Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
·
¡Yo paso!...
Mientras en la cuna de los Derechos Humanos forzaban al Presidente Macron a dar marcha atrás en su
proyecto de condicionar la vida de quienes no se han vacunado; prohibiendo la
entrada a todos los establecimientos de todo tipo si no se exhibe el
certificado…
Por lo que la medida fue calificada como discriminatoria y consecuentemente
violatoria de los Derechos Humanos. Por
lo que ya no se aplicará. Además de que
no lo calcularon bien, pues no lo habrían podido controlar…
Y podría pasarles lo que en su tiempo sucedió en México con los inmigrantes
chinos que huían de La Guerra del Opio
(1839 – 1842) año en que, mediante el Tratado de Nan Kin La Gran Bretaña se quedó con Hong Kong y reanudó el comercio del opio…
Mismo que había sido suspendido por el Emperador Manchú, afectando los
intereses británicos; que finalmente fue la causa que dio inicio a la guerra…
El caso es que, a finales del
Siglo XIX llegaron a Baja California gran cantidad de chinos; pero como no
pudieron pasar a EE.UU. que era su intención, algunos se quedaron en Mexicali…
Sin embargo, muchos otros, como diáspora, se asentaron en varias partes de
la República; instalando sus barrios en los que aún conservan sus tradiciones,
su cultura. Siendo lo curioso del caso,
que dicen que todos pasaban con el mismo pasaporte; pues conforme iban pasando
lo entregaban al de atrás…
Y como el nombre estaba ahora sí que en chino y la foto podría ser la de
cualquiera. Llegó mucha gente
trabajadora que compartieron sus tradiciones con nosotros a través de sus
“cafés de chinos” -hace algunos años había uno en la Av. Álvaro Obregón, donde
hacían unos bísquets deliciosos-…
Y sin duda que, ante la imposibilidad de verificar los certificados de
vacunación de todos, acabarían tatuándonos para identificarnos, si los
ciudadanos franceses no se hubieran unido para protestar por 4º fin de semana
consecutivo, saliendo a las calles en más de 180 ciudades…
Y desfilaron sin que casi la totalidad portara cubrebocas; y sin desde
luego “respetar” la sana distancia. Durante
las manifestaciones no se presentaron incidentes de importancia; ni aparecieron
las chicas vándalo -vándalas pa que no se enojen- rompiendo y pintarrajeando
todo a su paso. Y Macron dio marcha atrás…
En contraste, hay otro Presidente que, cavando lo que podrá ser su propia
tumba; pues no mide las consecuencias de los contagios que pueden presentarse y
que pueden terminar con la pérdida de vidas, insiste neciamente en el regreso a
clases…
Y para ello, así como en su momento inflaron las cifras de la pandemia,
causando alarma; así están manipulando las cifras de contagios y defunciones
para minimizar la arremetida de los bichos y bajar el semáforo…
Y como ante los números se debe de reconocer que no es para tanto el
escándalo que han hecho con la pandemia, provocando con ello cualquier cantidad
de opiniones a favor y en contra de los diagnósticos, los tratamientos, las
pruebas, las vacunas y sus resultados; incluyendo la teoría del complot y la de
que son las plagas apocalípticas…
El mundo debe de fluir de nueva cuenta hacia la normalidad, es decir, a
seguir contaminando; al cabo ya es irreversible -el segundo lago más importante
de Bolivia, el Poopó, ya está
completamente seco-…
Haciendo guerras por dinero y por creencias; comiendo porquerías -diríase
“comida chatarra”-; y evadiéndose de la realidad con drogas ilícitas y de
patente, en lugar de vivir acorde a La Naturaleza…
Gastando carretadas de millones para desarrollar sofisticadas armas que
maten a más gente con menos esfuerzo. Y
desde luego, por si llegan los extraterrestres, para que no nos agarren de
sorpresa con los brazos cruzados y sin nada para defendernos...
Pero sobre todo para que una minoría siga viviendo en la poltrona opulencia,
a costas de la miseria de los demás. Pero
si a esa normalidad es a la que quieren regresar; ¡yo paso!
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
El segundo lago más grande de Bolivia se convierte en un
desierto (y expertos creen que ya no hay vuelta atrás)
El Poopó fue antaño una
fuente de vida para los lugareños, que pescaban en sus abundantes aguas y
cultivaban a lo largo de sus orillas.
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