Editorial

En medio de una gran desinformación periodística sobre Ucrania, pues unos medios dicen una cosa, y otros plantean escenarios completamente distintos.  Para tratar de entender lo que sucede, no hay más remedio que acudir a la lógica, y al sentido común.

Y por supuesto a las Redes sociales; sobre todo los videos y las fotografías que los internautas nos hacen llegar.

Y si el gobierno golpista dice que ha “sofocado” los “levantamientos” prorrusos y que sus blindados han entrado en Donetsk, del otro lado informan que, sin disparar un solo tiro, han frenado el avance de los blindados de Kiev, y muestran fotos y videos -que se pueden ver en la Internet- que dicen más que las palabras. 

La lógica indica que la Unión Europea estaría en muy serios problemas si Rusia dejara de venderles gas; pues eso equivaldría a parar casi completamente su industria.  Y que si opinan que pueden conseguirlo por otros lados, la falta de ductos y el precio al que se los venderían, más su precaria economía, haría incosteable el suministro; y encima de todo, tardado.

Pero hay más: Haciendo evidente que no todo puede ocultarse para siempre, sólo 2 meses después del golpe de Estado en Ucrania, la prensa polaca publicó revelaciones sobre la implicación del gobierno del primer ministro Donald Franciszek Tusk en la preparación del golpe. 

Esta nueva información desenmascara la hipocresía occidental y demuestra que el actual gobierno provisional de Alexander Turchinov fue impuesto por la pro-sionista OTAN; y ellos sí, en flagrante violación del Derecho Internacional.

El semanario polaco Nie -No en español- acaba de publicar un testimonio neurálgico sobre el entrenamiento en el pasado mes de Septiembre del 2013 de los francotiradores del EuroMaidan.

Y a pesar de que ya se sabía que quienes dispararon indistintamente a opositores y policías eran terroristas que intentaban culpar al Gobierno, la Revista afirma que el ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radoslaw Sikorski, invitó 86 miembros de Pravy Sector -de Derecha- a viajar a Polonia para participar en un programa de cooperación interuniversitaria. 

Solo que los invitados no eran estudiantes ni mucho menos; y menos fueron a la universidad técnica de Praga, como decía en el programa oficial, sino al centro de entrenamiento de la policía de Legionowo.

Y allí, durante cuatro semanas recibieron “entrenamiento intensivo en manejo de multitudes, reconocimiento de personas, tácticas de combate, técnicas de mando, comportamiento en situaciones de crisis, protección contra gases utilizados por las fuerzas del orden y, fundamentalmente, clases de tiro que incluyeron el uso de fusiles de francotiradores”.

Lo curioso es que los corifeos del sionismo, después de que han sido evidenciados como desestabilizadores injerencistas, todavía tienen el cinismo de autoproclamarse demócratas defensores de la voluntad de los pueblos.

Cuando ni los soldados de Kiev quieren luchar en contra de sus conciudadanos -quienes se han acercado a ellos ofreciéndoles agua y comida- y mejor se están pasando del lado de los prorrusos.  

Ya hay 10 Ciudades cuyas oficinas de gobierno ya están en manos de los federacionistas que han izado la bandera rusa; y no parece que ni la policía ni los soldados quieran hacer algo para desalojarlos.