Diario Libertad

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Don Sata

lunes, 24 de febrero de 2014

Editorial

A pesar de que la noticia de la detención de Joaquín Guzmán Loera es internacionalmente amarillista; pues finalmente el trasiego de drogas no se va a acabar -y ni siquiera disminuir- porque hayan supuestamente detenido al casi legendario capo. 

Y si se cita que supuestamente lo detuvieron, es porque la gran mayoría de los mexicanos, ya no desilusionados de su Gobierno, sino francamente hartos de los latrocinios, fraudes electorales y reformas políticas tendientes a perpetuar a los actores en el Poder, no creen que el detenido sea “El Chapo”.

Sino que pusieron a un “doble” que se le parece, aunque más joven pues “El Chapo” tiene 57 años y el que detuvieron se ve cronológicamente menor; y que todo es uno más de los acostumbrados fraudes mediáticos que suelen hacer para decir que hacen algo.

Finalmente no sería la primera vez que lo hicieran, sobre todo si se recuerda a Genaro García Luna, el anterior jefe policíaco que anda libre como si no hubiera cometido ningún delito; y que montó todo un show para detener a la francesa Florence Cassez, caso que tuvo resonancia internacional.  

Hay dos notas que merecen más atención; pues finalmente, como arriba se expone, el narcotráfico no se va a acabar, como no se acabó con la muerte de Pablo Escobar Gaviria, ni se acabó cuando metieron a la cárcel a Al Capone.

El narcotráfico se acabará cuando se legalicen todas las drogas; pues finalmente ni todas juntas ocasionan más muertes y más daño que el tabaco, el alcohol y la comida chatarra, que no solamente se venden en todos lados, sino que hasta los deportistas las publicitan.

Una de ellas es lo acontecido en Ucrania con la orillada salida del Presidente Viktor Yanukovich, quien ante los disturbios iniciados en Noviembre pasado y recientemente agravados debido a la intervención de los oligarcas que apoyaron a las manifestaciones hasta enviando terroristas extranjeros, fue desconocido por la Rada -el parlamento- y tuvo que abandonar su País, sin que hasta el momento se conozca su paradero.

Y es importante, porque las nuevas elecciones pueden volcarse o ser volcadas hacia una política europea, que no solo hará que tarde o temprano sus habitantes se arrepientan de haberse acercado a la llamada eurozona, abiertamente manejada por los organismos financieros internacionales.

Que no tardarán mucho para desconocer todo lo prometido e implantar las draconianas medias que han tomado en el resto de las naciones que integran la UE, todas en detrimento de la mayoría y en beneficio de unos cuantos.

Pero también porque el Kremlin no puede permitir que su poderosa flota naval sea desplazada de su base en Ucrania, que es lo que seguramente exigirían en caso de que el nuevo Gobierno de Yulia Tymoshenko, quien ya liberada seguramente se lanzaría como candidata a la Presidencia, llegara al Poder.

Lo que ciertamente que no es un asunto pequeño; pues estamos hablando de una base estratégica en el Mar Negro.  Y aunque podría ser desplazada a otro lugar, como Sochi, que finalmente no queda muy lejos, no es algo que a Vladimir Putin le gustara hacer. 
Habrá que estar muy pendientes de lo que suceda; pues esto bien puede desatar un conflicto de por sí ya latente entre Rusia y los EEUU.

Por otro lado está lo que sucede en la República Bolivariana de Venezuela, donde la intervención yanqui es todavía más clara para desestabilizar a la riquísima nación y adueñarse de su petróleo.

Pues aunque ni duda cabe que su Presidente, Nicolás Maduro, no tiene los tamaños de Hugo Chávez; el que la mayoría del Pueblo lo apoye, pues cabe citar que Venezuela es la nación que más ha disminuido la pobreza, puede no ser suficiente para detener los embates de los neoliberales pro yanquis, que pueden dar un susto y regresar al país sudamericano al capitalismo depredador.

Y si a eso agregamos que la acomedida pren$a occidental está en plena campaña para que la opinión pública vea con buenos ojos la intervención yanqui para defender a los ciudadanos de alguien a quien quieren hacer aparecer como un inepto -todavía peor que el mandatario mexicano, que de plano se ha mostrado como un dictador ignorante y palurdo en grado extremo- la situación se antoja muy difícil.


Pero también esta pudiera ser la revancha de Putin -por supuesto más cercano a Venezuela que Obama- y que sea el Kremlin el que le gane la partida a la Casa Blanca.

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