Diario Libertad

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Don Sata

viernes, 16 de febrero de 2018

Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·              Haciéndole al loco; y sí que lo está…

Tratando literalmente de salvar de la muerte al autor de la masare de Florida, sus abogados quieren hacerlo pasar por inimputable, aduciendo que el individuo está mal de sus facultades mentales y que por eso escucha voces…

Y si bien es cierto que el joven de 19 años es un enfermo mental, solo que un poco más que el común denominador de los demás habitantes del Planeta que estamos destruyendo nuestro hábitat… 

Sería justo, que ante las apabullantes evidencias que hay de sus acciones, se le hiciera un juicio sumario y se le ejecutara de inmediato, para así ahorrarle al infeliz enfermo tal vez años de angustia al estar en el pabellón de los condenados a muerte…

Porque si realmente está perturbado de sus facultades mentales, entonces no es responsable de sus actos; y la Justicia debiera de tomar en cuenta el que el agresor también es al mismo tiempo una víctima…

Aunque muchos quisieran -entre ellos, justificadamente los parientes y cercanos de las víctimas- que sufriera como sufrieron quienes resultaron muertos, y quienes resultaron heridos…

Pero el joven perturbado es una víctima más del podrido sistema yanqui, donde el hogar es más un simbolismo que una realidad, pues cada cual hace lo que quiere sin mayor vigilancia por parte de sus padres, de sus maestros y a fin de cuentas, de la sociedad en general…

En la actualidad, las familias se reducen a las que hay entre los migrantes; y desde luego a los nexos entre los capos; pero la estadounidense es una sociedad enferma, racista y decadente, que solo piensa en el dinero y las comodidades…

Que la mayor parte del tiempo bebe alcohol y toma drogas, legales o ilegales, para mitigar su infortunio y las múltiples enfermedades que les aquejan debido a su pésima cultura alimenticia, que lamentablemente han exportado a casi todo el mundo…

El caso es que de nueva cuenta los puritanos retoman el asunto de la indiscriminada venta de armas, sin que hasta el momento se sepa, como nunca se sabe, cómo es que el homicida las adquirió…

Porque el sentido común dicta que nadie va a comprar un arma y registrarla a su nombre para ir a cometer un asalto, una venganza personal o una masacre.  En México está prohibido el portar armas y sin embargo los delincuentes las tienen, y con toda seguridad que no están registradas…

El poseer y portar armas para defenderse de los delincuentes a los que las Autoridades no han podido controlar, debe ser un derecho a la legítima defensa.  Y el que las armas estén registradas es casi una garantía de que no serán utilizadas para cometer actos delictivos…

Tal vez los “pacifistas” suponen que si ya no se vendieran las armas y el parque -las municiones- la delincuencia disminuiría; pero el problema no son las armas o las balas, son las personas; somos nosotros…

Vivimos en una sociedad descompuesta en la que el valor de la vida a nadie le interesa.  Y no solo la vida humana que es la menos importante; finalmente, si desaparecemos, o mejor dicho, cuando desaparezcamos de la faz de La Tierra, todo volverá a la normalidad…

Ya no es solo el destruir, el matar, lo que nos caracteriza como especie; es el salvajismo, la brutalidad, la tortura.  El decapitar, el descuartizar un cadáver, va mucho más allá de lo irracional.  El darle toques a un bebé habla de un acto de perversidad inconmensurable.  


Y nos vemos mañana, si el Sol empresta vida. 

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