Opiniones y Comentarios

Julio Ricardo Blanchet Cruz

diariolibertad@gmail.com

·           Solo entre cuates…

Lo que parece ser cierto, es que la geopolítica, los dineros y esas cosas que echaron a perder el Espíritu del Hombre; que al encontrarse perdido en un escenario en el que no sabe cual es el papel que debe desempeñar, se volvió inseguro…

Y desde ese entonces quiso hacer lo que otros hacen, para tener lo que otros tienen.  Y quiso tener más de todo.  La ambición se apoderó del Hombre; y sus sueños de triunfo, de gloria, se convirtieron en pesadillas…

Cave citar que muchos consideran a los fantasmas como espíritus; lo que es un error, primero porque los fantasmas no existen.  Y segundo, porque la unión de un óvulo y un espermatozoide dan un ente…

Y la unión de ese ente, ese ser, con el alma, da un espíritu.  Cuando se muere, el alma, lo que le da ánimo al ser, se regresa por donde vino, el Sol.  Y el ente, ya sin vida, hace lo propio y también se regresa de donde vino, a La Tierra…  

Pero regresemos con la obsesión del hombre por el dinero, que se volvió enfermiza y grave, muy grave, de vida o muerte.  Y no se exagera.  Si no tienes dinero, si no tienes billetes, estás muerto, eres un infeliz.  Pues hasta la felicidad la miden con dinero…

Cuando la felicidad consiste en hacer lo que a cada cual le gusta.  En contraparte, nadie puede ser feliz haciendo lo que no le gusta.  También dicen que los pueblos más ricos son los más felices.  Y que no se olvide, también dicen que son los más sanos.  Porque de lo que se enfermen, siempre habrá modo de curarse; si tienen dinero.  El dinero se convirtió en una meta, no en un medio…

Hay gente que va por la vida persiguiendo el dinero; mientras más tienen, más consideran que han triunfado. Por poner un ejemplo.  Hay quien quiere descubrir la vacuna contra el Coronabichus Apanicatum, para hacer dinero. Y hay quien quiere descubrir la misma vacuna para salvar vidas; y el dinero les viene valiendo un comino…

Y todo esto se trae a colación, porque en un acuerdo insólito, la Unión Europea, que está integrada por más naciones pobres que ricas -y luego con la pandemia, pues peor- van a crear un fondo de recuperación de ¡750 000 millones de euros! para contrarrestar los efectos de la recesión causada por el Bicho…

O sea, que en 6 meses el Bicho acabó con la economía de medio mundo y habrá que rescatarla.  ¡Ah caray, qué Bicho tan poderoso! Y que bueno que haya unión para afrontar el desastre.  Pero…

Y de dónde va a salir tantísimo dinero.  ¿Nomás lo van a imprimir; o qué?  Sí; ya se sabe que lo van a pedir prestado a los agiotistas internacionales -FMI, BM y China, que también está prestando dinero sin tantos compromisos- que fue lo primero que se sospechó en este mismo espacio cuando apenas empezaba el show…

Pero, se insiste.  ¿De dónde va a salir tantísimo dinero; con qué lo van a respaldar? Porque con esa fabulosa cantidad alcanzaría para darle de comer a la humanidad entera por muchos años.  Decía un paisano: te imaginas 750 000 millones de euros ¡en kilos de tortillas!...

Lo que este rescate deja bien claro, es que los “salvadores” de lo mismo que ellos crearon, no quieren salvar a los pueblos para que coman bien y se recuperen trabajando…

Quieren salvar a los ricos -cadenas de hoteles, aerolíneas y todo lo relacionado con el turismo.  Igual la industria de la moda entre muchas otros aspectos de la vida- de la recesión de la que todo mundo habla ahora; pero que ya se venía anunciando desde hace buen tiempo…

No obstante, hay que estar agradecidos por la desgracia que solos nos hemos buscado al concebir una sociedad de enfermos.  Por lo tanto, alabado sea San Coronabichus Apanicatud, mártir del sistema inmunológico de La Madre Tierra, que murió a manos de uno todavía más malo que él -el Homobichus Terroríficus- pero dio su vida para salvar de la catástrofe financiera a la humanidad entera ¿?...

Bueno, bueno; está bien.  No a todos; no más a unos cuantos.  Pero los suficientes para comprobar que la geopolítica y esas cosas, son negocios que se hacen solo entre cuates.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.