Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
·
¡Optimistas!…
Hace
exactamente una semana a las 15:20 Hrs. en la isla de Manhattan se encendió un
reloj climático. Según esto un proyecto
“artístico” de Gan Golan y Andrew Boyd, dos
individuos para mí completamente desconocidos…
En
la Internet no se dice nada de ellos, salvo la creación de su reloj climático
que anuncia el tiempo que le queda a la humanidad para actuar, y no esperar a
experimentar los cambios que serán irreversibles…
El
reloj marcó que nos quedan 7 años, 103 días, 15 horas, 40 minutos y 7 segundos,
y contando. Por supuesto que hoy ya es
una semana menos. Pero lo escandaloso
del caso, es que no muy impresionó a nadie; salvo la espectacularidad del
relojazo en plena calle Union Square…
Y
aunque no muy dicen cómo es que los “artistas” llegaron a esa fatídica conclusión,
pues no se sabe que instituciones o científicos los respalden para hacer
semejante predicción a la que llamaron “La Tierra tiene una fecha límite”;
tal vez por eso nadie se mostró impactado…
Aunque
en 7 años pueden pasar muchas cosas -solo hay que ver lo que ha pasado en estos
últimos 7; y no se diga lo que ha sucedido de enero a la fecha- no obstante, desde
mi muy personal punto de vista, los “artistas” pecaron de optimistas…
Tiene
ya tiempo que en este mismo espacio opiné que ya habíamos llegado al punto de
no retorno. La extinción del 60 % de las
especies animales que habitaban el Planeta a nuestra llegada, lo dice todo. Solo quedan 22 vaquitas marinas…
Cada
uno de los organismos vivos que vivían y aún viven el Planeta, son parte de un
ecosistema por demás perfecto. Y eso
equivale a que el mismo 60 % de nuestro propio organismo haya muerto; en cuyo
caso, el fallecimiento es inminente y por supuesto doloroso e irreversible…
Sin
soslayar el derretimiento de los Polos y los glaciares a causa del
calentamiento; más la destrucción de bosque y selvas, la contaminación de los
ríos y mares y la actividad de basura
espacial que hemos arrojado…
Pero
resulta que la humanidad está enferma y en consecuencia los humanos somos lo
suficientemente ..?.. -ponga el amable lector el calificativo que quiera para
que nadie se sienta ofendido- como para destruir nuestro hábitat ¡aún dándonos
cuenta de ello! Y todo por nuestra
comodidad…
Tenemos
el tiempo contado; y aún haciendo caso de quienes creen que los humanos somos
el non plus ultra de la Creación y
que existe un dios salvador que a última hora actuará para perpetuar la especie,
ninguno vendrá en nuestro auxilio para librarnos de la catástrofe que hemos
provocado. Siendo sinceros, nos lo hemos
ganado a pulso…
El
Coronabichus
Apanicatum -que no es lo que nos cuentan, ya que todo obedece a un plan
para confinar a la gente- viene siendo como un glóbulo blanco de La Tierra, que
al detectar parásitos nos ataca…
Porque
nosotros, los según esto hechos a imagen y semejanza de dios, somos unos viles
parásitos interplanetarios y además soberbios, que lamentablemente llegamos a
esta Tierra…
Y
que en lugar de actuar conforme a sus Leyes, nos dedicamos a actuar en su
contra y a destruir todo lo que por enfrente se nos atraviesa; con las
terribles consecuencias que ya se ven por todos lados…
Somos
tan inconscientes de nuestra realidad, que todavía hay retrasados mentales que
se oponen al aborto, cuando la interrupción de un embarazo, para La Madre
Tierra, significa solo un parásito menos…
Y
más a estas alturas, cuando el futuro de la humanidad se tambalea y se condena a
los que nazcan a una existencia miserable en medio de la inminente catástrofe…
Pero
todavía se entretienen con nimiedades; y ruidosamente festejan que la
desprestigiada ONU, a la que acuden algunos mandatarios para hablar de sus
personales estupideces -mis tres lectores saben a quien me refiero- en vez de
opinar de los problemas internacionales que se afrontan y proponer soluciones…
Felicitan
a México por las nuevas etiquetas en los productos chatarra; responsables en
mucho de las enfermedades. Y finalmente de
nuestra estulticia -los enfermos piensan como enfermos- ya que destruir el
medio ambiente no merece otro calificativo...
Pero
récenle recio a sus dioses; tal vez algunos idólatras se salven y empiecen por
recoger los millones y millones de cubrebocas que ahora ya se encuentran hasta
flotando en los océanos.
Y
nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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