De
la democracia, la disidencia y el divorcio.
Sin
pasar por alto que Texas, el Estado de la Estrella Solitaria, se separó de
México en 1836, y hasta 1845 se anexó a la Unión Americana. Y que actualmente sus ciudadanos han
presentado más de 100 mil firmas para volver a independizarse de la férula de
Washington.
Como
también quieren hacerlo los catalanes, los escoceses, los italianos del Norte, los
canadienses del Este y los belgas flamencos.
Y
qué México se separó de España y que los EEUU se separaron de la Corona
Británica; que es lo mismo que han hecho la mayoría de las naciones que en su
momento fueron colonizadas -aunque esclavizadas y saqueadas sería un
calificativo más propio-.
El
que haya Ciudades en Ucrania donde la mayoría de sus habitantes quieren
independizarse, no debería calificarse como una rebelión; y mucho menos como
una guerra civil, sino más bien como un derecho democrático.
Doloroso,
tal vez sí; pero es estrictamente democrático y debiera llevarse a cabo de una
manera pacífica.
Equiparando
este hecho con lo que sucede en una familia en el que los cónyuges quieren
separarse, lo que puede ser doloroso para los hijos, pero es finalmente un
derecho de los padres.
Y
antes de censurar al consorte por querer separarse, debiera hacerse una
introspección para saber, o cuando menos tratar de entender el por qué se llega
a esa drástica decisión.
Los
ucranianos prorrusos no están conformes con el gobierno golpista ni están dispuestos
a unirse a la quebrada Unión Europea, ni mucho menos someterse a las penurias
que les imponen los organismos financieros internacionales que se unen a la UE.
Que
con el cuento de una falsa mejoría social pues solo beneficia a unos cuantos,
han empobrecido a los ciudadanos del ya fracasado experimento sionista,
anteponiendo a sus democracias, a sus constituciones y a sus autoridades, un
parlamento y una justicia para todos, que no entiende ni de sus costumbres ni
de sus arraigos.
El
que por evitar la secesión haya víctimas es absolutamente deplorable; es tanto
como si unos de los cónyuges quisiera retener al otro por la fuerza, es decir, en
contra de su voluntad.
Si
Ucrania no quería la independencia de Crimea, como ahora no quiere que otras
Ciudades se separen, no es por patriotismo o cosas por el estilo, es por
razones puramente económicas.
Que
es lo mismo que sucede en España, donde la separación de Cataluña representa
para la vergonzante corona el ya no disponer de la fuerte entrada de dinero que
representan los laboriosos catalanes.
Pero
eso no les importa a los fabricantes de armas que con tal de hacer dinero, el
que otros se maten les tiene totalmente sin cuidado.
No obstante, aún así, o sea, a pesar de que los
gobiernos se opongan a la independencia, ésta se llevará a cabo.
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