Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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Por eso
estamos como estamos …
No se puede pasar por alto que las
“limpias”, las maldiciones, las bendiciones, los conjuros, los amarres y
desamarres, el vudú -que supuestamente mata con alfileres que le clavan a un
muñeco- la cartomancia, la quiromancia y demás mancias adivinadoras tan
difundidas entre la gente supersticiosa…
Que adoctrinadas por las
diferentes religiones han perdido completamente la facultad de razonar. Sin soslayar los exorcismos, que tanto dinero
les dejan a quienes los practican, son propios de gente cuyas neuronas no les
funcionan muy bien…
“Tú tienes un problema”, es lo
que frecuentemente estos personajes le dicen a los incautos que llegan a caer
en sus manos. Cabiendo comentar, que
este tipo de charlatanes tienen más clientela que quienes han estudiado y se
dedican a solucionar los problemas físicos o mentales de las personas; y por
consiguiente ganan más dinero…
Desde temprana hora, afuera de
sus “consultorios” se forman largas colas de gente que acude a sus servicios
porque evidentemente tienen problemas.
Ya que si no los tuvieran no acudirían con ellos…
Por lo que decirle a un
“paciente” que tiene problemas, es tanto como si un dentista recibiera a sus
pacientes espetando un: Usted tiene problemas con su dentadura; o si un
proctólogo de buenas a primeras, viéndolo fijamente a los ojos le “atinara” al
paciente que lo visita, diciéndole Usted tiene problemas en la próstata…
La verdad no es que sean psicólogos
ni nada por el estilo. Son gente que
sabe su cuento; y estos charlatanes van desde los videntes, generalmente de
pocos estudios, pero que de manera por demás fortuita han encontrado las “facultades”
de los que dotó algún ser al que solo ellos han visto, pero con el que se
comunican desde el ¡más allá!…
Pero nadie en su sano juicio puede creer que un individuo puede
agarrar a Satanás del cogote -Don Sata para los cuates- y expulsarlo con rezos
y gritos. Eso va más allá de la patética
estulticia de unos y de la incalificable perversidad de quienes a eso se
dedican…
Si se atendieran el principio
pitagórico, dictado desde hace XXV Siglos, que “El bien y el mal no existen;
solo existe la salud y la enfermedad”, todas, absolutamente todas las
religiones, con sus dioses, profetas y demás circo parafernalio, no tendrían
razón de existir…
Se comprende que muchas veces la
ignorancia de las personas las lleva a conducirse por ese absurdo sendero; o en
su defecto, siguiendo el principio de que finalmente el perdido a todas va, al
no encontrar alivio a sus problemas, recurren a esas medievales prácticas, por
supuesto, sin obtener resultado cual ninguno…
Aunque ellos juren y perjuren que
tal o cual deidad los curó del cáncer; les consiguió un novio millonario o un
cargo público. Por ello los políticos y
las mujeres son generalmente los que viven en ese mundo de magia y brujería…
Propia de gente con un acendrado
grado de idolatría, que necesitan creer en muñecos y muñecas, toda vez que no
tienen confianza en sí mismos y no se hacen responsables de su propia
existencia…
Y dolorosamente lo acabamos de
ver en la persona del ínclito Secretario de Salud en el Estado de Veracruz, de
nombre Roberto Ramos Alor, médico de
profesión -para acabarla de
perjudicar- quien de manera por demás primitiva
acudió con brujos y lo que le sigue, para que le fuera bien en su comparecencia
ante los diputados…
Y si le hubiera ido bien, a quien
como anuncio de su profesión lleva siempre colgado del cuello un estetoscopio,
poco habría que comentar. Pero le fue de
la patada…
Y a no ser porque se trataba de
una comparecencia ante los legisladores locales, que finalmente acabaron
pidiéndole su renuncia, el asunto era más propio de un vodevil o de una comedia
por demás tartufa…
Solo le faltó al personaje de
marras, que al ser tan maltratado por los legisladores, les echara malas
vibras. Pero la verdad es que quienes
nos gobiernan, se pasan hasta en eso. Y
por eso estamos como estamos.
Y nos vemos mañana, si el Sol me
presta vida.
No sin antes permitirme
recordarles que Air Bit Club es un fraude.
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