¿niño o niña?  Y ellos contesten que quieren que su hijo sea homosexual; o que su hija sea lesbiana…    

Ignoro quién fue el de la peregrina idea de que los niños pudieran ir de falda a la escuela; pero que Esteban Moctezuma lo promueva recuerda que “quien por otro pide, por si aboga”…

No vaya siendo que un día de estos se anime a cumplir su sueño de toda la vida; y como Toledo, que ya se descaró, se presente de faldita a su oficina en la Secretaría de Educación Pública; porque hay que predicar con el ejemplo…

Aurelio Nuño, el anterior Secretario decía “ler”; y una niña lo corrigió en público; por cierto que el muy baquetón ni se inmutó.  Y Esteban Moctezuma sale con que confía en que dicha disposición -la de los niños de faldita- sea tomada por los 31 Estados del País…

Y luego nos preguntamos por qué la educación y consecuentemente México, anda de cabeza…

Aunque por otro lado, aún sabiendo que quien utiliza palabras altisonantes es porque carece de vocabulario para expresar lo que piensa; no encuentro otra forma de decirlo: PERO YA BASTA DE ESTUPIDECES.  Pónganse a trabajar…

Que los “ninis” reciban más dinero de parte del Estado, que los médicos que ya terminaron su carrera y están en su servicio a quienes les paguen $935.00 a la quincena creí que solo podía suceder en una novela de Televisa.  Pero es de la vida real.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.  







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