Diario Libertad

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Don Sata

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·                       Ahí está el negocio…

“Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad, si no se engañaran los unos a los otros”.  Francisco, VI señor de La Roche (1613 - 1680) más conocido como La Rochefoucauld.

Inmersos en un mundo de fantasía en el que nos han educado por Siglos y Siglos; con algunos destellos de hombres que, por atreverse a cuestionar lo divino, han sido satanizados; y algunos, hasta piadosamente ejecutados…

Y convenientemente obligados a olvidar los recuerdos de la tierna infancia, cuando se vive un mundo de ilusión, pero bien que se da uno cuenta de lo que es cierto y lo que es fantasía.  Te voy a contar un cuento, es una frase que a muchos no le es extraña…

Por supuesto nos enseñan que mentir es malo, que siempre hay que decir la verdad.  Pero de niño bien que se da uno cuenta de que todos mienten, todos se engañan, o mejor dicho, creen que engañan a los demás…

Como los que usan un peluquín o se pintan el bigote de negro para parecer más jóvenes; cuando lo único que logran es verse ridículos.  Solo ellos no se dan cuenta de que no engañan a nadie…

No le vayas a decir a tu mamá que llevamos “llevamos” a mi secretaria a su casa.  No le hubieras dicho eso, ¡le hubieras dicho que sí te gustó su comida!  ¡No le vaya a decir que tiene cáncer!  Y así crecimos: con esas y mil mentiras más.  Los políticos son especialistas en ello…

Y como imitamos a nuestros mayores, lo que no puede ser de otra manera, y ellos dicen que dios todo lo puede, pues se acaba creyendo que transforman el vino en la sangre de Cri$to y que si no te duermes viene el coco y te lleva…

Los niños no son tontos, pero se acaban creyendo una serie de mentiras y se crece con la ingenuidad de un adolescente que se encomienda a todos los santos; y ni así aprueba la materia…

O el que le pide a la virgencita de Guadalupe que lo cure de la diabetes o del alcoholismo, pero sigue tomando alcohol con refrescos…

La Navidad es un negocio de los representantes de los dioses, ni el niño dios, ni el conejito de la suerte, ni los reyes magos y ni siquiera el invento de la Coca-Cola, el simpático Santa Claus y Rodolfo su reno, traen nada ni regalan nada…

La excomunión y el perdón de los pecados son dos nadas y sirven para lo mismo.  Nadie sabe lo que hay después de la muerte; y la inmensa mayoría no tiene ni idea de por qué y para qué vino a este mundo y por eso son seguidores de alguna religión, en vez de ser seguidores de sí mismos.  Pero como no saben ni a dónde van, pues entonces se forman en al fila

El bien y el mal es una cuestión cultural.  Lo que en un lugar es malo, en otro es bueno.  La interrupción de un embarazo es un delito en los Estados; pero en la CDMX no lo es.  El tener dos esposas en México es un delito, en Arabia Saudita no -ni tampoco sé cómo le hacen para vivir en armonía; aquí apenas con una y su familia ya tenemos bastante-… 

El que a Rodríguez Calderón el gobernador de NL, se lo hayan “acabado” en las redes sociales porque les dijo a los niños que Santa Claus son sus papás; con ridículas opiniones como que “Les acabó la inocencia”, “Les mató la ilusión” y cosas muy por el estilo, son ridiculeces parte del mundo de fantasías en las que viven; cuando el niño lo que quiere es el regalo y le importa un comino quién se lo lleve, pero les siguen el rollo por conveniencia…

Esos benditos niños inocentes que a los 10 años siguen creyendo en el niño dios, en realidad les toman el pelo a sus papás, lo que quieren son regalos y fiesterita.  Los niños no son tontos; y que se sepa, nadie se ha traumado cuando se enteró de que Santa y su reno no existían…

Pero la inmensa mayoría se niega a acepta que los dioses no existen.  Dejar de creer en ello es quedarse desprotegido.  Cuando el hombre no cree en sí mismo, necesita creer en lo que sea.  Ahí está el negocio.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.  


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