Diario Libertad

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Don Sata

jueves, 10 de abril de 2014

Editorial



A 20 años de distancia, una prueba más de que la ONU es solo un apéndice sionista y consecuentemente no sirve para nada; o cuando menos para traer la paz, que finalmente es para lo que fue creada.
Miles de ruandeses se congregaron en el principal estadio deportivo para conmemorar los 20 años del inicio del devastador genocidio de cien días que acabó con la vida de al menos ¡un millón de personas de la tribu tutsi! ante la indolencia de ese elefante blanco al que llaman ONU.

El que el impresentable títere yanqui, Ban Ki-moon, junto con el presidente de Ruanda, Paul Kagame, haya encendido una antorcha en el Centro Kigali en recuerdo de las víctimas del genocidio a manos de hutus contra la minoritaria étnica de los tutsis, es una supina y ofensiva hipocresía.
Ofendidos porque el presidente Kagame los acusó de participar en el genocidio, no hubo representantes de Francia en el acto; y ni falta que hicieron.
Y siguiendo en el Continente negro.  Dejando atrás a Sudáfrica, el domingo pasado, después de que el Gobierno anunciara un cambio de base del producto interno bruto, Nigeria se convirtió en la mayor economía de África. 
Según los datos del Banco Mundial,  para la calificación se tomaron en cuenta los cambios en la producción y el consumo, incluyendo un enfoque adicional en las telecomunicaciones y la industria del cine. 
Los resultados indicaron que la economía creció hasta los 453.000 millones de dólares en 2012, en lugar de los 264.000 millones dólares que habían calculado anteriormente. En cambio, la economía de Sudáfrica para el 2012, no superó los 384.000 millones. 
Pero esa prosperidad económica no se refleja en un avance social, pues al menos 79 personas murieron en el noroeste como resultado un ataque armado contra los participantes de una reunión de líderes de la comunidad y representantes de los grupos de autodefensa, según comunicó el vocero del gobernador del Estado nigeriano de Zamfara.
La reunión había sido convocada para discutir la prevención de robos a mano armada y el robo de ganado; y de acuerdo con informes preliminares, los agresores son miembros de la etnia fulani, que reside en la zona.
En otro orden de ideas.  En una nota tendenciosamente capitalista, se da a “conocer”, como si fuera algo nuevo, que mientras las petromonarquías del Golfo sostienen que los terribles yihadistas -los guerreros de dios- se inspiran fundamentalmente en la lectura del Corán, en Siria los hechos están demostrando que se drogan con Captagón; y que éste forma parte de la ¡ración alimenticia básica! (¿?) de los yihadistas.   
El Captagón, agrega el parte informativo capitalista, es una anfetamina (fenetilina) que provoca un estado de euforia e insensibilidad al dolor; y que mezclada con otras drogas, como el hachís -extracto de cannabis- los vuelve insensibles a su propio sufrimiento y al que causan a los demás.  Su uso los hace capaces de enfrentar las peores privaciones y de cometer las peores atrocidades. 
Y que contrariamente a la idea extendida, la motivación fundamental de los yihadistas no es de índole religiosa, sino la búsqueda de placeres inmediatos. Y termina diciendo que las principales fuentes de reclutamiento son la delincuencia de poca monta y las cárceles. 
Como si no fuera del conocimiento público que en todas las guerras los soldados son provistos de dosis de morfina, indispensable para que en caso de que sean heridos se inyecten y así mitiguen el dolor; y en muchos ejércitos, cuando menos en el de los EEUU, también les dan, como tranquilizante, su dosis de marihuana. 
Cabe citar que en los EEUU las anfetaminas y las meta anfetaminas, hoy por hoy se consumen más que la cocaína; y que de locos a locos, de ninguna manera la sociedad yanqui no se queda atrás. 
Como lamentablemente lo demuestra el reciente hecho, de que en los EEUU, en el colegio Franklin Regional en Murrysville, Pennsylvania, al menos 20 alumnos de entre 14 y 17 años, fueron apuñaleados por uno de sus propios compañeros quien los empezó a acuchillar de forma indiscriminada en aulas y pasillos.  Y aunque el atacante fue sometido, aún se desconocen los motivos que lo llevaron a cometer tan aberrante conducta. 

Y se relata por si alguien se pregunta el por qué en muchos casos los ex combatientes yanquis regresan del frente de batalla siendo drogadictos y hasta mal de sus facultades mentales con delirios de persecución y esas cosas.  Pero es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio.

Y finalmente, para quienes se dejan influenciar y creen en todo lo que dice la pren$a capitalista con relación a Korea del Norte, de cuyos gobernantes han dicho y dicen barbaridad y media, una foto que vale más que mil palabras.
 
El Hotel Ryugyong, en la capital, Pyongyang, con más de 330 metros de altura.

Y eso que dicen que están atrasados y muriéndose de hambre.

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