Diario Libertad

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Don Sata

domingo, 7 de junio de 2020


Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
·                       Origen del racismo…

Corrían los años finales del Siglo XIX y daba inicio el XX, signado por los avances tecnológicos y el desarrollo del hombre y la civilización.  ¡Bueno! creo que mejor lo dejamos nada más los avances tecnológicos; porque en lo demás seguimos en las mismas…

Y aquí no cabe decir que podríamos estar peor, porque algo más vil que la inmoralidad del ser humano, no lo hay en todo el Planeta.  Y eso que algunos dicen que Dios nos hizo a su imagen y semejanza.  Pero regresemos…

Por aquél entonces había un rey en Bélgica llamado Leopoldo II, quien gobernó los años suficientes -hasta que se murió en 1909- como para hacerse de unos terrenitos en África que lo hicieron el hombre más rico del mundo…

Pero como la envidia corroe el alma, la presión internacional lo obligó a venderlos.  Pero el muy marrullero hizo una maniobra y se la vendió a sí mismo.  Más o menos como cuando Ernesto Zedillo vendió FERRONALES; pues así, don Leopoldo II, Rey de Bélgica (1835 – 1909) le vendió sus terrenitos… a Bélgica…

Y se trae a cuento, porque los terrenitos de don Polo II eran el Estado Libre del Congo y ¡la propiedad! tenía una extensión tan grande, que en proporción sería como toda la República y Tlaxcala, en comparación con Bélgica.  Así de grande y no exagero…

Y ahí, en el Estado Libre del Congo, se perpetraron crímenes racistas aterradores, porque el dueño del terrenito era también, en la práctica, el dueño de sus habitantes.  A los que mandaba torturar o mutilar si no se portaban bien -a diferencia de otros que mandan abrazos y los acusan con sus mamás y abuelitas-.  Pero no nos desviemos…

Lo curioso del caso, es que ahí la crueldad y el “racismo” no era nada más de los blancos hacia los negros, a los que consideraban como animales que no tenían alma; sino entre los propios negros…

Que torturaban a sus semejantes con la saña inaudita que caracteriza al hombre; y lo diferencia de las bestias que matan para comer; pero no torturan; ni disfrutan el hacerlo…

Como lo hemos visto ahí mismo en África, donde en Ruanda, en 1994, el 70 % de los Tutsi fueron asesinados a manos del gobierno Hutu.  En casi 4 meses asesinaron entre medio millón y un millón de hombres; y se calcula que entre 250 mil a 500 mil mujeres fueron violadas durante ese mismo tiempo…

Por lo que el racismo no es esencialmente por cuestiones del color de la piel, o de rasgos físicos.  El odio “racial” es entre todos.  Y ahí están los Chiítas y los Sunitas, que siendo hermanos de raza se han peleado y matado desde hace Siglos cuando murió su profeta Mahoma (571 - 632)…

Y lo mismo pasa entre los blancos, los amarillos o los cobrizos, que se ha odiado a muerte sin importar su raza, origen o posición social.  Pero la discriminación, el racismo, es en ambos sentidos…

Tanto los de arriba discriminan a los de abajo; como los de abajo discriminan a los de arriba.  Solo que estos últimos, los de abajo, también son presa de la envidia, que es el hambre del espíritu; que al no encontrar su propio camino tiene que seguir el de otros…

Por lo tanto, el origen del racismo, de que unos se sientan superiores a otros, son las religiones.  A las que el hombre se ha apegado por desconocer la razón de su existencia en La Tierra…

Por lo tanto, al encontrarse perdido, sin saber a qué o para qué vino a este mundo, como vil marioneta a la que engatusan con el libre albedrío, “se entrega” a las manos de su Creador; cuando la realidad es que encadena a su espíritu.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.




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