Mientras en Kiev, los diputados
que obligaron al ex- presidente Víktor Yanukovich a refugiarse en Rusia,
aprobaron, tras tremenda trifulca donde llegaron hasta los golpes con quienes
se oponían, penalizar con cárcel las manifestaciones -¡qué bonita democracia!-.
En Donetsk, ciudad situada al
Este en la margen del río Kalmius, la quinta más poblada de Ucrania con poco
más de millón y medio de habitantes en su zona metropolitana, con bandera y
escudo propios, es el centro de la minería de carbón y la industria
siderúrgica, los ciudadanos ya proclamaron su independencia, y el 11 de Mayo llevarán
a cabo un referéndum para anexarse o no a la Federación Rusa, con un resultado
que fácilmente se puede prever.
Pero como ya se ha dicho,
Donetsk no es la única ciudad que quiere independizarse, el lunes por la mañana
el Ministerio del Interior de Ucrania informó que hombres armados ocuparon el
edificio de los servicios de seguridad en Luhansk, ciudad situada a unos 25
kilómetros de Rusia, en la que ha habido numerosas protestas desde que Viktor
Yanukóvich fue derrocado. Por lo que la
policía en Luhansk informó que fueron puestos en alerta y bloquearon todas las
entradas a la ciudad.
Por lo que las conversaciones
entre el Ministro de asuntos exteriores ruso Sergei Lavrov y el impresentable
multimillonario John Kerry, secretario de Estado norteamericano, que bien
podría representar la antítesis de la diplomacia; al igual que sucedió en la
reunión que hace unos días tuvieron en Paris, resultará en otro descalabro para
la Unión Americana y un golpe más a la patética administración de Obama.
Sobre todo por la absurda
posición adoptada por Kerry, quien, como condición para lograr “estabilizar” a
la convulsa Ucrania, insistió “¡Que Rusia repudie públicamente las actividades
de los separatistas, los saboteadores y los provocadores!" -que
es como los halcones sionistas llaman a quienes no quieren asociarse a la
económicamente quebrada Unión Europea-; lo que ciertamente el Kremlin no va a
aceptar de ninguna manera.
Como igualmente no aceptó cuando
quería que para iniciar las negociaciones en Siria, su presidente, Bashar
El-Assad, renunciara.
Y por si lo anterior fuera poco,
todavía agregó que la ocupación de instalaciones públicas en diversas
localidades del Este ucraniano -preferentemente rusoparlantes, Crimea y Donetsk
no son las únicas- “no parecen ser eventos espontáneos, sino una campaña cuidadosamente
orquestada con respaldo ruso (¡!) y advirtió que cualquier intento por parte
de Moscú por desestabilizar a Ucrania tendría consecuencias”. Apuntando que lo mismo dijo de
Crimea.
Pero para colmo de la
anti-diplomacia yanqui, lo anterior fue secundado por el portavoz de la Casa
Blanca, Jan Carney, quien enfatizó que algunos de los separatistas que alientan
la independencia del Este de Ucrania “¡fueron pagados por Moscú!”.
Como si no fuera ya público que
en Kiev, al igual que hicieron en Libia y Siria, fueron ellos los que enviaron
a los mercenarios terroristas; mismos que, por cierto, ya sitiados y sin
posibilidades de escapar, se están rindiendo al Ejercito de Bashar El-Assad.
El caso es que ambos Cancilleres,
sin aún fijar el lugar, se reunirán en los próximos días para mantener
conversaciones directas sobre la situación de Ucrania. Pero desde ahora ya se puede anticipar que no
llegarán a ningún acuerdo.
Y a no ser que los sionistas
decidan iniciar un conflicto bélico, lo que de ninguna manera les conviene,
pues Europa mueve su industria con el petróleo y el gas ruso, y en caso de un
ataque quedaría paralizada, pues no tiene reservas; las sanciones que puedan
imponerle al otrora imperio de los zares, no serían tan serias como las que
pueden revertírseles.
Lo cierto es que la
balcanización de Ucrania se complica por la irresponsable actitud de la OTAN al
enviar a los francotiradores que dispararon contra ambos bandos para violentar
la rebelión y justificar el golpe de Estado.
En otra latitud. Mientras el Presidente Nicolás Maduro se prepara para entrevistarse
con los opositores y ponerle fin a la escalada de inconformidades que
lamentablemente han terminado en violencia y la muerte de algunos
manifestantes.
Sin que el hecho, tomando en
cuenta que es clara la intervención yanqui para desestabilizar a la nación
sudamericana y quedarse con su enorme riqueza petrolera, pueda dejar de
relacionarse con lo sucedido en Ucrania, donde ya fue probado que los
francotiradores que dispararon indiscriminadamente a opositores y policías
fueron contratados por la OTAN.
Nairobi Pinto, jefa de
corresponsales del canal venezolano de televisión Globovisión, televisora
vinculada al gobierno, fue secuestrada la tarde del domingo pasado cuando
llegaba a su casa en Caracas, por tres sujetos encapuchados, sin que hasta el
momento haya contacto alguno con los delincuentes.
Por lo que el padre de la
periodista, Luis Pinto, quien también ejerce el oficio, dijo desconocer el
motivo del secuestro. “Sé que tiene un trabajo de mucha
responsabilidad, es posible que alguien no le guste lo que se ha publicado; y
eso es normal dentro del periodismo, pero profesionalmente no tiene problemas”.
E hizo un llamado a los captores
para que la liberen; y a la sociedad en general a hacer buen uso de las redes
sociales. Mismas que, por lo visto,
finalmente acabarán siendo el medio más importante de comunicación -si no es
que ya lo son-.
Toda vez que ya no es posible
confiar ni en los medios afines a las políticas gubernamentales, ni en los
medios contarios. Lo que no obsta para
que se siga considerando al periodismo como una de las profesiones más
peligrosas que actualmente hay; sobre todo en los países en donde los partidos
políticos han polarizado a las sociedades y prostituido a los medios
informativos.
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