Opiniones y Comentarios
Julio
Ricardo Blanchet Cruz
* Y se dicen humanos…
En medio de la farsa del Coronavirus y haciendo
crisis la democracia con elecciones protestadas por todos lados. Y con inconformidades ciudadanas que van
desde Honduras hasta Rusia, pasando por España, Francia, Inglaterra y para no
hacer larga la lista, por medio mundo…
Tal vez pueda parecer fútil o intrascendente
que quiera referirme en este escrito a la vanidad de las personas que viven
sometidas -además voluntariamente; que es lo más alarmante- a las ocurrencias,
literalmente a las ocurrencias, de terceras personas…
Pero esta vez no voy a citar a los políticos,
que bien que traen lo suyo; sino a quienes dictan “la moda”, o sea, la forma en
que deben de vestir las personas para estar “in”. Hoy son los pantalones rotos…
En descargo me permito citar a Esparta, que durante
casi nueve Siglos fue una gran potencia en el mundo antiguo, siempre bajo Las
Leyes de Licurgo, considerado por
muchos como “El más grande Legislador de todos los tiempos”…
Personaje de Leyenda, pues a ciencia cierta
nadie sabe ni cuándo nació, ni cuándo murió.
Hay historiadores que lo citan en el Siglo XII antes de esta Era; y hay
quien lo cita en el Siglo VI…
Lo que es poco probable, pues en esa época ya
había personajes de gran valía universal y no hacen referencia de él. Pero historiadores como Jenofonte (431 - 354) y Herodoto
(484 - 425) lo mencionan…
Pero lo cierto es que bajo sus Leyes, muchas de
ellas todavía en la actual Constitución, Esparta se convirtió a través de la
Historia en un símbolo. De tal suerte
que si se hace referencia al valor, el nombre de Leónidas (540 - 480) y
sus 300 inmortales tiene que estar en primera línea…
Oportuno mencionar, que si el Rey espartano no
hubiera detenido a los persas de Jerjes
(519 - 465) en El Paso de las Termópilas,
el mundo no sería el mismo que hoy vivimos…
Por cierto que ahí en las Termópilas está
inscrita una frase que hace alusión a Leónidas
“Nunca tantos le debieron tanto a tan
pocos”. Frase que algunos le
atribuyen a Winston Churchill (1874 -
1965) lo que es tan falso como lo que se dice del personaje…
Pero no podemos omitir el valor de las mujeres
espartanas, solo con recordar la Piedra Tarpeya a cualquiera lo pone
a pensar sobre su profunda filosofía. Pues
finalmente las madres son las que crían -o malcrían- a sus hijos…
Siempre lo he citado, si este mundo tiene
remedio, que no lo tiene, quienes lo saquen adelante deberán ser las mujeres;
sin duda más valientes que los hombres. Y
si hablamos de belleza, Helena de Troya es
el prototipo…
El secreto del porqué Esparta perduró tantos
Siglos como una verdadera potencia, en donde, sorpréndanse, no existía el
adulterio; es que todos, desde el Rey, hasta el último ciudadano, comían lo
mismo. Y todos lo hacían en comedores
públicos…
Y si alguien engordaba, era porque comía otras
cosas o de más; y eso era mal visto por la sociedad. De hecho, no podía desempeñar ningún cargo
oficial. Seguían el principio
irrefutable de que todos somos el resultado de lo que hemos comido…
Y todos, volviendo con el tema de la moda,
utilizaron la misma vestimenta, por demás clásica, durante nueve Siglos. No existía, como ahora, la moda de
verano-otoño ni cosas por el estilo. Cuando
la gente no es lo que viste o lo que trae puesto…
Y se trae a cuento, porque en Dinamarca, los daneses
-civilizados para unas cosas y cavernícolas para otras- acaban de sacrificar 17
millones de visones por el coronavirus…
Hermosos animalitos a los que inhumanamente
crían confinados como pollos; y que los sacrifican para desollarlos y
confeccionar abrigos y capas para aquellos pudientes que puedan comprarlos, olvidando
que aunque la mona se vista de seda…
Alevoso crimen que no debió de representar
ningún problema para citados cavernícolas, pues anualmente “festejan” no sé qué
cosa, pero lo hacen acorralando a ¡cientos! de delfines y ballenas a los que
asesinan con arpones y ganchos que les clavan hasta dejar tinto el mar con el
rojo de su sangre…
Pero eso qué le va a importar a la gente que
compra colmillos de elefantes para ponerlos sobre su escritorio; o consume
aletas de tiburón para su virilidad, a tal grado que hay regiones donde los bellos
escualos que habían vivido desde hace millones de años, al igual que muchas
otras especies, están desapareciendo por la estulticia del hombre…
¡Qué vergüenza!
Y se dicen humanos.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario