Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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¿Quién te
entiende, mi vida?…
El que las monopolizadoras del
instinto -los hombres carecemos de ese preciado don- no se entiendan ni ellas
mismas; y que sus peores enemigas sean por igual ellas mismas. Sin soslayar que la mejor amiga es la que con
no poca frecuencia se acaba quedando con el marido…
Ahora se dicen víctimas de lo que
ellas mismas crearon. Ya no se les puede
mirar ni de reojo sin correr el riesgo de ser denunciado ante las autoridades
por acoso sexual; y que no se ocurra lanzar un ¡adiós preciosa! porque lo más
probable es que nos pasemos una noche en la Comisaría; y todo porque ellas lo
dicen…
Y si bien que es escandaloso y
cobarde el que exista la violencia hacia ellas.
Cabiendo aclarar que los seres humanos que, según algunos “son hechos a
imagen y semejanza de su creador” -que debe
de ser de la familia Frankenstein porque la humanidad le salió
monstruosa-…
A tal grado que el hombre es el único animal que daña a su
pareja; lo que nos pone hasta el fondo de la escala zoológica. Pero el caso el que también es de voy y vengo
-como eran antes las calles de mi Pueblo-…
Porque si bien es cierto que es
escandalosa la violencia hacia las mujeres; también debiera ser escandalosa la
violencia que ellas ejercen hacia los hombres; y no solo físicamente. Que ya
hay estadísticas sobre ello, pero son bastante inexactas, pues generalmente el
hombre no las denuncia por vergüenza…
Sin embargo no es exagerar el
decir que nos tienen oprimidos. Y no son
pocos los que desde la adolescencia han sido “violados” -aunque seducidos sería
más propio- por mujeres mayores, solo que eso no se dice. Pero el caso es que siempre acabamos haciendo
lo que ellas quieren…
Y todo porque ellas, las mujeres
son siempre la meta de los hombres. Y
resulta que los hombres no somos la meta de las mujeres. Somos el medio. Una vez que son madres ya les salimos
sobrando; y cuando tienen nietos, mejor ni les platico…
La seducción desaparece y en la
mañana se les encuentra despeinadas y en chanclas, la mayoría bastante
pasaditas de peso; y en veces dan ganas de salir corriendo. Lo que pasa es que la inmensa mayoría de los
hombres no saben vivir solos. Son a tal
grado dependientes, que bien a bien no han salido de una y ya cayeron con otra…
Diríase que saltan de la sartén
al fuego. Mismo infierno, con diferente
diablo. Más o menos. Por ahí dicen que quien se casa, se divorcia
y se vuelve a casar; es el más claro ejemplo de que la esperanza vence a la
experiencia…
Cuando en la pareja la mujer
muere primero, el hombre poco tiempo le sobrevive; pero al contrario, cuando
ella enviuda, comienza la milonga. Hasta
rejuvenecen…
Pero regresemos con que ni ellas
mismas se entienden -la mujer es finalmente lunática- y ya es parte del acerbo
de las jóvenes que, carentes de imaginación y desde luego de originalidad, se
dedican a copiar lo que otras han hecho…
Y así salen a las calles con
pañoletas verdes y aburridas consignas que, acompañadas con una malísima
coreografía se sienten envalentonadas y hasta retadoras; aventando a la hoguera
los libros con los que no están de acuerdo, principalmente religiosos,
curiosamente defendiendo a sus competidores, los homosexuales y ¡en contra del
aborto! ¿Quien te entiende mi vida?…
Y al más puro estilo inquisitivo,
danzaron alrededor del fuego haciendo recordar los aquelarres medievales. Como si con el fuego fueran a combatir sus
demonios internos…
Porque esos violadores a los que
señalan con dedo flamígero, fueron “educados” por una mujer que los trajo al
mundo y los crió como machos, sin respeto alguno para ellas…
Y así lo han hecho por Siglos y
Siglos sin entender que la causa de la misoginia tiene su origen en las
religiones. Y si a eso agregamos que los
agresores son enfermos de la mente -los enfermos piensan como enfermos- la
mayor parte de las veces drogados, las consecuencias están a la vista…
El día de mañana lunes nueve, en
el programa de Opiniones y Comentarios que me hace el favor de transmitir
Sociedad 3.0 Internet, pasaré dos videos en los que se analizará el
desconcertante comportamiento de las féminas y trataremos de establecer cuándo
y cómo comenzaron las agresiones en contra de ellas.
Así que nos vemos mañana, si el
Sol me presta vida.
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