A pesar de que la noticia de la detención de Joaquín Guzmán Loera es
internacionalmente amarillista; pues finalmente el trasiego de drogas no se va
a acabar -y ni siquiera disminuir- porque hayan supuestamente detenido al casi
legendario capo.
Y si se cita que supuestamente lo detuvieron, es porque la gran mayoría
de los mexicanos, ya no desilusionados de su Gobierno, sino francamente hartos
de los latrocinios, fraudes electorales y reformas políticas tendientes a
perpetuar a los actores en el Poder, no creen que el detenido sea “El Chapo”.
Sino que pusieron a un “doble” que se le parece, aunque más joven pues
“El Chapo” tiene 57 años y el que detuvieron se ve cronológicamente menor; y
que todo es uno más de los acostumbrados fraudes mediáticos que suelen hacer
para decir que hacen algo.
Finalmente no sería la primera vez que lo hicieran, sobre todo si se
recuerda a Genaro García Luna, el anterior jefe policíaco que anda libre como
si no hubiera cometido ningún delito; y que montó todo un show para detener a
la francesa Florence Cassez, caso que tuvo resonancia internacional.
Hay dos notas que merecen más atención; pues finalmente, como arriba se
expone, el narcotráfico no se va a acabar, como no se acabó con la muerte de
Pablo Escobar Gaviria, ni se acabó cuando metieron a la cárcel a Al Capone.
El narcotráfico se acabará cuando se legalicen todas las drogas; pues
finalmente ni todas juntas ocasionan más muertes y más daño que el tabaco, el
alcohol y la comida chatarra, que no solamente se venden en todos lados, sino
que hasta los deportistas las publicitan.
Una de ellas es lo acontecido en Ucrania con la orillada salida del
Presidente Viktor Yanukovich, quien ante los disturbios
iniciados en Noviembre pasado y recientemente agravados debido a la
intervención de los oligarcas que apoyaron a las manifestaciones hasta enviando
terroristas extranjeros, fue desconocido por la Rada -el parlamento- y tuvo que
abandonar su País, sin que hasta el momento se conozca su paradero.
Y es importante,
porque las nuevas elecciones pueden volcarse o ser volcadas hacia una política
europea, que no solo hará que tarde o temprano sus habitantes se arrepientan de
haberse acercado a la llamada eurozona, abiertamente manejada por los
organismos financieros internacionales.
Que no tardarán
mucho para desconocer todo lo prometido e implantar las draconianas medias que
han tomado en el resto de las naciones que integran la UE, todas en detrimento
de la mayoría y en beneficio de unos cuantos.
Pero también
porque el Kremlin no puede permitir que su poderosa flota naval sea desplazada
de su base en Ucrania, que es lo que seguramente exigirían en caso de que el
nuevo Gobierno de Yulia Tymoshenko, quien ya liberada seguramente se lanzaría
como candidata a la Presidencia, llegara al Poder.
Lo que ciertamente
que no es un asunto pequeño; pues estamos hablando de una base estratégica en
el Mar Negro. Y aunque podría ser
desplazada a otro lugar, como Sochi, que finalmente no queda muy lejos, no es
algo que a Vladimir Putin le gustara hacer.
Habrá que estar
muy pendientes de lo que suceda; pues esto bien puede desatar un conflicto de
por sí ya latente entre Rusia y los EEUU.
Por otro lado está
lo que sucede en la República Bolivariana de Venezuela, donde la intervención
yanqui es todavía más clara para desestabilizar a la riquísima nación y
adueñarse de su petróleo.
Pues aunque ni
duda cabe que su Presidente, Nicolás Maduro, no tiene los tamaños de Hugo
Chávez; el que la mayoría del Pueblo lo apoye, pues cabe citar que Venezuela es
la nación que más ha disminuido la pobreza, puede no ser suficiente para
detener los embates de los neoliberales pro yanquis, que pueden dar un susto y
regresar al país sudamericano al capitalismo depredador.
Y si a eso
agregamos que la acomedida pren$a occidental está en plena campaña para que la
opinión pública vea con buenos ojos la intervención yanqui para defender a los
ciudadanos de alguien a quien quieren hacer aparecer como un inepto -todavía
peor que el mandatario mexicano, que de plano se ha mostrado como un dictador
ignorante y palurdo en grado extremo- la situación se antoja muy difícil.
Pero también esta
pudiera ser la revancha de Putin -por supuesto más cercano a Venezuela que
Obama- y que sea el Kremlin el que le gane la partida a la Casa Blanca.
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