Diario Libertad

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Don Sata

jueves, 30 de enero de 2020


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·                               Que se volvió malo…

Hace algún tiempo conocí a un hombre fascinante.  Extraordinariamente culto; ya rayando en la erudición.  Sabía de todo.  Podía uno pasarse horas y días enteros platicando con él.  Aprendiendo de sus bastísimos conocimientos y experiencias…

Como todo hombre culto, era educado, tolerante ante la inopia, afable y diríase que hasta cariñoso.  Tiene y ha tenido muchísimos alumnos y seguidores; pero dada su inteligencia, pocos amigos.  Por lo que las notorias deferencias hacia mi persona son de agradecerse y, por qué no, enorgullecerse…

Pero se enfermó; y se retiró a una vida privada.  Dejamos de vernos; y aunque en más de alguna ocasión lo busque, nunca tuve respuesta.  Luego me enteré que se había deshecho de su celular, no quería tener contacto con nadie.  De ser tan sociable, se había vuelto retraído y solitario…

Estaba, según posteriormente me lo dijo, enojado con su enfermedad.  Le había cambiado la vida que tanto amaba.  Ya no podía enseñar; no se sentía con ánimo para lidiar con todas las estupideces que le preguntábamos.  Especialmente yo; tal vez por eso me distinguía…

Un día me avisaron que lo iban a operar y de inmediato, junto con otros alumnos, se hizo lo necesario para ir a verlo.  Ya lo habían operado, pero convalecía en su casa.  Nos fotografiamos con él y charlamos agradablemente un buen rato…

Pero de momento, una pregunta lo enfureció, pues contradecía su punto de vista.  Y ese hombre afable y prudente, perdió el control.  Los presentes nos miramos, pero nadie dijo una sola palabra hasta que el Maestro se había “desahogado” -por decirlo de alguna manera-…

Bien.  Si una persona por accidente ingiere una planta de la familia de las solanáceas, llamada Atropa Belladona, se pondrá furiosa, violenta, querrá huir, se arrancará las vestiduras, morderá, golpeará, gritará, destruirá lo que pueda y no reconocerá a las personas.  Los ojos y la cara se les pondrán rojos, las pupilas se le dilatarán, su mirada fija será furiosa…

Si alguien ha visto un exorcismo -o cuando menos la película- donde El Diablo se ha apoderado de alguna persona; pues así… igualito con la Belladona.  Hasta que llega el señor cura -que no cualquiera; tiene que ser muy buen actor-…

Quien a punta de rezos acompañados de jicarazos de agua bendita que hace que el infeliz  que había sido posesionado, se retuerza como tlaconete con sal hasta que El Maligno se salga de su cuerpo y se vaya prácticamente recordándoles la mamá a todos…

Peo acto seguido, de un momento a otro todo vuelve a la normalidad.  Agotado, eso sí; pero ya los reconoce a todos y le agradece al señor cura su intervención para sanarlo.  El cura exorcizador, satisfecho de la labor cumplida, se retira echándoles bendiciones a todos los que apantallados presenciaron el milagro…

Y no es para menos.  Agarrarse del chongo con Don Sata no es poca cosa.  No cualquiera.  Se necesita, como líneas arriba se cita, ser muy buen actor.  Como en la película; ni más ni menos…

Porque el estado agudo por intoxicación con Belladona, da esos síntomas; y son pasajeros.  La Literatura Médica sita todo lo anterior y agrega: “Todos los dolores y síntomas aparecen bruscamente y desaparecen de la misma forma”.  Los exorcismos son un cuento…

Como lo es el cuento de el dios bueno y el dios malo que viene desde hace miles de años, cuando el profeta iraní, el legendario Zoroastro (6,300 años antes de esta Era) se refirió a Aura Mazda -El Sol- como el dios bueno; y Arimán, como el autor del mal.  De ahí deviene la más antigua de las religiones que aún existe: El Mazdeísmo…

Cabe recordar a Platón (427 - 347) quien dijo. “Si Dios es bueno, entonces no es el autor de todas las cosas; sino solo de unas cuantas.  Y no de la mayor parte de las que le ocurren al Hombre”…

Ya antes Pitágoras (569 – 475) había sido más tajante: El bien y el mal no existen; solo existe la salud y la enfermedad”…

Marco Anneo Lucano (39 - 65) fue contundente al decir. “Mens sana in corpore sano”...

Lo que lleva a entender que “los enfermos piensan como enfermos, toda vez que no pueden  pensar como sanos”; y que la humanidad no es mala, sino que está enferma.  El odio, la envidia, la rabia, la ambición, solo son síntomas de personas que están enfermas…

Y si a todo esto le agregamos que “Todos somos el resultado de lo que hemos comido”.  Pitágoras (569 – 475) pues no se necesita ser muy inteligente para entender lo que nos pasa; y que los caminos que se han seguido para pacificar ¿? al País, están más que equivocados…

Ningún animal, por estúpido que sea, se auto destruye; solo el Hombre.  Y solo el Hombre es también el único animal que daña a su pareja.  Pero todavía nos decimos inteligentes y hasta sapiens…

Y todo esto se trae a colación, porque ya es más que un rumor el que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, es un hombre hipócrita y malo que engañó a todos, porque antes decía ver por los más desposeídos…

Y ahora, con el pretexto de combatir a la corrupción y ahorrar dinero, deja morir a las personas por falta de medicamentos.  Lo que es absolutamente inaceptable desde cualquier punto de vista; y podría decirse que es hasta perverso.  Pero no; todos sabemos que está enfermo, y que por ello ha cambiado…

Pero no es el único, de recordar que el secretario de Salud en Veracruz, el Dr. Ramos Alor, dijo en una entrevista: “Vamos a ahorrar, aunque la gente se muera”.  Declaración que en cualquier otra parte del mundo hubiera sido suficiente para que le pidieran su renuncia y su cédula profesional…   

Han oído eso de un ciego que guía a otros igual de ciegos que él.  Pues México es el clásico ejemplo de que un enfermo lleva el cencerro y otros igual de enfermos lo siguen…

Y quiero ver quien es el que se atreve a negar que México sea un país de enfermos que, lógicamente, piensan como enfermos.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
 
No sin antes recordarles que Air Bit Club es un fraude.  Que no se dejen engañar por el tal Mauricio Larios y sus cómplices.  Ya les avisaré cuando se presente la demanda.






1 comentario:

  1. Seguimos siendo humanos salvajes en la medida que los malos sentimientos e instintos (aquellos que dañan) persisten en la mayoría de la humanidad. Un ejemplo clásico es cuando matamos a un ser querido por cegar la razón y soltar el instinto asesino. Y cuando recobramos la conciencia, nos damos cuenta de la gravedad del daño. Muy buena columna porque nos hace reflexisobre nuestros gobernantes.

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