Diario Libertad

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Don Sata

sábado, 27 de junio de 2020


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz

·                     Después del tongo, el dengue…

La principal Ley que gobierna El Universo, es la Ley del Equilibrio.  Si se transgrede viene el caos y la propia Naturaleza se regula.  Los animales inferiores, cuando ven que las condiciones no son propicias para procrear, siguen teniendo contacto con el o los machos; pero comen pastos que funcionan como anticonceptivos…

Claro que los científicos dirán que es el instinto; pero lo cierto es que todo lo aprenden de sus madres.  En las reservaciones donde los animales que son rescatados desde bebés, cuando los reingresan a sus correspondientes hábitats, les es muy difícil sobrevivir, pero llegan a aprender muchas cosas observando a sus semejantes…

Desde mi muy personal punto de vista, la verdadera inteligencia es la adaptación al medio; no la capacidad de resolver problemas.  Finalmente no hemos resuelto nada; la humanidad entera sigue siendo un problema, no solo para las demás especies y al Planeta mismo; sino para nosotros mismos…

El verdadero enemigo del hombre, es el hombre mismo.  Ese hombre que vino de las estrellas, según dijo Pitágoras (569 – 475) y que quiere cambiar todo a su modo, porque como está, no le gusta…

Pero por lo visto no acaba de darse cuenta que no puede ir en contra de las inamovibles Leyes de El Universo.  Quien destruye su hábitat no puede decirse inteligente; sino más bien todo lo contrario…

Como tampoco es inteligente continuar esta estúpida lucha contra las drogas, sabiendo, porque lo saben, que nunca podrán derrotar a los cárteles; ni aquí, ni en las Filipinas de Rodrigo Duterte, quien autorizó a los ciudadanos a matar a cualquier narcotraficante.  Para hablar de la verdadera dimensión del problema…

Se ha tirado el dinero a la basura.  Las cosas cada vez estan peor, lo que habla en sí del fracaso en el combate.  Ya demasiada sangre y dolor ha costado la guerra, como para no entender que la mejor forma de acabar con los cárteles, es legalizando las drogas…

La guerra está perdida, es una guerra desigual.  Nuestros soldados no están entrenados para la guerra de guerrillas, no conocen el terreno en el que van a luchar y son fácil presa de las emboscadas…

Y desde hace unos días en este mismo espacio se comentó de que estaban subiendo las miras, es decir, que cada vez los atentados son a personajes más significativos.  Empezaron eliminando alcaldes que no cooperaban con ellos y los combatían…

A los gobernadores no les ha sido muy difícil convencerlos; no les queda de otra.  Y en la Presidencia siempre ha habido un favorecido.  Pero ya vamos en Generales del Ejército -del que ya no se ha sabido nada desde que lo liberaron- el juez de Colima y su esposa, asesinados dentro de su domicilio, lo que llevó el doble mensaje de que ya la familia no importa y que pueden llegar a donde sea…

Y ahora el perpetrado en contra del Secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Omar García Harfuch, quien responsabilizó de los hechos al CJNG, lo que hasta el momento no ha sido reivindicado por nadie…

Pero el Secretario resultó herido, aunque dos de sus compañeros que fungían como escoltas perdieron la vida en el atentado, resultó herido a pesar del blindaje de su camioneta; pues los sicarios utilizaron rifles que traspasan cualquier coraza…

Y lo hicieron a la vista de todos, en un lugar rodeado de cámaras; por lo que ya fueron detenidos 12 personas originarias, según el parte, de varios Estados y un Colombiano…

 ¿Quién sigue? Cabría preguntar.  Porque no pueden protegerlos a todos, todo el tiempo; y a costa de qué.  Que se entienda, la guerra está perdida, le hagan como le hagan.  Lo único que se les puede hacer a los cárteles, es cobrarles impuestos.  Y para ello hay que legalizar las drogas, todas.

Y nos vemos…

¿Cómo que nos vemos?  ¿Y lo del tongo y el dengue?

Ah, sí se me olvidaba.  Pues no acaban de apanicar a la gente con el show del Bicho apocalíptico y sus parientes; y ya advierten del regreso del Dengue.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.






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