Diario Libertad

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Don Sata

jueves, 14 de agosto de 2014



EDITORIAL

Si bien es cierto que los genocidios no son hechos insólitos en la historia de la humanidad; con relación a la barbarie que está sucediendo en Gaza, nadie debe decirse extrañado; pues finalmente el “pueblo escogido de dios”, atendiendo que se aprende con el ejemplo, no con la palabra, solo hacen lo que su irascible deidad les ha enseñado.

Cabe recordar cuando con trompetas (¿?) ayudó a Josué a derribar las murallas de Jericó, donde los israelitas en una sola noche pasaron a cuchillo a 120 mil hombres y niños, dejando vivas a las mujeres y a las niñas a las que violaron.

Cuando enfurecido decidió acabar con lo que el mismo había creado (¿?) enviando el “Diluvio Universal”.  Un cuento que viene desde la Mesopotamia, donde se encontró una tableta de arcilla que relata que el rey Ziuzudra se enteró del decreto de los dioses para destruir la simiente del género humano ahogándolos.

En el Libro de los Muertos de Egipto, el dios Atum anuncia su intención de hacer perecer ahogados en las aguas del océano a toda la humanidad pervertida. Los únicos supervivientes son unas cuantas personas que se salvaron en la barca de millones de años, que es la barca del Sol.

Pero hay más: Una leyenda galesa dice: “Hace mucho tiempo, el lago Llion se desbordó e inundó todas las tierras, de manera que todos los hombres se ahogaron, menos Duyfan y Duyfach, quienes se escaparon en una barca sin mástil y repoblaron la tierra de Prydain. El barco contenía también un macho y una hembra de todas las especies de criaturas vivientes, de manera que, tras el Diluvio, los animales pudieron propagar sus diversas especies y repoblar el mundo".

Los Bataks de Sumatra cuentan que cuando la Tierra se volvió vieja y sucia, el Creador, al que ellos llaman Debata, envió una inundación, que hiciera desaparecer todo ser viviente.

Sería por demás tedioso continuar con más de cien relatos de diferentes pueblos por el mundo que cuentan la misma leyenda.  Cabiendo citar que la lluvia más prolongada de que se tiene registro sucedió en Limbourgh, Bélgica, del 1° de Mayo de 1315, al 2 de Febrero de 1316, y no hubo ningún diluvio universal.

También es pertinente recordar, cuando en un arranque de furia de esos que cuentan sus libros “sagrados”, Jehovah destruyó Sodoma y Gomorra, matando a todos sus habitantes porque no seguían sus mandatos, solo salvó a Lot y a su familia.

Contraviniendo con estos cuentos que harían palidecer de envidia a Edgar Alan Poe (1809 - 1849) o el infierno de Dante Alighieri (1265 - 1321) a las Leyes de La Madre Naturaleza que hablan de la endogamia.

Pero ya estamos en el Siglo XXI de esta “bendita Era cristiana” -que taza el tiempo antes y después de una fábula, la de Jesucristo- como para entender que todos esos libros “sagrados” no fueron ni escritos ni dictados por ninguna deidad, sino por hombres con más intereses económicos que filantrópicos.

Pues todas las guerras, se disfracen como se disfracen, se llevan a cabo por intereses económicos.  Y si anteriormente quienes las comandaban se ponían al frente de sus ejércitos y arriesgaban su propia vida, hoy son declaradas por viles cobardes que se resguardan atrás de sus escritorios y bunkers mientras dan las órdenes para que otros se maten.

A todo esto.  El embajador uruguayo Enrique Ribeiro viajo a Ramallah, Palestina, para abrir la nueva sede diplomática en señal de fortalecimiento de los lazos entre ambos países.

El canciller Luís Almagro confirmó el urgente traslado de Ribeiro a Ramallah, luego de haber cumplido todos los trámites parlamentarios de rigor.

Y según informes de Associated Press, Andréi Lysenko, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, aseguró que el convoy humanitario, una columna de 280 camiones enviada por Rusia al Este de Ucrania, no será aceptado; pues en su opinión el convoy carece de la certificación del Comité Internacional de la Cruz Roja.

La cadena de televisión Rossiya 24 mostró una fila de tres kilómetros de contenedores y camiones sobre una carretera, mientras trabajadores cargaban cajas con botellas de agua y otros suministros de asistencia. 
 
Para no variar, en su oportunismo, un sacerdote ortodoxo ruso pasaba al lado de los vehículos y los rociaba con agua bendita; pero ni así pasaron.

La prensa expone que las naciones occidentales creen que el presidente Vladimir Putin “ha agitado las pasiones de los rusos con una campaña nacionalista desde que anexó la región ucraniana de Crimea en marzo” y pretende enviar sus fuerzas hacia el Este para evitar una derrota de los rebeldes en Donetsk, donde están rodeados por las fuerzas de Kiev. 

Así están las cosas.



Opiniones y Comentarios

Julio Ricardo Blanchet Cruz
·         De la muerte…

Alguna vez me contaron que hace muchos años en mi querido Irapuato vivía un hombre muy avaro que había hecho una considerable fortuna con el agio, pues prestaba dinero a muy altos intereses -aunque no tan altos como ahora lo hacen los honorables banqueros-.  Por lo que no era extraño que la gente lo odiara cordialmente…

Y que un día amaneció abierta la ventana de la sala de su casa y se podía ver en su interior un ataúd abierto con la fotografía del usurero -cuando era joven- recargada sobre una de las muchas coronas y ramos de flores que rodeaban el féretro.  Haciendo evidente que el individuo había fallecido; aunque desde la calle no se alcanzaban a ver sus despojos dentro del ataúd…

La puerta de la casa permanecía cerrada, nadie respondía cuando tocaban y no se venía a nadie dentro de la habitación; por lo que la gente se arremolinaba en la ventana haciendo todo tipo de comentarios…

Pues finalmente “No se puede juzgar la vida de un hombre hasta que la muerte le ha puesto término”, según decía el muy ilustre Sófocles (496 – 406)

Pero resultó que el desequilibrado individuo -para querer amasar una fortuna se necesita estar muy afectado de la mente- no había muerto.  Se le había ocurrido semejante ardid para escuchar lo que la gente decía de él…

Y lo traigo a cuento, porque ayer rodó la noticia de que el gnomo de Agualeguas, Carlos Salinas de Gortari, había fallecido en Dublín tras una larga estancia en un hospital donde había sido internado por alguna afección pulmonar…

Traté de confirmar el dato, pero ninguna agencia de noticias, ni ningún medio local o internacional pudo confirmarme la noticia.  Y tratándose de un individuo de sobra perversamente malévolo, no me pareció nada raro que hubiera urdido una artimaña semejante a la recién relatada…

De ser así, o sea, que el individuo lo planeó para saber lo que piensan de él.  A pesar de que la que “La muerte abre la puerta a la buena reputación y extingue las envidias” según decía Sir Francis Bacon (1561 - 1626)  Voy a externar mi muy personal opinión:

Me apena que haya fallecido después de haber padecido durante meses una penosa enfermedad que finalmente acabó con su vida.  El individuo ciertamente que no lo merecía…

Unos cuantos meses de sufrimiento se me antojan muy poco para el daño que le hizo a millones de mexicanos.  Merecía años de una dolorosa agonía.  Amén de sufrir toda clase de traiciones por parte de sus amigos -si es que algún día los tuvo- y hasta de sus hijos, su esposa y sus familiares…

Merecía lo peor de lo peor.  Que su alma se retorciera en los infiernos dantescos para toda la eternidad y que su espíritu -legado- sirviera de mofa para las siguientes generaciones, como el prototipo de la estulticia humana…

Pues pensar que un individuo que tuvo la oportunidad de pasar a la Historia como un hombre de bien y útil a su Pueblo, haya desperdiciado esa oportunidad por preferir el dinero, no se puede considerar como inteligente.  Astuto, tal vez; pero no inteligente…
En pocas palabras todo lo que le dijeron los curas a Miguel Hidalgo y Costilla (1753 – 1811) en su ex comunión -a continuación copiada- se me hace poco para lo que merece este despreciable sujeto merece:

Decreto lanzado por el obispo Manuel Abad y Queipo. Obispo de Michoacán de 1810 a 1815.

"Por autoridad del Dios Omnipotente, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo y de los santos cánones, y de las virtudes celestiales, ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, papas, querubines y serafines: de todos los santos inocentes, quienes a la vista del santo cordero se encuentran dignos de cantar la nueva canción, y de los santos mártires y santos confesores, y de las santas vírgenes, y de los santos, juntamente con todos los santos y electos de Dios:  Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, ex-cura del pueblo de Dolores.

O excomulgamos y anatemizamos, y de los umbrales de la iglesia del todo poderoso Dios, lo secuestramos para que pueda ser atormentado eternamente por indecibles sufrimientos, justamente con Dathán y Habirán y todos aquellos que le dicen al señor Dios: ¡Vete de nosotros, porque no queremos ninguno de tus caminos! Y así como el fuego es extinguido por el agua, que se aparte de él la luz por siempre jamás. Que el Hijo, quien sufrió por nosotros, lo maldiga. Que el Espíritu Santo, que nos fue dado a nosotros en el bautismo, lo maldiga. Que la Santa Cruz a la cual Cristo, por nuestra salvación, ascendió victorioso sobre sus enemigos, lo maldiga. Que la santa y eterna madre de Dios, lo maldiga. Que San Miguel, el abogado de los santos, lo maldiga. Que todos los ángeles, los principados y arcángeles, los principados y las potestades y todos los ejércitos celestiales, lo maldigan. Que sea San Juan el precursor, San Pablo y San Juan Evangelista, y San Andrés y todos los demás apóstoles de Cristo juntos, lo maldigan.

Y que el resto de sus discípulos y los cuatro evangelistas, quienes por su predicación convirtieron al mundo universal, y la santa y admirable compañía de mártires y confesores, quienes por su santa obra se encuentran aceptables al Dios omnipotente, lo maldigan. Que el Cristo de la santa Virgen lo condene. Que todos los santos, desde el principio del mundo y todas las edades, que se encuentran ser amados de Dios, lo condenen. Y que el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos, lo condenen.

Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en dondequiera que esté, en la casa o en el campo, en el camino o en las veredas, en los bosques o en el agua, y aún en la iglesia. Que sea maldito en la vida o en la muerte, en el comer o en el beber; en el ayuno o en la sed, en el dormir, en la vigilia y andando, estando de pie o sentado; estando acostado o andando, mingiendo o cantando, y en toda sangría. Que sea maldito en su pelo, que sea maldito en su cerebro, que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes; en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus mejillas, en sus quijadas y en sus narices, en sus dientes anteriores y en sus molares, en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en sus muñecas, en sus brazos, en sus manos y en sus dedos.

Que sea condenado en su boca, en su pecho y en su corazón y en todas las vísceras de su cuerpo. Que sea condenado en sus venas y en sus muslos, en sus caderas, en sus rodillas, en sus piernas, pies y en las uñas de sus pies. Que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo, desde arriba de su cabeza hasta la planta de su pie; que no haya nada bueno en él. Que el hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga. Y que el cielo, con todos los poderes que en él se mueven, se levanten contra él.

Que lo maldigan y condenen. ¡Amén! Así sea. ¡Amén!

Con relación a la muerte de Robin Williams, de quien debo reconocer que nunca conocí su trabajo -no soy afecto a cine- quien a los 63 años se suicidó tras una fuerte depresión crónica…

Lo que me hizo recordar a David Garrik (1717 - 1779) considerado como una de las principales figuras del teatro del Siglo XVIII, a quien Juan de Dios Peza (1852 – 1910) le dedicara el poema Reír llorando”, toda vez que el británico hacía reír en sus películas…

Citaré lo que sobre el suicidio han opinado algunos grandes hombres:

“Cuando se ha perdido todo, cuando ya no se tiene esperanza, la vida es una calamidad y la muerte es un deber”.  “Se dice que se han dado casos de hombres sabios que se han matado; pero en términos generales no es un exceso de razón lo que lleva a la gente a quitarse la vida”.  François Marie Arouet, más conocido como  Voltaire (1694 - 1778)
 
“Entre las miserias de nuestra vida en la tierra, el suicidio constituye el más preciado don que Dios ha concedido al hombre”  Gayo Plinio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo (23 - 79)

“La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo y para muchos un favor”  Lucio Anneo Séneca (4 antes de nuestra Era -65)

Desde mi muy personal punto de vista; toda vez que sostengo que el hombre viene al mundo por su propia voluntad, considero que tiene todo el derecho de retirarse cuando ya no quiere seguir adelante.  Aunque eso signifique haber fracasado en su jugada.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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