Diario Libertad

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Don Sata

lunes, 11 de octubre de 2021

Opiniones y Comentarios

Julio Ricardo Blanchet Cruz

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·         Mal de Charcot…  

Hace muchos años, miles de años, cuando los hombres consideraban dioses a los fenómenos naturales -el fuego; la lluvia, el mar, el viento, etc.- los adoraban y les rendían culto; y cuando esos dioses se enfadaban, había que calmarlos con sacrificios…

Hasta que a un individuo se le ocurrió, que en lugar de muchos dioses buenos y muchos dioses malos, estaría bien que nada fuera uno contra uno.  Un dios bueno y uno malo.  Y así nació el monoteísmo…

El autor: el legendario Zaratustra, para los griegos Zoroastro. El dios bueno se llamaba Ahura Mazda, representado por El Sol; y Arimán, hermano gemelo de Ahura Mazda, era el maloso de la película -puro refrito- la fuente de todas las enfermedades y de todos los males…

Desde ese entonces a las enfermedades se les llama MAL y a la salud se le llama bienestar, estar bien.  Pero la idea del bien y del mal -el dios bueno y el diablo (Don Sata, para los cuates)ha sido la fuente de ingre$o$ y el principal pilar “espiritual” de todas las religiones…

Zoroastro fue el fundador de la religión monoteísta más antigua de la que se tiene registro y que actualmente tiene millones de seguidores; es conocida como mazdeísmo o zoroastrismo.  Su representación es el fuego eterno…

De hecho, todas las religiones en sus principios han considerado al Sol como el dios principal -aquí tenemos un ejemplo en Teotihuacán- y a sus enviados, los que llaman profetas, les han designado como mitos solares.  Pero regresemos…   

El monoteísmo antes había sido impuesto a los egipcios -que también le entraban recio al rejuego económico y de poder de las divinidades y sus dioses-  por el faraón Amenhotep IV (Siglo XXI, antes de esta Era) -esposo de la famosa Neferiti- quien designó a Atón, como el dios único, también representado por el Astro Rey, a quien consideraban el dios bueno que animaba la vida de todo cuanto había en La Tierra.  El mismo, en su honor, cambió su nombre por el de Akenatón…

Y el dios oficial, instituido por el faraón, fue quien dio de baja a los sacerdotes de Amón; entonces el dios principal, por decirlo de alguna manera.  O más claro, ya no les dio lana -o dio el golpe de Estado, como se prefiera-…

El caso es que, al mismo tiempo también se pasó a traer a todos los demás dioses y a sus “representantes” quienes, de la noche a la mañana pasaron a formar las filas de los desempleados.   Se quedaron sin lana y sin poder, ya no representaban a nadie ni a nada.  Como cada sexenio pasa ¡Vaya!  Nada ha cambiado...

Pero duraron poco sus reformas.  A su muerte, los sacerdotes desplazados recuperaron el poder; y lo que siempre sucede, dieron de baja las reformas energéticas, perdón religiosas y todo regresó a la “normalidad” del roba-roba y la impunidad descarada…

La Pío-corrupción campeó los campos mexicanos durante buen tiempo, demasiado largo dicen algunos.  Pero el regreso a la corrupción simple -sin Pío- no fue nada fácil.  Hay que decirlo claramente…

Hubo que hacer públicos videos comprometedores y “coordinarse” con algunos opositores para que se inventaran otros datos que nada tenían que ver con la realidad de las mañaneras.  Pero ya nos desviamos, mejor regresemos…

Los sacerdotes que retornaron el poder, se hincharon nuevamente de billetes, atemorizando a los que tenían cola que les pisaran, amenazándoles con castigos fiscales, divinos y esas cosas.  El caso es que el cuento lo han repetido en diferentes versiones, pero siempre es la misma historia.  Una vez más; nada ha cambiado…

A pesar de que Pitágoras (569 – 475) echó por tierra todas esas fantasías tan económicamente redituables, cuando dijo: “El bien y el mal no existen, solo existe la salud y la enfermedad”.  Y la salud, cabe decirlo, es la más grande de las riquezas.

Cambiando de tema…

Qué se puede opinar de una nación, cuando el Secretario de la Defensa rinde el parte de que el Ejército ha logrado el repliegue de gente armada que tenían tomadas algunas comunidades.  Y que el Presidente de esa Nación diga que ya nada le impide ir libremente a esos lugares...

Porque a la luz del sentido común, cualquiera puede pensar en naciones que están en guerra; pero tristemente es lo que sucede en nuestro México.

Aclarando…

El mal de Charcot, o enfermedad de Lou Gehring, en memoria del famoso beisbolista de los Yanquis que padeció la esclerosis lateral amiotrófica. Lo comentaremos mañana, con relación a una señora que por padecerla, ya no quiere estar aquí y pidió la eutanasia. 

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.      

 

 

 

 

 

 

  

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