Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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Mal de Charcot…
Hace muchos años, miles de años, cuando los hombres consideraban dioses a
los fenómenos naturales -el fuego; la lluvia, el mar, el viento, etc.- los
adoraban y les rendían culto; y cuando esos dioses se enfadaban, había que
calmarlos con sacrificios…
Hasta que a un individuo se le ocurrió, que en lugar de muchos dioses
buenos y muchos dioses malos, estaría bien que nada fuera uno contra uno. Un dios bueno y uno malo. Y así nació el monoteísmo…
El autor: el legendario Zaratustra,
para los griegos Zoroastro. El dios bueno
se llamaba Ahura Mazda, representado
por El Sol; y Arimán, hermano gemelo de Ahura
Mazda, era el maloso de la película -puro refrito- la fuente de todas las
enfermedades y de todos los males…
Desde ese entonces a las enfermedades se les llama MAL y a la salud se le
llama bienestar, estar bien. Pero la
idea del bien y del mal -el dios bueno y el diablo (Don Sata, para los cuates)ha sido la fuente de ingre$o$ y el
principal pilar “espiritual” de todas las religiones…
Zoroastro fue el fundador de la religión monoteísta más antigua de la que
se tiene registro y que actualmente tiene millones de seguidores; es conocida
como mazdeísmo o zoroastrismo. Su
representación es el fuego eterno…
De hecho, todas las religiones en sus principios han considerado al Sol como el dios principal -aquí
tenemos un ejemplo en Teotihuacán- y a sus enviados, los que llaman profetas,
les han designado como mitos solares.
Pero regresemos…
El monoteísmo antes había sido impuesto a los egipcios -que también le
entraban recio al rejuego económico y de poder de las divinidades y sus dioses-
por el faraón Amenhotep IV (Siglo XXI, antes de esta Era) -esposo de la famosa Neferiti- quien designó a Atón, como el dios único, también
representado por el Astro Rey, a quien consideraban el dios bueno que animaba
la vida de todo cuanto había en La Tierra.
El mismo, en su honor, cambió su nombre por el de Akenatón…
Y el dios oficial, instituido por el faraón, fue quien dio de baja a los
sacerdotes de Amón; entonces el dios principal, por decirlo de
alguna manera. O más claro, ya no les
dio lana -o dio el golpe de Estado, como se prefiera-…
El caso es que, al mismo tiempo también se pasó a traer a todos los demás dioses
y a sus “representantes” quienes, de la noche a la mañana pasaron a formar las
filas de los desempleados. Se quedaron sin lana y sin poder, ya no
representaban a nadie ni a nada. Como cada
sexenio pasa ¡Vaya! Nada ha cambiado...
Pero duraron poco sus reformas. A su
muerte, los sacerdotes desplazados recuperaron el poder; y lo que siempre
sucede, dieron de baja las reformas energéticas, perdón religiosas y todo
regresó a la “normalidad” del roba-roba y la impunidad descarada…
La Pío-corrupción campeó los campos mexicanos durante buen tiempo,
demasiado largo dicen algunos. Pero el regreso
a la corrupción simple -sin Pío- no fue nada fácil. Hay que decirlo claramente…
Hubo que hacer públicos videos comprometedores y “coordinarse” con algunos opositores
para que se inventaran otros datos que nada tenían que ver con la realidad de
las mañaneras. Pero ya nos desviamos,
mejor regresemos…
Los sacerdotes que retornaron el poder, se hincharon nuevamente de billetes,
atemorizando a los que tenían cola que les pisaran, amenazándoles con castigos fiscales,
divinos y esas cosas. El caso es que el
cuento lo han repetido en diferentes versiones, pero siempre es la misma
historia. Una vez más; nada ha cambiado…
A pesar de que Pitágoras (569 – 475)
echó por tierra todas esas fantasías tan económicamente redituables, cuando
dijo: “El bien y el mal no existen, solo existe la salud y la enfermedad”. Y la salud, cabe decirlo, es la más
grande de las riquezas.
Cambiando de tema…
Qué se puede opinar de una nación, cuando el Secretario de la Defensa rinde
el parte de que el Ejército ha logrado el repliegue de gente armada que tenían
tomadas algunas comunidades. Y que el
Presidente de esa Nación diga que ya nada le impide ir libremente a esos
lugares...
Porque a la luz del sentido común, cualquiera puede pensar en naciones que
están en guerra; pero tristemente es lo que sucede en nuestro México.
Aclarando…
El mal de Charcot, o enfermedad de Lou Gehring, en memoria del famoso beisbolista
de los Yanquis que padeció la esclerosis lateral amiotrófica. Lo comentaremos
mañana, con relación a una señora que por padecerla, ya no quiere estar aquí y pidió
la eutanasia.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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