Diario Libertad

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Don Sata

miércoles, 9 de abril de 2014

Editorial



Mientras en Kiev, los diputados que obligaron al ex- presidente Víktor Yanukovich a refugiarse en Rusia, aprobaron, tras tremenda trifulca donde llegaron hasta los golpes con quienes se oponían, penalizar con cárcel las manifestaciones -¡qué bonita democracia!-.

En Donetsk, ciudad situada al Este en la margen del río Kalmius, la quinta más poblada de Ucrania con poco más de millón y medio de habitantes en su zona metropolitana, con bandera y escudo propios, es el centro de la minería de carbón y la industria siderúrgica, los ciudadanos ya proclamaron su independencia, y el 11 de Mayo llevarán a cabo un referéndum para anexarse o no a la Federación Rusa, con un resultado que fácilmente se puede prever.

Pero como ya se ha dicho, Donetsk no es la única ciudad que quiere independizarse, el lunes por la mañana el Ministerio del Interior de Ucrania informó que hombres armados ocuparon el edificio de los servicios de seguridad en Luhansk, ciudad situada a unos 25 kilómetros de Rusia, en la que ha habido numerosas protestas desde que Viktor Yanukóvich fue derrocado.  Por lo que la policía en Luhansk informó que fueron puestos en alerta y bloquearon todas las entradas a la ciudad.

Por lo que las conversaciones entre el Ministro de asuntos exteriores ruso Sergei Lavrov y el impresentable multimillonario John Kerry, secretario de Estado norteamericano, que bien podría representar la antítesis de la diplomacia; al igual que sucedió en la reunión que hace unos días tuvieron en Paris, resultará en otro descalabro para la Unión Americana y un golpe más a la patética administración de Obama.

Sobre todo por la absurda posición adoptada por Kerry, quien, como condición para lograr “estabilizar” a la convulsa Ucrania, insistió “¡Que Rusia repudie públicamente las actividades de los separatistas, los saboteadores y los provocadores!" -que es como los halcones sionistas llaman a quienes no quieren asociarse a la económicamente quebrada Unión Europea-; lo que ciertamente el Kremlin no va a aceptar de ninguna manera.  

Como igualmente no aceptó cuando quería que para iniciar las negociaciones en Siria, su presidente, Bashar El-Assad, renunciara.

Y por si lo anterior fuera poco, todavía agregó que la ocupación de instalaciones públicas en diversas localidades del Este ucraniano -preferentemente rusoparlantes, Crimea y Donetsk no son las únicas- “no parecen ser eventos espontáneos, sino una campaña cuidadosamente orquestada con respaldo ruso (¡!) y advirtió que cualquier intento por parte de Moscú por desestabilizar a Ucrania tendría consecuencias”.  Apuntando que lo mismo dijo de Crimea.

Pero para colmo de la anti-diplomacia yanqui, lo anterior fue secundado por el portavoz de la Casa Blanca, Jan Carney, quien enfatizó que algunos de los separatistas que alientan la independencia del Este de Ucrania “¡fueron pagados por Moscú!”.

Como si no fuera ya público que en Kiev, al igual que hicieron en Libia y Siria, fueron ellos los que enviaron a los mercenarios terroristas; mismos que, por cierto, ya sitiados y sin posibilidades de escapar, se están rindiendo al Ejercito de Bashar El-Assad.

El caso es que ambos Cancilleres, sin aún fijar el lugar, se reunirán en los próximos días para mantener conversaciones directas sobre la situación de Ucrania.  Pero desde ahora ya se puede anticipar que no llegarán a ningún acuerdo.

Y a no ser que los sionistas decidan iniciar un conflicto bélico, lo que de ninguna manera les conviene, pues Europa mueve su industria con el petróleo y el gas ruso, y en caso de un ataque quedaría paralizada, pues no tiene reservas; las sanciones que puedan imponerle al otrora imperio de los zares, no serían tan serias como las que pueden revertírseles.

Lo cierto es que la balcanización de Ucrania se complica por la irresponsable actitud de la OTAN al enviar a los francotiradores que dispararon contra ambos bandos para violentar la rebelión y justificar el golpe de Estado.    

En otra latitud.  Mientras el Presidente Nicolás Maduro se prepara para entrevistarse con los opositores y ponerle fin a la escalada de inconformidades que lamentablemente han terminado en violencia y la muerte de algunos manifestantes.

Sin que el hecho, tomando en cuenta que es clara la intervención yanqui para desestabilizar a la nación sudamericana y quedarse con su enorme riqueza petrolera, pueda dejar de relacionarse con lo sucedido en Ucrania, donde ya fue probado que los francotiradores que dispararon indiscriminadamente a opositores y policías fueron contratados por la OTAN.

Nairobi Pinto, jefa de corresponsales del canal venezolano de televisión Globovisión, televisora vinculada al gobierno, fue secuestrada la tarde del domingo pasado cuando llegaba a su casa en Caracas, por tres sujetos encapuchados, sin que hasta el momento haya contacto alguno con los delincuentes.

Por lo que el padre de la periodista, Luis Pinto, quien también ejerce el oficio, dijo desconocer el motivo del secuestro. “Sé que tiene un trabajo de mucha responsabilidad, es posible que alguien no le guste lo que se ha publicado; y eso es normal dentro del periodismo, pero profesionalmente no tiene problemas”. 

E hizo un llamado a los captores para que la liberen; y a la sociedad en general a hacer buen uso de las redes sociales.  Mismas que, por lo visto, finalmente acabarán siendo el medio más importante de comunicación -si no es que ya lo son-.

Toda vez que ya no es posible confiar ni en los medios afines a las políticas gubernamentales, ni en los medios contarios.  Lo que no obsta para que se siga considerando al periodismo como una de las profesiones más peligrosas que actualmente hay; sobre todo en los países en donde los partidos políticos han polarizado a las sociedades y prostituido a los medios informativos.

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