Las
mujeres de ayer y hoy.
Esparta
fue durante casi IX Siglos una potencia de primer orden. Las Leyes de Licurgo (Siglo XVIII? antes de nuestra Era) considerado históricamente
como “El
más grande legislador de todos los tiempos”, establecían una clara
diferencia entre el hombre y la mujer. Contrario
a la actualmente tan decantada igualdad de “género” -aclarando que los seres
vivos, animales y plantas, no tenemos género, sino sexo-.
Para
las citadas Leyes la mujer era prácticamente el pilar principal de la sociedad;
y la maternidad era considerada sagrada.
Por lo que todas, en medio de todo tipo de comodidades y atenciones,
parían en un lugar llamado “Gineceo”.
La
única obligación de las madres era atender a sus hijos hasta los siete años de
edad; fecha en que el Estado pasaba a encargarse de ellos. La alimentación, la limpieza y la salud eran
responsabilidad del Estado.
Los
hombres se preparaban para la guerra y todos, durante toda su vida, tenían que
dedicar la mitad de su tiempo al servicio del Estado y la otra mitad a sus
asuntos particulares. Todos comían lo
mismo en comedores públicos; y si alguien engordaba era mal visto por la
sociedad y ya no se le permitía el tener cargos públicos.
Eran
un Pueblo extraordinariamente sano. El
valor de sus ciudadanos está ejemplificado en Leónidas (540 – 480) y sus 300 “inmortales”. Y sus mujeres eran consideradas madres
ejemplares y modelo de nodrizas en todo el mundo conocido; y además modelo de
belleza. Helena de Troya es el ejemplo.
Digno
de mencionar que con ese sistema de vida la corrupción no existía; y el
adulterio tampoco. ¡Vaya! eran tan
impensables, que ni siquiera estaban penados.
La
decadencia de los lacedemonios comenzó cuando permitieron que las costumbres de
otros pueblos entraran a formar parte de su sociedad; sobre todo en lo
referente a la alimentación, el vestido y la vida poltrona de lujos y
extravagancias.
En
el convulsionado mundo de hoy, a pesar de que los hombres y las mujeres no
somos iguales -afortunadamente-, las féminas reclaman igualdad. Pero afortunadamente hay excepciones donde las
mujeres son tratadas de manera diferente.
Y todo esto se trae a cuento,
porque Hasán Rohani, el presidente de la antigua Persia, hoy Irán, basado en el Corán,
que establece que “El
hombre no es el sexo más fuerte y la mujer el más débil. Las mujeres deben
gozar de oportunidades iguales, una protección igual y derechos sociales
iguales",
declaró que su País no acepta la cultura de discriminación sexual; aunque
admitió que la República Islámica todavía tiene un camino muy largo para
garantizar la igualdad de género.
Totalmente contrario a lo que
piensa y opina el máximo líder espiritual, el ayatolá Alí Jamenei, quien
declaró que “La
igualdad de género es uno
de los mayores errores del pensamiento occidental, e insistió en que el trabajo
para una mujer es una cosa secundaria y no debe entrar en conflicto con su
oficio principal, la familia y el hogar”.
Y
aunque cada cual es libre de pensar lo que quiera, tenemos el ejemplo de Islandia,
donde la mujer puede trabajar en lo que quiera, además ganando lo mismo que
ganaría un hombre que desempeñara el mismo trabajo; pero goza de muchos
privilegios cuando está embarazada.
A los
tres meses de gestación, pues se protege la maternidad, la futura madre deja de
trabajar y el Estado le continúa pagando su sueldo íntegro y con los aumentos
salariales, hasta que su hijo cumple tres años.
Fecha en que ya puede regresar a ocupar el mismo trabajo con las mismas
prestaciones y respetando su antigüedad.
Y si
todavía no quiere regresar, se puede quedar con su hijo hasta que cumpla siete
años de edad, solo que entonces se le paga el 80% de su salario. El desempeño de las juventudes islandesas es
digno de mencionarse y destacan a nivel internacional. La deserción escolar prácticamente no existe.
Parece
ser que el problema de la “sublevación” de las que luchan por la igualdad, es
decir, las feministas -que prácticamente vienen a ser la contraparte de los detestables
machistas- es que las leyes son dictadas por los hombres.
Y
tenemos el patético ejemplo en España, donde el Ministro
de Justicia, un tal Alberto Ruiz-Gallardón, ha abolido la Ley que permitía a
las mujeres a interrumpir su embarazo; lo que ha traído como consecuencia el
nacimiento de AbortionTravel.
Una agencia de viajes sin ánimo
de lucro creada por CELEM, que nació con el fin de ayudar a aquellas mujeres
que en caso de decidir libremente sobre la maternidad, pudieran interrumpir su
embarazo en otros países de la Comunidad Europea donde sí está permitido.
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