Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
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Uno nunca sabe...
El día de ayer, en este mismo espacio se comentó, que cuando llegaron los
yanquis a “salvar” a Afganistán de los talibanes, éstos producían toneladas de
goma de opio; y que ahora que se retiraron, producen tres veces más…
No quise poner las cifras porque me parecieron exageradas, pero resulta que
consulté las fuentes y son datos de la ONU, publicados en la Internet. A la llegada de los EE.UU. los talibanes tenían
sembradas 8,000 hectáreas y producían 185 toneladas…
Ahora que se retiraron hay sembradas 224,000 hectáreas y se producen 6,500
toneladas -lo que es una enorme cantidad- para medicinas y para los
adictos. De ese es el tamaño de la
enfermedad y el vicio de la humanidad…
En el entendido de que quien está enfermo del cuerpo, por decirlo de alguna
manera, también está enfermo de la mente y consecuentemente piensa diferente,
piensa como enfermo -por eso estamos como estamos- en manos de enfermos…
Quien está sano del cuerpo -y consecuentemente de la mente- no anda
pensando en pelear con los demás; ni para llevarles la democracia o
robarles. Y dado que todos,
absolutamente todos somos el resultado de lo que hemos comido…
Se concluye que la humanidad es así de miserable, condenada a ganar el pan
con el sudor de la frente y a parir con dolor, porque come lo que no es su
alimento natural. Del fruto prohibido
dirían los bíblicos…
Copiado de la mitología griega, cuando Prometeo fue expulsado del Olimpo
por haberles regalado a los hombres el fuego.
La misma gata, nomás que revolcada.
Ni el diluvio, ni la virginal maternidad, ni la matanza de niños son
cuentos originales…
Un día de estos los van a demandar por plagio; o por fraude, porque eso del
perdón de los pecados en pleno Siglo XXI, como que ya no son los tiempos. Una demanda ante los DH por misoginia y
discriminación no estaría nada mal y pondría a prueba el sistema judicial.
Pero regresemos a Afganistán...
Donde lo más sorpresivo no fue ni la intempestiva retirada de las tropas
estadounidenses, ni el vertiginoso avance de los talibanes, que en una semana
reconquistaron la nación que les prestaron a los yanquis por 20 años…
Lo más sorpresivo y a la vez significativo, fue que durante su retirada
dejaron cantidad de instrumentos de guerra, que van desde equipos de visión
nocturna y de transmisión, armas, uniformes, vehículos blindados y artillados,
cuando menos un helicóptero -aunque lo mismo y está averiado- cientos de armas
de diferentes tipos y miles de municiones; porque no se las dejaron al Gobierno…
O lo mismo y sí; y las fotos de los talibanes con los uniformes y las armas
yanquis son de los policías y soldados que se unieron a los talibanes y por eso
su avance fue casi sin resistencia
Todos queremos que las cosas se compongan; es cierto. Pero para que se compongan tenemos que hacer
las cosas de otra manera. Y como todos
somos el resultado de lo que hemos comido -comemos porquerías, eso somos como
humanidad- la única forma de ser de otra manera, es comer de otra manera…
Y un claro ejemplo lo tenemos con los diabéticos, que no necesitarían
fármacos si comieran de otra manera.
Dentro de su enfermedad, el enfermo ciertamente quiere deshacerse de su
mal. Pero quiere que lo curen; no quiere
curarse él mismo…
Lo cierto es que la humanidad está atrapada entre las poderosísimas
industrias, la farmacéutica y la mal llamada alimentaria, más bien debiera ser
“comidaria”. Dos monstruos del averno
que han hecho mancuerna para hacer dependiente a la humanidad…
De alguna forma heraldos del Bicho 19 que solo se carga a los enfermos. Y así, una los enferma; y la otra las cura
-bueno, disque- y una tercera industria las promociona. Negocio redondo; pues además tienen a su
disposición a la Prensa que “colabora” promoviendo los estereotipos…
¿Cómo salirse de ese círculo vicioso de enfermedades y medicinas? Pues
comiendo de otra manera. Solo que la
comida es ya un vicio. El hombre es el
único animal que come por horas, no por hambre.
Y no todos tienen los tamaños.
Cambiando de tema…
Curándose en salud, el ex candidato presidencial del PAN a la Presidencia, Ricardo Anaya, se dijo perseguido
político del Presidente López Obrador;
y de despedida le dejó un video en el que le dijo de todo y por su orden…
Y avisó que mejor pone los pies en polvorosa y se va del País. Seguramente a EE.UU. donde desde hace tiempo
vive su familia. Y si iba cada semana,
es porque tenía descuento de viajero frecuente, no porque tenga mucho dinero…
Pero seriamente y mirando fijamente a la cámara, el queretano le advirtió al
tabasqueño dueño del Rancho donde ya no ha de caber ni un alma más; y no por el
Bicho-19; y emulando al General Douglas MacArthur
(1880 – 1964)- le advirtió que
volverá para las elecciones; pero que desde allá va a seguirlo hostigando…
A lo que el Presidente López Obrador,
ya enfrascado en el agarrón, le respondió: No huyas cobarde. Bueno, no así exactamente, pero le dijo, que
si no tenía nada que esconder, que se quedara; aclarando además que su fuerte
no es la venganza. Y que él no tuvo nada
que ver con las investigaciones que se le hacen por corrupción…
Ya de salida…
Es lamentable lo que le sucede e Jeanine
Áñez, quien seguramente sabe que pasará muchos años tras las rejas; y por
eso, después de que le fue negado el que la trasladaran a una clínica para
atenderse de la presión, dicen que intentó suicidarse.
Al que también ya tienen tras las rejas, cuando menos por el momento, ya
que al parecer soltó varios millones para que se retirara la demanda, es al ex
diputado Benjamín Saúl Huerta Corona
acusado de pederastia…
Y aunque dice que es inocente y que todo es una infamia, una calumnia de la
mafia del poder para perjudicarlo a él y a la 4T, porque es de Morena. Pero como aún dentro de los penales las
noticias vuelan, de aquí a que la Justicia lo declare inocente, si es que así
lo declaran…
Va a querer salir huyendo, pues lo que les pasa a los pederastas y a los
violadores no es un secreto. Pero lo
mismo y aunque lo declaren inocente, decide salir del closet y quiere quedarse
preso para siempre, pues dicen que en la variedad está el gusto. Uno nunca sabe.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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