Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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Ya no hay
remedio…
“El bien y el mal no existen,
solo existe la salud y la enfermedad”. Pitágoras
(569 – 475)
México está enfermo. No somos bestias, como por ahí dicen. Los más que crueles asesinatos no son actos bestiales;
ni quienes los perpetran son bestias.
Pues los animales, a quienes despectivamente así llamamos, no llevan a
cabo semejantes acciones…
Algunos, no todos, matan para
sobrevivir y mantener un equilibrio que, de romperse, lleva al caos. Ya ha sucedido cuando animales o plantas son
llevadas de un lugar a otro convirtiéndose en invasores y trastocando
grandemente la armonía…
Australia es un claro ejemplo de
lo que se cita. Y aún continúa sufrido
las duras consecuencias de plagas a las que no ha podido controlar…
Cabe citar, que una de las cosas
que nos diferencian de las “bestias”, es que somos el único animal que daña a
su pareja. Y también la única especie que se destruye a sí misma; y que por
consiguiente, en el entendido de que nadie da lo que no tiene, también destruye
su hábitat, lo que es in entendible…
Un perro, o cualesquiera otra
mascota, de la especie que sea -hay quien tiene como mascota un cocodrilo, un
tiburón, o una orca- y hasta los Dragones de Komodo se comportan cariñosos con
los humanos que los tratan bien…
Pero si se enferman de rabia, por
ejemplo, son capaces de morderse a sí mismos y de hacerlo con quienes les dan
de comer. Pues lo mismo sucede con los
humanos, que al enfermarse se autodestruyen y por ende, al carecer de
consciencia, destruyen todo lo que les rodea…
Cabe citar que la consciencia no
viene de ningún ente divino. Tampoco atañe
a la moral ni nada por el estilo. La
consciencia es totalmente producto de la cultura. No tiene la misma consciencia un católico que
un budista…
Y en consecuencia, el bien y el
mal también obedecen a la cultura del individuo. Lo que para unos es malo, para otros no lo
es. La interrupción de los embarazos
sirve de ejemplo para apuntalar lo citado…
Y resulta que todo ser vivo,
plantas o animales, sin excepción, somos el resultado de lo que hemos
comido. En La Naturaleza todos los
animales tienen su muy especial alimentación…
Su fisiología -parte de la
Biología que se encarga de estudiar los órganos y sus funcionamientos en todo
ser vivo- es distinta en cada especie y por consiguiente su alimentación es también
distinta…
Un buitre no puede alimentarse
del néctar de las flores, como lo hace un colibrí. Los animales herbívoros y los carnívoros
están diseñados para una alimentación específica y de ninguna manera se les
puede cambiar. Y si se les cambia,
enferman y mueren…
Por eso los animales tienen sus
muy marcados territorios en los que pueden sobrevivir; de hecho, solo viven en
donde su alimento existe. Un hipopótamo
no podría sobrevivir en el desierto y tampoco un oso polar. En los zoológicos de todo el mundo saben muy
bien esto…
Y en los seres humanos sucede
exactamente lo mismo. Pero nos hemos
convertido en una pandemia que lo mismo vive en el ártico que en la selva o la
sabana, comiendo lo que la “ciencia” -brazo derecho de los negocios- dice que
es bueno…
Pero los “científicos”, a pesar
de que hay sobradas pruebas de ello, o no lo saben, o de plano soslayan que los
seres humanos somos animales frugívoros, no omnívoros -que comen de todo, como
los chivos- y ese es el problema…
Al cambiar nuestra alimentación
hemos enfermado y por eso nuestro comportamiento dista mucho de lo que debiera
ser. Cabe citar, que encima de que hemos
cambiado nuestra alimentación natural por una artificial -por basura, también
cabría decirlo- todo lo que se cocina, o sea, todo lo que se pasa por el fuego,
pierde energía…
Y consecuentemente, encima de que
no es lo adecuado a nuestra fisiología, nos alimentamos de los residuos de una
combustión previa, es decir, de porquerías.
Y como todos somos el resultado de lo que hemos comido, en eso se ha
convertido la humanidad, en una porquería…
Ya desde hace Siglos lo habían
citado los griegos al decir que Prometeo fue expulsado del Olimpo por haberles
regalado el fuego a los hombres. Ya que
sin el fuego, difícil sería que comiéramos lo que comemos…
Lo que fue retomado por los
judíos al decir que fuimos expulsados del paraíso por comer del fruto
prohibido, es decir, por comer lo que no deberíamos de comer. Y créanme que quien está enfermo no vive en
un paraíso, sino en el infierno…
El problema de México, como hace
un par de días en este mismo espacio lo comenté, es que está enfermo. Los crímenes, la ambición por todo lo
material, el odio y la envidia, que es el hambre del espíritu, y el desenfreno,
son propios de gente desequilibrada mentalmente…
La Homeopatía lo sabe muy
bien. Toda enfermedad del cuerpo, se
manifiesta con alteraciones mentales.
Los enfermos piensan y actúan como enfermos, porque no pueden pensar y
actuar como sanos…
Pero curar a una sociedad
enferma, como los somos los mexicanos, no se va a lograr con medicinas; y menos
con apapachos y consejos moralistas. Eso
es punto menos que ridículo…
Ni tampoco se va a curar con
medicamentos que solo disfrazan la enfermedad, pero no la curan. Se tendría que combatir cambiando la
alimentación…
Pero aparte de que eso llevaría
tiempo, ni el Gobierno el Pueblo parecen estar dispuestos a llevarlo a
cabo. Por lo que solo queda que
individualmente cada quien decida hacerlo…
Razón por la cual, desde mi muy
personal punto de vista, la degradación social que estamos viviendo, sin
remedio seguirá empeorando cada vez más y más, como ha venido sucediendo ya
desde hace tiempo.
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida
Hay artículos que por su sustentación parecieran ser proféticos, y aunque las profecías son una falacia porque nadie puede predecir el futuro, este artículo tiene la fundamentación para en un futuro próximo convertirse en una realidad. Muy buen artículo.
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