Diario Libertad

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Don Sata

martes, 11 de marzo de 2014

Editorial

A pesar de que el 11 del Septiembre del 2001 está en la memoria de todos, pues nadie olvida la espectacular forma, casi de efectos hollywoodenses, cuando la aeronave se estrelló en la segunda torre.  
Cabiendo citar que el impresentable George W. Bush dijo haber visto cuando el primer avión se impactó. Y como eso no fue filmado por nadie, dio inicio a la especulación de que había sido un auto-atentado y por eso Bush lo sabía.

Especulación que ha sido mil veces confirmada por diferentes líneas de investigación; pero nunca aceptada por las autoridades de Washington; lógicamente.

Pero esa es la fecha que dio inicio al combate al terrorismo. Combate que estaba, como todavía lo está, al igual que el hipócrita combate a las drogas, destinado al fracaso -y por supuesto que con ese pretexto, al espionaje-

Pues así como la siembra y el trasiego de las drogas nunca acabará mientras haya quien las compre y las consuma; de igual manera el terrorismo nunca se acabará mientras las autoridades, mejor llamadas déspotas, no escuchen a todos y se dé paso al verdadero diálogo.

¿Cómo pueden las autoridades evitar o prevenir que un individuo se faje cartuchos de dinamita en la cintura y los haga estallar, dejando regueros de muertos y heridos? ¿Cómo pueden evitar que conviertan un automóvil en una bomba rodante? 

Como lamentablemente sucede todos los días en alguna región del mundo donde los ciudadanos no son escuchados, o el fanatismo religioso -el peor de todos los fanatismos y por cierto el más estúpido- tiene presencia.

Todas esas acciones que los medios de comunicación dan a conocer que gracias a los servicios de inteligencia se logró desactivar un artefacto que hubiera volado tal o cual puente, tal o cual edificio, o tal o cual avión, son patrañas para justificar los enormes gastos que se destinan a los cuerpos de espionaje.

Dinero, que si en lugar de gastarlo para formar asesinos de élite -francotiradores, swats, grupos de choque y similares- se destinara a los programas de asistencia social, otro gallo nos cantara.

¿Por qué no se escucha de terrorismo en Islandia, o en Suiza, o en cualquier otro país donde verdaderamente están gobernados bajo un régimen democrático que escucha las opiniones de todos los sectores de la población, y los atiende?

¿Que en los EEUU hay terrorismo? solo basta con tomar nota de las balaceras que semana a semana se llevan a cabo hasta en escuelas y universidades. Y eso es terrorismo.

A pesar de que los EEUU son fuertes productores, no han podido impedir -porque no les conviene- que diariamente entren a su territorio toneladas -sí toneladas- de cocaína, heroína y metanfetaminas. Menos van a poder impedir que se fabriquen bombas caseras que se pueden fabricar hasta con fertilizantes que se compran en cualquier lugar.

El caso es que el contrabando de drogas, digan lo que diga los expertos y hagan lo que hagan las autoridades, no se va a acabar mientras no se legalicen; ni el terrorismo se podrá combatir mientras no exista una verdadera democracia que escuche a todos los ciudadanos.

Y al hablar de democracia, se hace referencia a la verdadera democracia; no a la asquerosa oligarquía en donde quienes dirigen los gobiernos son tratados como príncipes.

Y un ejemplo de que sí se puede llegar a eso, y los mandatarios -los que obedecen los mandatos- están al servicio de quienes les otorgan el cargo, lo tenemos en Uruguay con “Pepe” Mugica.

Un Presidente que no necesita de guardaespaldas ni de choferes ni de vivir residencias con lujosos automóviles para ser respetado y querido no solo por su Pueblo, sino por gran parte de la comunidad internacional que lo respeta profundamente.

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