Diario Libertad

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Don Sata

miércoles, 2 de abril de 2014

Editorial

·         ¿Y?...

Contrario a la creencia generalizada, en los EEUU han sido asesinados cuatro presidentes; tres han muerto en el ejercicio de su mandato y uno ha sido baleado sin que falleciera.

El 14 de Abril de 1865, en la ciudad de Washington, Junius Brutus Booth, le disparó  a Abraham Lincoln (1809 – 1865) quien murió al día siguiente.  Lo sucedió el vicepresidente Andrew Jackson.

El 2 de Julio de 1881, Abram Gartield (1883 – 1881) fue baleado por Charles Guiteau en la ciudad de Elberon; y aunque murió de una infección el 19 de Septiembre, ésta fue a causa del atentado.    Lo sucedió el vicepresidente Chester Allan Arthur.

El 6 de Septiembre de 1901, William McKinley (1843 – 1901) sufrió un atentado en la Ciudad de Búfalo, muriendo el 14 del mismo mes.  Asumió el Poder el vicepresidente Theodore Roosevelt, quien ha sido el Presidente más joven.

Y el 22 de Noviembre de 1963, en Dallas, Texas, fue ultimado John Fitzgerald Kennedy (1917- 1963) por disparos de Lee Harvey Oswald (¿?) quien a su vez fue asesinado por Jack Ruby. Lo sucedió Lyndon B. Johnson.

Franklin Delano Roosevelt falleció en el ejercicio de su cuarto mandato.  Fue remplazado por Harry S. Truman.

William Henry Harrison (1783 – 1841) fue elegido en 1841 y murió al mes de haber asumido el cargo.

Warren Harding (1865 – 1923) murió inesperadamente en 1923 regresando de un viaje a Alaska.

Y el impresentable Ronald Reagan (1911 – 2004) quien junto con Karol Wojtyla (1920 – 2005) y Roberts Grantham, más conocida como Margaret Hilda Thatcher, Baronesa Thatcher de Kesteven (1925 – 2013) fue impulsor del terrible neoliberalismo sionista, sufrió un atentado el 30 de Marzo de 1981.

Y la lista sería interminable si se agregaran los nombres de todos los emperadores, reyes, tiranos, sátrapas, mandatarios y primeros ministros que a través de la Historia han sido asesinados, o sufrido atentados.  De los más célebres está desde luego el de Cayo Julio César (100 – 44) y el de Mahatma Gandhi (1869 - 1948)

En México han sido asesinados siendo Presidentes: José Venustiano Carranza Garza (1859 -1920) Francisco I. Madero (1873 - 1913) Como candidatos a la presidencia: el General Francisco R. Serrano (1886 – 1927) y Luis Donaldo Colosio; ambos en crímenes de Estado; y como Presidente electo el General Álvaro Obregón Salido (1880 - 1928)

Y al igual que sucede con los grandes capos que han sido ultimados o detenidos; como Pablo Emilio Escobar Gaviria (1949 – 1993) Marcos Willians Herbas Camacho, más conocido como “Marcola”.  Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” -que mucho se duda que sea él al que detuvieron- Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos” (1956 – 1997) Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca” (1974 – 1012?) Nazario Moreno, “El Chayo” (1970 - 2014)  Y supuestamente, pues todavía no ha sido confirmado, Enrique “Kike” Plancarte, nada ha cambiado.  Los han sustituido y punto; se repite: Nada ha cambiado.  
Todo ha seguido exactamente igual.

Por lo que es inaceptable, aunque no inentendible que individuos como el hipócrita Barack Hussein Obama, lo cuiden como si fuera oro -petróleo mejor dicho-.  Y no se diga al impresentable presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien a donde va, lo preceden y lo acompañan ¡¡100 elementos de los guardias presidenciales!! aparte de soldados, marinos, guardaespaldas y ambulancias.  En una exhibición de dispendio ofensiva, sobre todo para una nación que tiene a más de la mitad de sus ciudadanos en la pobreza y de hecho se encuentra en la bancarrota.

A diferencia de José “Pepe” Mugica, el ejemplar Presidente de Uruguay, quien no tiene ni chofer.  Y no porque el Estado no tenga para pagárselo, sino porque no lo necesita.  Fue electo por la mayoría de sus conciudadanos.

El Pueblo lo quiere y es sabido que él es quien maneja su viejo WV color azul; y que en su casa, pues no se cambió a la residencia oficial, no tiene guardaespaldas.


Por eso el epígrafe.  Todo es un ostentoso y carísimo show; pues si los matan ¿Y?...  finalmente no pasa nada.  Bien decía Cayo Julio Fedro (15-20 aE – 50 dE) “En un cambio de gobierno, los pobres si acaso cambiamos el nombre del amo”.

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