Para
intentar comprender el verdadero fárrago por el que atraviesa Medio Oriente,
hay que partir de la base de que la lucha se circunscribe, como todas, al
dinero; disfrazada por la disputa entre las dos facciones del islamismo, los
chiítas y los sunitas.
Cuya
división viene desde la muerte de Mahoma
o Mohammed (575 – 632) pues la sucesión del liderazgo pasó primero a los
califas, pero después del asesinato del tercer califa, el liderazgo pasó a Alí
-el cuarto califa, que también murió asesinado- primo y yerno de Mahoma que
casó con Fátima, la única hija del Profeta; y solo reconocieron como sucesores
a su línea directa. Estos son los chiítas.
Y
los suníes o sunitas, que son la mayoría, solo reconocían a los califas y
pensaban que el sucesor de Mahoma debía ser un hombre estudioso, justo y
bueno. A esta secta pertenecía Saddam
Hussein. Quien justo es decir, mantuvo
en paz a las dos facciones y de paso a los kurdos; y si se le achaca que murió
mucha gente, más murieron con la invasión; y más continúan muriendo.
Los
chiítas tienen un líder supremo, el
Ashatollah, o Ayatola, también llamado Imán, cuyas jactanciosas
decisiones son de obligado cumplimiento; y los sunitas tienen diferentes teólogos que emiten edictos
u opiniones.
Pues
bien. El primer ministro iraquí,
Nouri al Maliki, chiíta, cometió
el error de no incorporar a los sunitas
en su gobierno, y de ahí se deriva el actual conflicto que ya ha cobrado
cientos de muertos y miles de heridos. O
sea, dinero y poder.
Razón
por la que solicitó a los
EEUU su apoyo para que ordene bombardeos aéreos contra los yihadistas del
Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL) para detener el espectacular avance
de ese grupo armado, pues ya han tomado las principales ciudades del País.
Cabe
mencionar que este grupo armado de filiación suní, formado
en Abril del año pasado con elementos de varias nacionalidades, incluyendo
europeos y americanos, es una fusión
del Estado Islámico de Irak, vinculado a Al Qaeda, y un grupo yihadista
rebelde de Siria -el Frente Al Nusra-.
Y
que el verdadero jefe de este grupo extremista es el príncipe saudita Abdul
Rahman al-Faisal, hermano del ministro de Relaciones Exteriores y embajador en
Washington; y que el grupo fue calificado por el impresentable secretario de Estado,
John Kerry, como “El actor más peligroso
de la región”.
Sin
soslayar que el hijo del rey Faisal de Arabia Saudita, decidió enviar a sus
yihadistas contra Bagdad, para apuntalar la posición de Riad ante Teherán con
vista a las negociaciones (¿?) entre las dos naciones.
Oportuno mencionar que el EIIL
-Emirato Islámico en Irak y el Levante- participó
en la guerra civil siria luchando junto con los contrarios a Bashar
el-Assad.; y que incluso Al Qaeda desafió a Irán por su apoyo a Siria y atacó
su embajada en Beirut, Líbano.
Por lo que resulta evidente que
la ofensiva del EIIL fue preparada en coordinación con Washington para
perjudicar los intereses de Irán en Irak. Aunque todo indica que los yihadistas se han
hecho repentinamente indetenibles gracias al armamento fabricado en
Ucrania –y comprado por Arabia Saudita- que recibieron el pasado Mayo a través
de Turquía y con ayuda del gobierno del impresentable sátrapa Recep Tayyip
Erdogan.
Pero ya han sobrepasado
con creces los objetivos de su misión y actualmente se hallan fuera de
control. Que viene siendo más o menos lo
mismo que pasó en Egipto, cuando los EEUU apoyaron el derrocamiento de su ex
socio Hosni Mubarak; y después los
Hermanos musulmanes se les salieron de control.
Y
aunque Nouri al Maliki reclama la intervención de la Casa Blanca -lo que
es verdaderamente kafkiano, sobre todo después de la invasión y el saqueo-
tanto Obama como Kerry, siempre siguiendo la norma de que se
maten entre ellos, han reiterado que no enviarán tropas, aunque sí equipamiento
militar.
Lo peor del caso, es que,
además, la ofensiva del EIIL se ha visto favorecida por la deserción de
al menos 150 000 soldados iraquíes, lo cual ha dejado la
región de Nínive en manos de los yihadistas y se esperan más civiles refugiados
y mayores matanzas.
Oportuno
mencionar, que en Siria, los yihadistas, suníes, fueron duramente derrotados
por los terribles guerreros del Ejército de Hezbollah, chiítas, originalmente
entrenados por la Guardia Revolucionaria de Irán y con base en Líbano.
Pero por si lo anterior no fuera poco, el gobierno de
Turquía, que ahora se considera traicionado por el EIIL, pues tiene
secuestrados a varios de sus ciudadanos, ha presentado el caso ante la OTAN y
al Consejo de Seguridad de la ONU.
Como
en un principio se cita, es todo un inentendible galimatías de podredumbre
diplomática; aunque en el fondo todo se reduce a pesos y centavos.
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